“Lobo, mi buen amigo...”

SENSACIONES
Por WALTER EPISCOPO

“¡Cuánto hace que no veíamos un partido con esta tranquilidad!”, decía un plateísta eufórico ya en el entretiempo. Si bien es lindo ganar de manera agónica como ocurrió el lunes pasado ante Banfield, también está bueno disfrutar de 90 minutos de juego sin sobresaltos. Es que después de las tres victorias por 1 a 0 ante Boca Unidos, Huracán y Banfield sufriendo mucho, por fin el equipo le regaló a la gente una placentera tarde en el Bosque.

Se sabía que después de este gran arranque de la segunda rueda, el Estadio de 60 y 118 iba a estar una vez más totalmente completo, pero el buen clima reinante a la hora del juego a puro sol, ayudó para que no hubiera excusas. “Lobo, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo, te alentaremos de corazón...” cantaba la gente cuando el equipo realizaba su arenga en la manga a punto de saltar al campo de juego.

MILES DE CAMISETAS

Una vez más miles de camisetas azules y blancas peregrinaron rumbo al Bosque con la expectativa de ver ganar otra vez al elenco de Pedro Troglio, pero ni el más optimista pensaba que ya a los 4 minutos iba a desatar el primer grito de la tarde, y a partir de ahí vivirían un partido con tanta tranquilidad como hacía rato no pasaba, desde el resultado.

Es que 2 minutos más tarde de que Niell abriera el marcador, aumentaría Pereyra y a los 22 minutos llegaría el tercero con García. Todo lo que siempre sueña un hincha ya estaba. Tan solo en 20 minutos su equipo goleaba y seguía con su racha ganadora.

LA FIESTA NO FUE COMPLETA

Hacía tiempo que el Lobo no ganaba con tanta claridad y tranquilidad. El hincha lo disfrutó, cantó, saltó como nunca y observó una gran producción del elenco mens sana. El cuarto se caía de maduro y fue otra vez Pereyra que desató un nuevo grito poniendo el 4-0.

Y en la soleada tarde del Bosque, Troglio ordenó un cambio a los 28 minutos que sonó a justicia. El hincha le regaló al Caco García su primera ovación y un gran aplauso cuando se retiró, cerrando una gran semana con aquel golazo ante el Taladro que sirvió para ganar 1-0 y con el tercer tanto frente a Chicago que le puso un moño al primer tiempo.

Pintaba para un final inolvidable, con algún gol más, pero los lamentables incidentes en la tribuna visitante obligaron a la suspensión del juego cuando todavía quedaban algunos minutos por jugar. (Ver pags. 2 y 3)

Igualmente la multitud pudo brindarle a los jugadores una gran ovación a modo de agradecimiento, por haberle regalado una goleada, y un partido donde esta vez no sufrió ni un poquito, ya que todo fue goce y felicidad desde el principio hasta el final.