La tropicalización del clima, un hecho para el que ya recomiendan prepararse

LOS REGISTROS PLUVIOMÉTRICOS RECOGIDOS A LO LARGO DEL ÚLTIMO SIGLO MUESTRAN QUE LAS TORMENTAS EXCEPCIONALES SON CADA VEZ MÁS FRECUENTES E INTENSAS EN LA PLATA.

Por NICOLAS MALDONADO

Ese futuro cercano pero impreciso que describen desde hace décadas las predicciones sobre calentamiento global parece haber comenzado ya. Así lo aseguran al menos investigadores y ambientalistas de La Plata en base a un estudio estadístico donde se observa hasta qué punto los efectos comúnmente atribuidos al cambio climático dejaron su marca sobre el régimen de lluvias de nuestra Región.

Al analizar los registros pluviométricos recogidos a lo largo de un siglo en La Plata, el presidente de la Fundación Biosfera, Horacio De Beláustegui, y el titular de la Cátedra de Climatología del la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLP, Marcelo Asborno, dieron con un dato sorprendente: durante los últimos cincuenta años las lluvias no sólo se han acrecentado de manera notable sino que los casos de precipitaciones excepcionales parecen haber cobrado además una frecuencia y una magnitud inusual.

Prueba de ello es que “de los treinta casos de lluvias mayores de 100 milímetros registrados en la historia de La Plata, sólo diez ocurrieron en la primera mitad del siglo XX” y “apenas una de las siete precipitaciones mayores de 190 milímetros caídas sobre la Ciudad tuvo lugar antes de 1988; las cinco restantes se concentran en estas últimas décadas”, señala la investigación entre sus conclusiones.

“Si se considera que la frecuencia de las lluvias excepcionales (aquellas que suelen generar severas inundaciones en La Plata) se duplicó en cincuenta años, resulta entonces innegable que estamos frente a una tendencia vertiginosa”, remarcan los autores del estudio

Con todo, el fenómeno que describen no se limitaría exclusivamente a los eventos de características extraordinarias. La investigación estadística también refleja una tendencia en franco aumento de las lluvias de regular intensidad (mayores a 40 mm.) y las intensas y copiosas (mayores a 80 mm.) a partir de 1970.

“Mucha gente sigue pensando que el cambio climático es un cuento, pero acá se ven claramente sus efectos. La tropicalización de nuestro clima es un hecho. Ahora que el diagnóstico está y resulta incuestionable, esperamos que al menos se lo tenga en cuenta para empezar a controlar los efectos”, señalan los autores de la investigación.

ASUMIR UN NUEVO CLIMA

Parte de una tendencia estadística -como plantea el estudio-, los 392 milímetros de lluvia que cayeron el martes pasado sobre el casco urbano de La Plata pusieron en evidencia lo poco preparada que se encuentra nuestra ciudad para afrontar estos eventos meteorológicos extraordinarios cada vez más frecuentes.

La adaptación a los posibles efectos del cambio climático constituye, junto con la mitigación de sus causas, la principal linea de trabajo que el Panel de Expertos de Naciones Unidas recomienda a las autoridades políticas poner en marcha para afrontar las consecuencias de este fenómeno global. El problema es que tal recomendación no sería tomada aún con la seriedad suficiente en nuestro país, sostienen los ambientalistas.

“Dado que Argentina, al igual que la mayoría de los países de América del Sur, no es un gran emisor de dióxido de carbono, nuestra mayor preocupación debería estar puesta en las acciones de adaptación, algo que no se está haciendo y que resulta fundamental. Porque lo cierto es que el cambio climático ya es una realidad y lo estamos sufriendo en los hechos”, comenta De Beláustegui, quien ha sido observador de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas por más de diez años.

Lo mismo señala Enrique Maurtua Konstantinidis, el coordinador de la Red de Acción Climática Latinoamericana, que agrupa a decenas de organizaciones civiles dedicadas a esta temática. “Si bien nuestro país participa del Panel Intergubernamental de Cambio Climático y viene buscando apoyo para instrumentar planes de adaptación, lo que ocurrió en La Plata nos muestra que el cambio climático merece que se le dé una importancia mayor a la tiene hoy. Más que un asunto técnico, tiene que ser una política de Estado por su gran incidencia en la población”, dice.

“La gente necesita saber a qué atenerse y como manejarse en esta nueva realidad climática. Con eso sólo podrían haberse salvado muchas vidas en La Plata”

“Todos los informes del Panel de Expertos de Naciones Unidas advierten que el aumento de la temperatura global nos lleva a que aumente la probabilidad de ocurrencia de eventos extremos. Y si bien hay quienes sostienen que hacen falta más pruebas para comprobar que estos eventos obedecen al calentamiento global, esperar esas pruebas implica seguir observando más catástrofes sin hacer nada”, remarca.

Contra lo que suele creerse, “encarar una adaptación al cambio climático no implica necesariamente mucho dinero”, asegura Maurtua, quien dice que “es necesario aclararlo porque esa es la principal excusa que ponen los gobiernos para no hacer nada al respecto. Lo más importante es impulsar campañas de educación para que la gente sepa a qué atenerse y como manejarse en esta nueva realidad climática. Con eso sólo podrían haberse salvado muchas vidas durante la última inundación que sufrió La Plata”, sostiene.

“No es tanto una cuestión de dinero -coincide el presidente de Fundación Biosfera-. Cuando se habla de adaptación al cambio climático, todo el mundo suele pensar de inmediato en obras millonarias para mejorar la infraestructura, pero lo más urgente no eso sino organizar a la sociedad para hacerle frente a sus efectos”.

“En el caso de La Plata -agrega De Beláustegui-, la experiencia nos muestra que necesitamos un mecanismo de alerta temprana para tormentas, un canal de comunicación de emergencia que transmita indicaciones a los vecinos y una campaña para que todo el mundo sepa qué hacer en caso de una inundación extrema. Y aun cuando quizás hagan falta también costosas obras de infraestructura, hay que tener presente que adaptarse siempre sale más barato que pagar el costo de la catástrofe”. A los platenses nos costó ya más de cincuenta vidas humanas y daños materiales inconmensurables.