Los vecinos que se amigaron tras 10 años sin hablarse

GUSTAVO JOFRÉ Y NÉSTOR RODRÍGUEZ, LOS “HÉROES” DEL BARRIO, OBSERVAN CÓMO NORBERTO Y MARGARITA SE FUNDEN EN UN ABRAZO DESPUÉS DE MUCHOS AÑOS SIN HABLARSE. EN LA FOTO TAMBIÉN ESTÁ PABLO, EL “HIJO” DE LA VECINA RESCATADA

Que los pingos se ven en la cancha, de eso, no cabe duda. A pesar de haberse ignorado prácticamente durante casi diez años, Néstor Angel Rodríguez, el electricista de la cuadra, no dudó en meterse en la casa de su vecina para salvarle la vida.

“El agua ya había pasado el metro y Margarita, junto a su marido René, y Pablo, su Caniche Toy, estaban acurrucados arriba de la mesada de la cocina, como entregados”, relató Néstor, sobre cómo encontró a sus vecinos después de haber tenido que entrar nadando a su vivienda.

La primera reacción de Margarita, con quien estaba enemistada por “los ruidos molestos” que sus pequeños hijos hacían mientras jugaban en el jardín, fue insólita. “Me empezó a insultar y a decirme que me fuera de la casa”, contó entre risas este héroe de la 66, todavía sin poder creer todo lo que vivieron entre el martes a la noche y el miércoles a la madrugada.

A pesar de la insistencia de su vecina, Néstor y Gustavo la agarraron de los brazos y, muy a su pesar, la ayudaron a subir al techo y, de ahí, por las escaleras hasta el segundo piso del edificio lindante.

Claro que Margarita no hizo toda esa travesía sola: la hizo con Pablo a upa, un perrito por el que se desvive y al que con su marido llaman “hijo”.

“Me salvó la vida, ya no puedo estar enojada”, aseguró ayer, en diálogo con EL DIA, sobre la forma increíble en la que levantaron la bandera blanca después de tanto tiempo sin decirse ni siquiera “buen día”.

BUENOS VECINOS

Néstor junto a su esposa Marcela y sus dos hijos viven en la casa de Norberto Goiri, su suegro. Con él, es con quien Margarita mantenía el mayor de los conflictos vecinales. Sin embargo, el hecho de haberse encontrado en la misma situación de vulnerabilidad, los dos siendo rescatados de un temporal sin precedentes en el que corrieron riesgo sus vidas, los hizo reflexionar sobre el verdadero sentido de la vida.

“Muchas veces ponemos energía en cosas que realmente no valen la pena. Hay cosas más importantes en las que perder el tiempo que estar peleando por el ruido de una pelota en la pared”, aseguró ayer Norberto, quien no dudó en fundirse en un abrazo con Margarita en el que, obviamente, no faltó Pablo.

Estos vecinos celebrarán el hecho de estar vivos gracias al “operativo rescate” con una mesa comunitaria apenas puedan reponerse de las consecuencias que dejó este temporal, en el que la mayoría perdió todo.