Trillizos de ocho años con una pelopincho salvadora

Si algo puede darle fuerza a una pareja, eso es ver cómo su casa se inunda hasta que el agua alcanza los dos metros de altura y tener tres hijos chiquitos que salvar. Eso le ocurrió a Patricia y a su esposo, vecinos de 69 entre 29 y 30, quienes al verse sorprendidos por la inundación vivieron una verdadera odisea para pelear por su vida y la de sus trillizos de ocho años.

El nivel del agua crecía y no paraba. Afuera, la calle va en bajada pero la correntada iba al revés y llevaba consigo autos, objetos, personas. Adentro, igual de rápido, la marca iría a colocarse en los dos metros y Patricia y su esposo no tuvieron más que pensar: abrieron la puerta y sacaron a sus hijos a nado de allí.

El agua corría como un río, algo nunca imaginado para la pareja platense y sus chiquitos asustados. Y de una manera que aún no se explican, lograron subir a los trillizos al pilar del portón de la casa. Pero ése era sólo uno de los desafíos que debían afrontar para salvar sus vidas.

CON LOS CHICOS A BABUCHA

“Mi marido se cargó de a uno a los chicos a babucha y trepó tres veces al techo. Ahí los puso a salvo. Y arrastró la lona de una pelopincho y con eso los tapó. Al subir yo al techo, me fisuré una costilla”, cuenta Patricia interrumpida por el llanto constante y la angustia de no poder creer todavía la pesadilla que vivió el martes.

“Tuvimos que permanecer sobre el techo hasta que un vecino de una casa lindera abrió la ventana del primer piso para recibirlos. Los nenes tuvieron que arrastrarse con la cola pegada al techo hasta llegar a la casa del vecino, y yo también pude entrar. Mi marido se quedó en el techo para cuidar la casa”, narra.

Preocupada, la mujer revive la desesperación del momento, con un terrible impacto psicológico: “No puedo dormir por las noches, perdimos todo en la casa, perdimos el auto. Pero una computadora la recupero, lo que no sé es cómo recupero a mis hijos de todo lo que vieron”, finaliza.