Madrugó y tuvo su domingo perfecto

AGUSTIN SILVA, RULLI Y DAMONTE, EN PRIMER PLANO, FESTEJANDO EL TRIUNFO ALBIRROJO

ENFOQUE
Por EDUARDO TUCCI

Estudiantes madrugó y se quedó con el premio mayor. Gimnasia lo buscó por todos lados en el complemento, pero tropezó con sus propios errores y el vallado que armó el ganador del partido para defender la ventaja.

En definitiva, el domingo perfecto del Pincha, que se quedó con el pleito lugareño y la posibilidad de mirar a todos los demás desde arriba de la tabla en compañía de Colón, tuvo que ver con la mejor predisposición en todas las líneas observada en la primera mitad y la forma en que se paró para hacer frente a los intentos triperos del complemento.

El partido tuvo intensidad, calor y color -pese a que seguimos esperando que a la cancha puedan ir todos, locales y visitantes-, los chisporroteos propios del clásico más un final con rostros desencajados, empujones y dos tarjetas rojas volando por el aire que dejaron a los dos con diez.

Se jugó con intensidad aunque con desorden. Con los dientes apretados en cada acción y la ansiedad propia de un partido distinto a todos.

Cuando Patricio Loustau pitó el inicio, Estudiantes se paró más ordenado frente a un Lobo carente de profundidad.

En una contra de impecable factura, sin dudas la mejor combinación de la tarde, Correa la llevó hasta la zona de las definiciones y lo dejó a Franco Jara cara a cara con el Mono Monetti que nada pudo hacer ante la justeza del remate.

La primera mitad transcurrió después con algunos intentos a fondo del local más un cabezazo de Carrillo que le permitió lucirse al arquero tripero.

La segunda mitad del partido, queda dicho, fue el escenario donde mejor se desenvolvió el dueño de casa, mientras Estudiantes asustaba con la pelota parada y se hacía muy firme en el fondo sobretodo cuando los de Troglio llenaron el área rival de centros.

El partido tuvo nombre propio en Franco Jara -pese a que dejó las acciones antes de tiempo lesionado-, no sólo por el gol sino por todo lo que generó de tres cuartos de cancha para arriba.

También dejó para el recuadro los trabajos de Correa, Rulli y los zagueros centrales que atendieron con oficio cada incursión adversaria en los 45 finales.

El partido más esperado por los platenses nos dejó además la posibilidad de tener frente a frente a dos arqueros de lujo.

Rulli y Monetti son protagonistas de una situación inédita: los dos colosos de la Ciudad lucen al mismo tiempo una jerarquía superlativa en los tres palos, y esto sin desmerecer a las relevantes figuras que han cuidado los tres palos de uno y otro.

Fue victoria del que llegó más temprano al clásico. Estudiantes aprovechó su momento y respondió con oficio a un Lobo que recompuso su línea con el correr de los minutos pero no alcanzó la meta.