El fin y los medios

El debate sobre el operativo en un hotel de Bariloche que aloja contingentes estudiantiles abre, en definitiva, una polémica sobre el fin y los medios. Nadie discute la necesidad de controlar el consumo de alcohol entre adolescentes en viaje de egresados. Pero ¿Se puede hacer de cualquier modo? ¿Es lícito que inspectores municipales ingresen a la habitación de un hotel y revisen pertenencias personales sin orden judicial ni autorización de un adulto responsable?

Es un principio básico de cualquier sistema de convivencia: el fin no justifica los medios. Un operativo viciado o abusivo nunca puede conducir a un buen resultado. Lo sabe bien la Policía, que puede ver caer una investigación entera por la obtención irregular de pruebas.

Sería bueno, de todos modos, que también se repare en el “arsenal” de botellas de bebidas alcohólicas que se secuestró en la controvertida requisa. Se deben defender las garantías de los chicos sin mirar para otro lado ante los riesgos que plantea el alcohol y la combinación explosiva que suele provocar en los viajes estudiantiles.

Habría que mirar además, qué pasa en los boliches. ¿Revisan los hoteles pero no la venta de alcohol a menores en las barras de los boliches?

El episodio que protagonizaron padres y estudiantes platenses tiene, en todo caso, la virtud de poner en discusión el control para prevenir excesos en el clásico viaje a Bariloche y las formas de hacerlo sin atropellar garantías que deben ser respetadas.