De la fiesta a la desazón...

SENSACIONES
Por WALTER EPISCOPO

“No hay como la casa de uno y el Bosque es nuestra única casa”, decía un hincha en la previa, feliz de jugar en el Bosque otra vez y admirando la torre de iluminación colocada el último jueves sobre la ochava del Bosque.

Tras jugar en el debut con River en 25 y 32, el equipo de Troglio por fin volvía a salir por la manga pisando el suelo de 60 y 118. Para la gente de Gimnasia siempre es una fiesta poder jugar en su cancha, cada sitio es familiar, tiene el ADN de cada hincha que ya disfruta con solo estar y ver sus colores una vez mas.

Desde temprano los hinchas fueron poblando las tribunas, comentario obligado la torre de iluminación colocada, la que se pondrá mañana y que todo este listo para el clásico copero del martes 2.

“Hola Basurero, acá esta de nuevo, te saluda la Banda de Fierro”, cantaban desde la cabecera del Bosque. La demostración de cariño para Niell, la ovación para Troglio por sus 200 partidos con DT del Lobo y el “olé, olé, olé, olé, Pedro Pedro” tras recibir una plaqueta de la CD.

Gol tempranero de Vegetti y el inicio de una tarde que no podía ser mejor.

LAS PRIMERAS NUBES

Y el partido al Lobo se le dio como la tarde donde aparecieron las primeras nubes. Lesión y salida del goleador Vegetti, y el empate rival.

“En el Bosque me enamoré de ti, en el Bosque yo me voy a morir” cantaba la multitud que empujaba a un equipo que en el complemento se desesperaba por llegar al segundo gol.

Como los últimos Gimnasia-Central el clima se fue calentando adentro de la cancha entre los protagonistas y el siempre polémico Lunati ponía su cuota también.

El “dale Lobo, dale Lobo” le inyectó las últimas fuerzas a un equipo que fue adelante con el corazón. Pero cuando el partido se moría llegó un penal que desató las últimas discusiones.

Un final raro en la tarde, el Lobo lo tenía para ponerse 2-0 y lo terminó perdiendo inexplicablemente.