Una jubilada de 81 años cayó en la trampa de un secuestro virtual

LA ENTRADA AL EDIFICIO AL QUE LLAMARON LOS SECUESTRADORES ´ VIRTUALES. ESTA VEZ, SE ALZARON CON UNOS 10 MIL PESOS

Pasó un nuevo fin de semana y volvieron los secuestros virtuales.

En el marco de un aumento evidente de esta modalidad delictiva, que preocupa y mucho a los platenses, una jubilada se convirtió ayer en una nueva víctima que cayó en la trampa y entregó toda la plata que tenía con tal de asegurarse que una hija dejara de correr un peligro que, en realidad, nunca existió.

Isabel tiene 81 años y vive en un edificio de 7 y 45. Allí, cuando miraba un espectáculo de música clásica, sonó el teléfono y su cara cambió. Eran alrededor de la una de la madrugada.

“Mamá, por favor escuchá lo que te van a decir”, sollozaba una voz de mujer del otro lado de la línea, que se hacía pasar por la hija.

La ficción siguió de boca de otro ladrón, esta vez el que se hacía pasar por el supuesto secuestrador: “Tenemos a su hija. Tiene que juntar toda la plata que tenga. Queremos dólares”, exigió el delincuente.

Por algunas interferencias en el sonido, Isabel especuló con que la estaban llamando desde un celular, aunque en realidad nunca pudo comprobarlo. Si bien empezaba a ponerse nerviosa, la mujer cortó la llamada un par de veces. Pero los falsos captores insistieron.

“Me empecé a desesperar, porque llamaba a mi hija y no me contestaba. Yo les decía a los ladrones que quería ver a mi hija bien. Y que dólares no tengo, pero que les iba a dar toda la plata de mis ahorros”, le contó la jubilada a EL DIA en su departamento.

Al final, la mujer fue hasta la vereda, dejó el dinero (según fuentes policiales, eran unos 10 mil pesos) y otros objetos de valor en una bolsa negra. A los pocos minutos un joven de jean y remera pasó caminando, levantó el botín, miró hacia el interior del edificio y siguió con rumbo desconocido.

Mediante su yerno la jubilada supo que su hija estaba bien. Al instante le recomendaron no pagar nada y le repitieron que era todo un engaño.

“No llames a la Policía porque la mato”, había sido una de las últimas amenazas telefónicas de los delincuentes. La víctima llamó al 911 para pedir auxilio, pero desistió de radicar la denuncia: “No tiene sentido hacerla”, afirmó.

Durante una noche en la que en La Plata y alrededores hubo otros casos similares, aunque con víctimas que no pagaron nada, los detectives apuran las investigaciones para identificar a los ladrones que están detrás de estos hechos.