Alivio e interrogantes tras una intensa búsqueda que sensibilizó a la Ciudad

Lo vieron extremadamente delgado y con la mirada triste. Y aunque ya lo habían escuchado decir que se había ido por deseo propio, a los investigadores los tranquilizó verlo sonreir cuando le alcanzaron una botellita de Coca Cola con su apellido: Silva. Ese fue el epílogo de una historia privada que saltó al terreno de lo público por la incertidumbre que generó la ausencia de Joaquín Augusto Silva.

Este artista plástico de 32 años se fue el 15 de enero de su casa de 41 entre 2 y 3, sin poner al tanto a nadie de sus planes. Horas antes había acordado que pasaría a buscar a su novia por la Terminal. Que al día siguiente viajarían juntos a Balcarce. Y que esa misma tarde iría a la inmobiliaria a pagar el alquiler. No cumplió con nada de todo eso, de modo que la familia denunció la desaparición, el Gabinete de Búsqueda de Personas de la DDI hizo lo suyo bajo las órdenes del fiscal Fernando Cartasegna y se desplegó una impresionante campaña de difusión a través de las redes sociales.

Hubo un acto. Una marcha. Y pegatina de afiches en La Plata y todas aquellas ciudades por donde viajaba Joaquín. Días atrás una cámara lo registró en Campana, y con el dato de que iba hacia San Nicolás (con el objetivo final de recalar en Rosario), dos grupos operativos de la DDI hicieron base a mitad de camino: en Ramallo.

A última hora del miércoles, alguien avisó al 911 que había visto “al flaco que están buscando” en la zona del santuario de San Nicolás. Policías del CPC de esa ciudad se dirigieron al llamado “Camino de la Virgen”. Y ahí lo vieron, delgado, cargando una mochila y una carpa iglú. Lo llamaron por su nombre y él no lo negó, aunque se sorprendió al escuchar que tenía que acompañarlos a la comisaría porque lo estaban buscando. “Dijo que no sabía”, aclaró un pesquisa.

Lo trasladaron a la seccional Primera de San Nicolás, donde arrancó la cadena de llamados: el jefe de la dependencia contactó al de la DDI zonal; éste al de La Plata, y él al fiscal, quien dispuso que a Silva le practicaran una junta médica para establecer cuál era su estado de salud. A las 4 de la mañana emprendieron el viaje a La Plata, donde a su arribo se entrevistó con una psicóloga. Después conversó con el fiscal. Y se reencontró con los suyos.

“MUY FLACO Y CANSADO”

En la puerta de la casa de su hijo Julio Silva (56) contó cómo fue ese momento: “A la una de la mañana me avisó telefónicamente el fiscal. Me dijo que lo encontraron bien de salud, aunque igual le iban a hacer exámenes médicos y psicológicos”.

Recordó que “la DDI lo trajo acá a las cuatro de la mañana y recién pudimos verlo dos horas y media después”. Consultado sobre cómo fue el reencuentro, reveló emocionado que “fue un alegrón inmenso”. Y acotó que “lo notamos muy flaco, porque en estas dos semanas estuvo caminando muchísimo, comió poco y mal. Y además está muy cansado. Necesita dormir bien y recuperarse de a poco”.

Por eso, aclaró Julio, “no tiene ánimo ni fuerzas para atender ahora a la prensa”.

Silva repasó luego lo que sucedió con su hijo a partir del 15 de enero. “Al día siguiente se iba con la novia de vacaciones a Balcarce, de donde somos nosotros. Pero optó por tomarse un tren desde La Plata a Constitución. Después se fue a Tigre caminando. Y del mismo modo hasta Campana, tras hacer escalas en San Pedro y Ramallo. Terminó quedándose en San Nicolás”, donde la Policía lo encontró deambulando por la calle, relató.

Sobre lo que pasará de ahora en más, el padre del artista plástico confirmó que “queremos que inicie algún tratamiento con un terapeuta. Necesitamos saber por qué tomó la decisión de alejarse de todos sus seres queridos”, además de evaluar en familia “si Joaquín seguirá viviendo en La Plata, porque podría sentirse perseguido” a consecuencia de la difusión que tuvo su historia.

Por último, Julio Silva agradeció a “la Policía, los medios, a quienes difundieron el caso por las redes sociales y en especial a un señor chileno de Campana que alojó un día a mi hijo en su casa. Y que cuando supo que era buscado, llamó al 911 y aportó datos precisos”.

Ayre a la tarde los padres de Joaquín se reunieron con el intendente Pablo Bruera, quien reafirmó el acompañamiento del Municipio en estos días difíciles y valoró “la fuerte movilización de la comunidad”.

¿POR QUE?

El fiscal Cartasegna aclaró que su prioridad era descartar que Silva hubiera sido víctima de un ilícito. “Cuando confirmé que se fue por su voluntad, me limité a garantizar el contacto con su familia”, explicó. Los motivos que tuvo para alejarse de ese modo, y su futuro, son cuestiones estrictamente privadas. El fiscal sí contó que Joaquín quería “caminar y recorrer”, y negó que estuviera ne situación de calle.

Respecto de su estado, explicó que “no está bien porque ha pasado una situación traumática y no era un momento bueno de su vida, pero tiene posibilidades de salir sin ningún tipo de problemas”. A la hora de describirlo, el funcionario reveló que “es agradable y querible. Dan ganas de ayudarlo”.