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Este año, la quita salarial por Ganancias será mayor

Es por la falta de actualización de las escalas que se aplican para el impuesto. En algunos casos se llevará un sueldo adicional. Hasta julio habrá que trabajar para pagar impuestos

1 de Febrero de 2015 | 00:00
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Más presión tributariaLa presión impositiva sigue siendo récord. De no modificarse los mínimos no imponibles, este año sólo en concepto de impuesto a las Ganancias algunos salarios pueden llegar a tributar hasta un sueldo más que el año anterior. Esto sucede porque el 2015 se inicia con los mismos valores de mínimo no imponible y demás deducciones que en 2013 y con las mismas escalas sobre las que se aplican las alícuotas que en el año 2000, aunque la inflación desde entonces hasta hoy rondó el 1060%.

El caso de Ganancias es apenas uno de los que ilustra el creciente impacto de los impuestos, que según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) aumentó a lo largo de toda la última década. En la actualidad, se estima que el pago de distintos gravámenes en general - directos e indirectos - se lleva entre un 45 y un 55% de los salarios. Y que para liberarse de las distintas obligaciones con el fisco en un año, un trabajador, que en 2002 logaba ese objetivo el 27 de febrero, hoy tiene que trabajar hasta Julio o Agosto.

Lo cierto es que en los últimos diez años, no sólo crecieron los impuestos sobre el salario, sino otros que deben afrontar los asalariados, incrementando el peso de la carga impositiva, sobre todo en la clase media.

Entre los impuestos cuyo impacto creció significativamente se cuentan, por ejemplo, el Impuesto a los Bienes Personales, el Inmobiliario o la Patente. Pero también otros de carácter indirecto, que se pagan en cada compra, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o Ingresos Brutos. Y además otros específicos, asociados a operaciones excepcionales, como el impuesto al cheque, que se paga ante cualquier operación que implique depósitos bancarios, los relacionados con compraventas de inmuebles, donaciones o sucesiones. O las tasas municipales, que aunque no tienen técnicamente, naturaleza impositiva, se traducen en un fuerte impacto sobre el poder de compra de las familias.

GANANCIAS

Esta semana venció el plazo para que los asalariados alcanzados por el impuesto a las Ganancias declaren deducciones y pidan devolución de los recargos aplicados por compras en el exterior o de moneda extranjera, entre otros renglones. Y el impuesto a las Ganancias volvió al centro del debate.

Lo cierto es que en los últimos diez años, no sólo crecieron los impuestos sobre el salario, sino otros directos e indirectos que deben afrontar los asalariados, incrementando el peso de la carga impositiva, sobre todo en la clase media

En ese contexto, un informe difundido recientemente por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) da cuenta con ejemplos concretos del impacto en los salarios del impuesto a las ganancias en 2015 en caso de que no se modifique el mínimo no imponible.

Así, un trabajador soltero que en 2014 tuvo un sueldo de 16.000 pesos si este año le actualizaran el sueldo por inflación en un 30%, según los cálculos de los expertos, pagaría en concepto de Ganancias casi un sueldo más. De acuerdo con esa estimación, ese empleado, que aportó 18.980 pesos durante 2014, deberá aportar este año 38.974 pesos.

En el caso de un trabajador casado y con dos hijos el descuento adicional de ganancias será de 16.510 pesos.

El mayor impacto de Ganancia se produce en los sueldos más bajos alcanzados por el impuesto, que tienen una tasa efectiva muy alta y alcanzan muy rápido el tope del 35%, explican los especialistas.

Según el Iaraf un empleado casado con dos hijos que tuvo en 2014 un ingreso neto de 18.000 pesos mensuales y sufrió una retención de 26.676 pesos, este año tendría que pagar 50.804 pesos, casi dos sueldos y medio.

Según explican los especialistas las causas principales de esta situación se basa en la distorsión de dos variables: la primera es la inalterabilidad de la escala de alícuotas progresivas del impuesto desde el año 2.000, no obstante el paulatino proceso inflacionario. Eso originó, dicen los expertos, una mutación de un impuesto progresivo a otro proporcional, en razón de que una vez superados los montos no imponibles y deducciones, el impuesto surge de la aplicación de tasas sobre rangos de ganancias totalmente desactualizados y con ello la gravabilidad de las mismas a tasas muy altas para los ingresos actuales. La segunda es la falta de actualización de los montos no imponibles y deducciones desde el año 2013.

La falta de actualización de los mínimos no imponibles y las escalas del impuesto, congeladas hace 14 años, genera saltos en las alícuotas que son más altos en los primeros tramos, lo que hace que en algunos de estos casos se puede hasta duplicar el monto tributado este año con respecto al anterior.

Los especialistas explican que de no existir estas distorsiones la mayoría de los trabajadores que hoy pagan Ganancias no lo haría y entre los que sí estuvieran alcanzados por el impuesto pagarían el 9% en lugar del 21, el 31 o el 37% como se hace ahora.

Por otra parte, otra de las distorsiones que se destacan en torno a Ganancias es que establece su alcance a partir de lo ganado en 2013, por lo cual, trabajadores que entonces fueron alcanzados por el impuesto lo siguen pagando mientras que otros que entonces no alcanzaban el mínimo imponible, pero después si lo alcanzaron, hoy no pagan.

Los tributaristas coinciden en destacar que ya es récord la presión tributaria sobre los salarios, así como también sobre el trabajo autónomo, un elemento que consideran “tóxico” para la economía en general y que afecta, sobre todo a la clase media.

En tal sentido, subrayan que el impacto no se circunscribe a Ganancias y alcanza a otros gravámenes, como Bienes Personales, cuyos mínimos no imponibles tampoco se actualizaron y por eso el impuesto alcanza cada vez a más trabajadores.

Según los datos oficiales la presión tributaria actual alcanza al 31% del PIB, la más alta de Latinoamérica (en algunos países europeos, es todavía superior, alcanzando porcentajes de hasta el 50% en Suecia, Dinamarca y Bélgica).

El aporte de Ganancias al PIB que fue en el lapso comprendido entre 1991 y 2000 del 2,6% fue en el 2012 del 6,5%. Paralelamente crecieron los impuestos al consumo, que entre 1991 al 2000 representaban el 8,7% del PIB y en 2012, el 10,8%.

En la actualidad son alrededor de 1.900.000 trabajadores los alcanzados por el impuesto a las Ganancias, lo que representa el 10,9% del total.

BIENES PERSONALES

Muchos de los trabajadores alcanzados por la obligación de pagar impuestos a las Ganancias enfrentan también otros gravámenes que registraron fuertes incrementos en los últimos años.

Uno de ellos es el Impuesto a los Bienes Personales, que hoy pagan todos aquellos que tienen bienes por más de 305.000 pesos.

En el caso de este impuesto, también la falta de actualización de los pisos, el alza de las valuaciones fiscales y del costo de bienes durables como por ejemplo, los autos, determina que cada vez más contribuyentes se vean alcanzado por la obligación y que los montos pagados sean cada vez más altos.

La alícuota del impuesto es de escala progresiva, por lo cual quien tiene un patrimonio valuado entre los 305.000 y los 750.000 pesos paga un 0,5% anual, aquellos cuyo patrimonio va de los 750.000 a los 2 millones de pesos paga el 0,75% anual, el 1% cuando se trata de entre 2 y 5 millones y el 1,25% por quienes superen ese monto.

A esto se suma otro cambio que hizo más fuerte la carga impositiva sobre el patrimonio: mientras antes el impuesto se aplicaba sobre el excedente de la base imponible (lo que equivale a decir que quien tenía un patrimonio de 350 mil pesos sólo tributaba el 0,5% sobre los 45.000 que superaban el mínimo. Eso cambió en 2008, cuando el gravamen se comenzó a aplicar sobre el total del patrimonio.

Con todo y según destacan los expertos, este impuesto sigue siendo considerado un “impuesto de altísima evasión”. En muchos casos, porque muchos de los que deberían pagarlo, ni siquiera saben que están alcanzados por la obligación, según indica, por caso, Héctor Cacace, profesor adjunto de la cátedra de Técnica y Legislación Tributaria de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Plata.

A estos impuestos se suman los provinciales, que incluyen la Patente automotor y el Inmobiliario, que también registraron en los últimos años fuertes aumentos, sobre todo para los bienes de valuaciones altas.

Y los indirectos, como el IVA, que se paga en cada compra de bienes y servicios o los llamados internos que son específicos para determinados consumos como las naftas, los cigarrillos, o las bebidas alcohólicas.


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