Nos casamos, otra vez

Vestido corto, medias de lycra, zapatos tacos alto y una carterita con brillos eligió ella y le pidió a su pareja, elegantemente trajeada, que le diera la mano, antes de entrar. Estaba nerviosa porque no sabía bien a lo que se iba a enfrentar, acostumbrada a las puestas teatrales más convencionales, y encima la consigna era ir “vestido de fiesta”. El, sin embargo, estaba entusiasmado con la idea de improvisar, tenía algunas nociones de teatro y la timidez no lo caracterizaba. En la puerta, una wedding planner les dio la bienvenida, los buscó en la lista y los acomodó. “¿Ustedes son amigos del novio? En la mesa cinco, por favor”.

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“La fiesta de casamiento” es una propuesta teatral y performática en la que 30 actores y 60 espectadores celebran juntos la unión de Diego y Clarita. El público es partícipe activo del evento en su condición de invitado: una vez que atravesó la puerta de entrada ya es parte de la obra, degustando del catering, bailando el vals, compartiendo el momento del brindis, disfrutando de la velada y hasta siendo parte de diversas situaciones como familiares o amigos de los novios.

A cargo de “Vuelve en Julio”, un grupo independiente local con diez años de trayectoria, formado por jóvenes artistas de diferentes disciplinas, esta propuesta está dirigida por Iván Haidar y Natalia Maldini, y acaba de estrenar su segunda temporada en la Ciudad tras una exitosa primera prueba, y se lleva a cabo el último viernes y sábado de cada mes, a las 22, en el Centro Cultural El Escudo, 10 entre 60 y 61. Debido a la modalidad de “invitados”, las entradas sólo serán con reserva por FB o mail: lafiestadecasamiento@gmail.com

“La obra tiene una estructura dramática, conflictos y personajes construidos en un trabajo previo al estreno, durante el proceso creativo de la obra. Sin embargo, es una propuesta abierta que se termina de completar con la participación del público. El espectador-actor tiene la posibilidad de sorprender a los actores y construir nuevas escenas; proponer nuevos conflictos y jugar dentro de la estructura que propone la obra”, aseguró Maldini, en diálogo con EL DIA.

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Sentados en la mesa de los “amigos del novio”, mientras todos tomaban vino y comían canapés a la espera del ingreso de los recién casados, uno de los invitados le habló a ella: “¿Vos ibas al secundario con Diego, no? Me acuerdo de vos. ¡Estuviste para el cumpleaños de 30!”. Y ella, totalmente sonrojada, entendió de qué iba todo esto, aceptó los códigos y se enganchó en el juego. “Sí, en realidad, yo fui su primera novia. Pero después me tuve que mudar y nos perdimos un poco el rastro. Aunque ahora nos volvimos a encontrar. No podía faltar a su boda”, le respondió guiñándole un ojo, sorprendiendo a su pareja, quien ahora era el protagonista de un nueva conversación con otro de los actores/invitados.

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Rompiendo las convenciones teatrales, es precisamente ahí donde esta obra se hace fuerte y crece. “Es una propuesta arriesgada –agregó la directora-. Desde el momento en que decidimos encarar un proyecto independiente con 30 actores, con la participación activa del público y contando con bajo presupuesto, sabíamos que nos enfrentábamos a un proceso complejo. A lo largo de las funciones, los espectadores nos demostraron que es un espectáculo muy efectivo. Muchos ya vienen preparados para jugar este juego y la gran mayoría se engancha con esta ficción que está al límite de la realidad”.

En este sentido, la improvisación es un elemento que no sólo pone a prueba a los espectadores sino que desafía a los actores mismos. A pesar del clima festivo que se vive, entre el baile y los videítos emotivos, nadie se puede relajar, todos permanecen activos y alertas porque el público, a medida que va pasando la fiesta se va soltando y los puede sorprender en cualquier momento y situación.

“A nivel artístico nos renovamos continuamente. Más allá que la obra cambie en cada función por su condición de mutar con los espectadores que concurren, nosotros como grupo teatral seguimos pensando y trabajando para enriquecer la dramaturgia, para mejorarla estéticamente y actualizarnos. Es una obra que está viva, en movimiento continuo”, concluyó Maldini, muy conforme con el desarrollo de esta propuesta que les permitió “traspasar los límites del circuito under platense para llegar a nuevos públicos”.

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La fiesta había terminado y apenas subió al auto, exhausta, se descalzó. “¡Me duelen muchos los pies! Me tendría que haber puesto las chatitas”, le dice a su novio quien, totalmente excitado por la experiencia que acababa de vivir, le respondió: “¡Menos mal que ibas a tener vergüenza! ¡No dejaste de bailar ni un segundo! Como para que no te duelan los pies…” Felices por haberle dado una oportunidad a lo desconocido, en un plan de salida diferente, ella y él aceptaron los códigos y se liberaron. Por una noche, dejaron las estructuras de lado, y se animaron a jugar a ser otras personas.

Para tener

en cuenta

Qué:

La fiesta de casamiento

Cuándo:

29 y 30 de mayo

Dónde:

Centro Cultural El Escudo, 10 entre 60 y 61