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Información General |Fiestas para niños

Cumpleaños infantiles: papás cansados, hijos felices

Festejar el cumpleaños de los hijos se tornó un tema complejo y costoso. Además, suele convertirse en una suerte de competencia entre los adultos por organizar el evento más original o novedoso. Algunas madres se animaron a contar cómo es preparar el cumpleaños de los chicos

28 de Mayo de 2016 | 01:57

Por LUIS ANDRÉS CORSO 

-¡Animador! Se me salió el diente -Juana tiene seis años y la voz aguda. Lleva el pelo castaño atado en una trenza. 

-¡Que genial, Juanita, va a venir el Ratón Pérez! ­contesta el animador, mientras trata de no perder de vista a la veintena de nenes que juegan en el pelotero. 

Juana abre los ojos negros de par en par, hace un ademán para que se acerque. -El Ratón Pérez no existe ­-le dice al oído. 

-¿Y cómo sabés?

-Lo busqué en Internet con el celular. 

Los chicos cambiaron. Su forma de interpretar la realidad se ha transformado, en sintonía con el modo de vida actual que llevan las familias. Nora Vinacur, secretaria del Departamento de Niños y Adolescentes de  la Asociación Psicoanalítica Argentina, dice que los cumpleaños de los chicos a veces son una elección de aquello que les gusta a los adultos y no tanto un evento para niños. “Se gasta un montón de dinero en algo que al final no siempre responde a lo que el chico necesitaba”, advierte.

La especialista destaca que “muchas veces el festejo resulta ser una fuente de excitación muy grande para un nene, que le cuesta procesar psíquicamente y no puede frenar. Cuando le preguntás cómo pasó su cumpleaños no te sabe contestar”. Además nota cómo “a un chico pequeño se le regala una variedad de juguetes que tienden a intercambios lúdicos más individualistas y lo que en realidad necesita son juguetes o cosas que pueda intercambiar con los pares.”

Si bien los agasajos comienzan en el bautismo, los chicos empiezan a tener noción más consciente de los festejos a los tres o cuatro años. A esa edad precisan estímulos para aprender a socializar y estos eventos son una fuente de socialización. 

Pero a medida que crecen realizan más actividades: hacen deportes, aprenden idiomas o tocan algún instrumento. Así, generan nuevos vínculos amistosos y en sus cumpleaños demandan más espacio. Por lo que una casa de familia queda chica o incómoda para invitar muchas personas. 

La opción más recurrente son los salones de fiestas, en los que hay que reservar con bastante tiempo de anticipación. Por eso, la planificación no es un trabajo apto para  padres lentos ni perezosos. 

Los festejos, la rutina y el bolsillo

Ignacio está por cumplir cuatro años. Para Noelia De Souza, su mamá, la organización del evento debe ser pensada, por lo menos, tres meses antes. Según ella, lo que más desgasta es “armar y comprar todo para las sorpresas o los souvenirs. Las cosas sueltas llevan tiempo. No se termina nunca, sumado a que siempre uno busca precio. O sea: algo coherente”.

Noelia tiene 43 años, trabaja en la Municipalidad de La Plata y en la sección de eventos del Jockey Club. Por esta razón organizar el cumpleaños a veces se torna más difícil. “Hay salones que te hacen hasta la torta y te alivianan un montón la tarea. Hay otras casitas que alquilan solo el lugar, entonces me tengo que poner hacer algo de catering. Me encanta hacerlo, el tema es la energía y el tiempo que me queda después de los dos trabajos, estoy reventada”, explica. 

Todo eso sin contar la torta: a veces hay nenes celíacos, entonces hay que ver que pueden comer, siempre tratando de incluir a todos en todo.” 

No sólo se trata del tiempo, sino también del gasto que genera realizar un cumpleaños infantil. Los precios varían cada año, por lo que los padres tienen que amoldar sus presupuestos a los nuevos costos. 

Muchas veces el festejo resulta ser una fuente de excitación muy grande para un nene, que le cuesta procesar psíquicamente y no puede frenar. Cuando le preguntás cómo pasó su cumpleaños no te sabe contestar”

Rocío Sánchez trabajó cinco años como moza y encargada de un salón de fiestas, mientras terminaba sus estudios en la Facultad de Derecho. Cuenta que para los cumpleaños de su hija Mora, que ya tiene seis, la ayuda familiar es importante “para lo que es comidas, bebidas, souvenirs y demás. En casa tenemos la costumbre de que, ni bien termina el cumpleaños, al otro día ya empezamos a guardar billetes, monedas de un peso o centavos. Cuando se va acercando la fecha, con ese dinero que juntamos, hacemos las compras necesarias o por lo menos achicamos bastante la cantidad de plata que hay que gastar”.

Para Rocío “es un poco cansador hacer un cumpleaños porque los chicos están hasta último momento queriendo cambiar los planes. Uno se estresa porque quiere que vengan todos los amigos, que se diviertan y estén bien atendidos”

La puja entre tiempo y economía es un denominador común entre los adultos que se encargan del cumpleaños de sus hijos. Si bien las opiniones varían, siempre hay un familiar o un amigo dispuesto a dar una mano. Por eso muchas veces los padres se animan a tomar la posta y largarse a hacer lo necesario por sus propios medios. 

La creatividad ante todo

Ser creativo ante la adversidad siempre es un valor. Darse maña con las manualidades, moverse y buscar soluciones prácticas es la salida a los obstáculos que surgen al momento de organizar las fiestas.

Maina Rocha tiene 37 años. Es mamá de Luca, que está a punto de cumplir siete. 

En uno de los cumpleaños del hijo, ella decidió realizar todas las tareas: desde la torta, mesa de dulces y las sorpresas para los invitados. 

Al año siguiente volvió  a encargarse ella misma. Le gustó tanto que, tiempo después, dejó de lado su título de obstetricia para dedicarse de lleno a la organización de eventos infantiles. 

Para ella programar una fiesta “como organizadora, la verdad que no es cansador. Porque es algo que elegí. Tiene sus exigencias como laburo: cumplir con lo que la mamá quiere; más las  exigencias mías, a mí me gusta que las cosas salgan bien y con tiempo. Es un trabajo, me gusta ser responsable y no me resulta desgastante.

En cambio, como mamá, cambia la situación. Uno se exige un poco más, llega un poco más ansiosa. Porque te fijás en todos los detalles. Como mamá resulta más desgastante”.

Sobre la idea de que existe una suerte de competitividad por ver quién hace el cumpleaños con todos los lujos, Maina responde que ahí “entran en juego muchos factores: a veces los súper cumpleaños, con mega producciones, no sé hasta que punto los disfrutan  los chicos. Es una cuestión más de adultos”.

Florencia Calderari también pasó tres años como organizadora de eventos, ahora está por cumplir  el primero como dueña de casita de fiestas.

Al recibir a los padres en el salón nota la manera en que “se preocupan mucho más de lo que se deberían preocupar.” Señala que “en la previa al cumpleaños están con muchas dudas. Les parece que algo les falta o que se van a olvidar de algún detalle. Entonces llegan al salón preguntándose si todo estará bien o  sintiendo les va a fallar algún servicio.”

A medida que la fiesta transcurre Florencia nota como “después que pasa la mayor parte del cumpleaños y llegan últimos instantes, recién ahí los padres comienzan a relajar y se dan cuenta que están super estresados. Todo el mundo les dice que van a tardar una semana en recuperarse.” 

Si bien su hija menor está apunto de cumplir 15 años y hace tiempo que pasaron los festejos infantiles,  Florencia dice que, cómo mamá, no le costó mucho llevar a cabo la organización del cumple.  En cambio “Si me estreso como dueña de casita, porque me preocupo mucho por el otro, tengo la responsabilidad de que la gente la pase bien.”

El boom de los festejos

En la ciudad creció mucho la oferta de servicios infantiles. Existen cerca de cien salones de eventos dedicados a los chicos. Las animaciones infantiles también se expandieron y ofrecen juegos para todas las edades, pantallas, karaoke y música. Hay animaciones más abocadas al circo y los malabares, y otras exclusivas para las nenas, con maquillaje y temáticas de princesas. Su contrapartida son las que se enfocan en los nenes, con diversas ofertas deportivas. 

Tampoco se puede dejar de lado los shows de personajes, magos o maquilladoras. Estos espectáculos van por una determinada cantidad de tiempo al cumpleaños y ofrecen un entretenimiento que suele durar treinta minutos o una hora.

“Toda la movida de la fiesta infantil es, más que nada, de La Plata”, indica Viviana Moreno, que Junto a Gustavo Lanciotti, se dedican hace más de trece años a brindar un show de personajes de goma espuma, hechos artesanalmente por Gustavo.

Según ella “en otras localidades, no hay tanta variedad en animación infantil como en La Plata. También es diferente la estética de los salones: acá hay lugares que se construyen puntualmente para fiestas infantiles. Obviamente que hay de todo, lo digo por lo que puntualmente nos ha tocado conocer fuera de la ciudad.” 

Para Viviana el cumpleaños infantil “se ha ido nutriendo de cosas que se utilizaban en las fiestas de los mayores. Vemos en cumpleaños de cuatro lo que antes se esperaba a los 15. La mesa de dulce, la cascada de chocolate, catering de primera línea, personajes como ´Bestia´ bailando el vals con la cumpleañera. Son cosas de fiesta de adultos que ahora están incluidas en la de los chicos. Vivir la vida hoy sin preocuparse por los gastos, resume lo que me parece que piensan los papás.”

Por otro lado Viviana nota como en “algunos casos los grandes y chicos llegan a las fiestas un tanto estresados. A veces tienen que lidiar con situaciones familiares o económicas complejas. También porque antes los invitados eran pocos, las fiestas eran más intimas.  En cambio ahora hay celebraciones en las que te encontrás con 45 nenes y 60 adultos.”

También sostiene que “se ha sofisticado tanto la temática de los cumpleaños en general, que es común festejarles a las mascotas. Hay grupos de amigos que tienen perros, entonces los juntan, agasajan Y llaman personajes. Nos ha pasado, esto es parte del que quiere una mascota como un hijo y lo trata de la misma manera.” 

Desde otro punto de vista Guillermo Fabbi, más conocido como El Mago Guillermo, deja constancia de que el paso del tiempo no aminora la capacidad de asombro de  adultos o pequeños. 

Guillermo realiza shows de magia “desde los 18 años, ahora tengo 49, o sea que ya han pasado varias generaciones.” El mago piensa que los padres “están estresados como en otras épocas, simplemente que van a otra velocidad,  con diferentes prioridades. Existen los papás relajados que te contratan tres meses antes y otros que te llaman de un día para el otro.”

A un chico pequeño se le regala una variedad de juguetes que tienden a intercambios lúdicos más individualistas y lo que en realidad necesita son juguetes o cosas que pueda intercambiar con los pares.”

Su punto de vista acerca de los chicos es que “viven con gran ansiedad. Entonces creo que eso los conduce a que todo sea mucho más rápido, más ágil. Con respecto a lo que yo hago, el objetivo del show de magia es el entretenimiento, algo que parece tonto pero es muy importante: mantenerlos atrapados, que les interese y disfruten del show. Esa es la base para que los chicos, por más ansiedad que tengan, disfruten.” 

Para Guillermo “la magia es algo totalmente opuesto a la tecnología. Entonces el asombro del niño está intacto: Les sorprende muchísimo el hecho de que algo aparezca o desaparezca. Lo básico sigue siendo asombroso por más tecnología que avance.”

¿Cuánto cuesta festejar?

Jorge Milano, de 43 años, creó en el 2000 una página de Internet llamada Casitasdefiestas.com, dedicada a promocionar animaciones y salones de eventos. Tiempo después fundó Planeta Party Kids, una revista de publicidad de la que es director hasta el día de hoy. 

Según su testimonio, los salones de fiestas oscilan entre los 3200 y los 5000 pesos

Y las animaciones infantiles van desde los 1000 a 1500 pesos. 

Milano destaca que también suele contratarse el servicio de catering, que puede valer, como mínimo, 70 pesos por persona y sube acorde a los deseos de los clientes.  

Para Jorge los salones más solicitados son “los multiespacios con pelotero y ambientaciones modernas para el sector de adultos”, aunque también explicó que todo varía según la edad de los agasajados. Comenta que “hay salones con mejor ambientación para bautismos y primer añito, que tienen capacidad para adultos, pues también realizan cumpleaños de 15 y malones. Después de 3 a 7 años están las casitas tradicionales con pelotero e inflable.”

Entonces, si la idea es buscar un salón y la fiesta incluye a chicos pequeños, puede resultar más conveniente que haya un pelotero. Es diferente cuando se trata de un festejo para los más grandes. Milano sostiene que la mayoría de las veces “los varones a partir de los siete ya buscan cumpleaños deportivos y las nenas hacen cosas de belleza, tipo spa para ellas”. 

Por lo tanto queda saber con cuánta plata se puede armar un cumpleaños en un salón de eventos. Si el propósito es gastar poco dinero, hay casitas de fiestas que alquilan el lugar con servicio de mozos. Todo lo demás queda a cargo de los padres. Sumándole a eso la animación, los gastos en comida, bebidas, torta y sorpresas, son necesarios cerca de 10 mil pesos.

En caso de contar con algo más de dinero, conseguir salón y animación por un precio más elevado y tercerizar algún servicio como el catering para los grandes o la torta, por  12 mil pesos es posible hacer un cumpleaños.

Para aquellos que buscan encargar todos los servicios sin escatimar gastos, lo más probable es que les cueste arriba de 15 mil pesos. 

Hay que tener presente que muchas familias tienen más de un hijo y, por lo tanto, festejan más de una vez al año. El precio estimado se duplica o triplica. 

Si bien no es tarea sencilla estar al frente de la organización de una fiesta, los padres sostienen que los cumpleaños se hacen igual por más que cueste tiempo y dinero. Todos coinciden en que no hay nada más alegre que ver a los hijos festejar, jugar en los peloteros o reírse con los shows. Es evidente  que sumarle la organización  de una fiesta a una lista de quehaceres cotidianos suele generar  una complicación, pero una vez llegado el momento del festejo todo esfuerzo tiene recompensa. Al final de cuentas, infancia hay una sola.

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