El amor con edades desparejas: un desafío que exige flexibilidad

“Acá vienen muchos señores con jovencitas, pero no sé si serán las novias o las hijas”, respondió una vez un mozo de un bar platense cuando se lo consultó a cerca de la concurrencia del lugar. Ya no sorprenden las parejas con notoria diferencia de edad. Aunque en menor medida, también se ven mujeres maduras abrazadas a jóvenes visiblemente menores.

Como el caso de la actriz María Fernanda Callejón, que le lleva 12 años a Ricky Diotto, su marido y futuro padre de su hijo. O el del actor Miguel Angel Solá, que ahora está en la cartelera porteña protagonizando una obra de teatro junto a su novia: la española Paula Cancio, a la que le lleva 34 años. Como fruto de ese amor transgeneracional, hace un año y medio nació Adriana.

“A diferencia de épocas pasadas, en la actualidad está más aceptado socialmente que exista bastante diferencia de edad entre los miembros de una pareja, y seguramente por eso se ven más casos”, dice el licenciado Enrique Novelli, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina y coautor del libro “Enigmas de la Sexualidad”.

“En la cultura occidental fueron cambiando muchas convenciones sociales, y ahora se vive el amor con mayor libertad, sin tanto tabú”, señala el licenciado Eduardo Drucaroff, especialista en familia y pareja, y director del Centro Racker de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

El especialista entiende que este fenómeno (de las parejas desparejas) puede explicarse como consecuencia del aumento en la expectativa de vida: “Las personas preveen vivir más años que generaciones anteriores. Ya se habla de una cuarta edad. Algunos después de los 50 se buscan una segunda profesión y se animan a cambiar de actividad, y en algunos casos también de pareja. Hacen proyectos y entonces les parece coherente tener hijos y empezar de nuevo”.

Dejando de lado los casos en los que el vínculo se basa en una relación de interés, Novelli explica que la atracción puede fundarse justamente en esa diferencia de edad entre los enamorados que los sitúa en etapas diferentes de la vida.

“Las mujeres generalmente buscan en hombres más grandes contención, seguridad y comprensión, que mucha veces no encuentran en chicos de su edad, a los que suelen ver más inestables”, cuenta Novelli, y plantea que los hombres cuando están con mujeres jóvenes suelen sentirse rejuvenecidos, y esto es lo que los atrae.

En el caso de los chicos jóvenes, que se sienten seducidos por mujeres más grandes, Novelli señala que inconscientemente pueden buscar en la pareja a la mamá que les gustaría tener. “Esto se da a nivel inconsciente. La relación puede funcionar o no según el vínculo que establezcan. Depende de cómo se da el entramado afectivo”, dice.

En el caso de ellas, plantea que suele darse una situación particular: “En el consultorio me encontré con mujeres que salen y se enamoran de chicos que tienen la misma edad del hijo que alguna vez abortaron”.

Para la sexóloga Susana Machado García, uno de los pilares más fuertes que sostienen este tipo de vínculos descansa en la sexualidad: “Cuando las mujeres salen con chicos más jóvenes viven un despertar sexual”.

DESAFIOS DE LOS ENAMORADOS

Aunque estas relaciones son cada vez más frecuentes, también presentan complicaciones que nacen de la diferencia de edad. “No es lo mismo crecer a la par que cuando uno de los dos ya creció. Tarde o temprano la diferencia pesa”, dice Machado García, y sostiene que uno de los problemas más comunes que se dan en parejas donde el hombre es mucho mayor radica en que la mujer joven suele querer hijos y el hombre no, acaso porque ya los tuvo con una pareja anterior. Muchas veces este tema no es charlado de antemano, y llegado el momento provoca enfrentamientos.

Para la especialista, cuando existe mucha diferencia de edad entre los enamorados, la fidelidad suele durar lo que el entusiasmo. “Una cosa es la película que cada uno puede hacerse de cómo sería la relación con el otro y otra la realidad. Si el hombre tiene una hija mayor que la novia el encuentro familiar va doler”.

Sin embargo, Machado García plantea que cuando la diferencia de edad no es tan grande y hay comprensión, acompañamiento y confianza, la relación puede funcionar y, en algunos casos, la diferencia de edad suele funcionar como complemento ideal.

Para Novelli, cuando la diferencia es de 20 o 25 años “es difícil que la relación perdure en el tiempo”. Sin embargo, afirma que cuando el hombre es el más grande, tiene más chances.

Uno de los obstáculos que deben enfrentar las parejas, según plantea Novelli, aparece cuando gustos e intereses diferentes vuelven difícil encontrar formas de ocio compartidas que se disfruten por igual.

Drucaroff considera que estas relaciones tienen las mismas probabilidades de éxito o fracaso que otras. “Es una diferencia como puede ser cualquiera otra. Lo importante es no ignorarla como si no existiera o minimizarla. A veces consultar a un terapeuta puede ayudar a preparase para la situación, que sin dudas implica un desafío y requiere flexibilidad”.