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El consumo racional de energía, un reto que impone nuevos hábitos familiares

Los nuevos cuadros tarifarios generan cambios culturales en el seno de muchas familias. El rol de los adultos y la toma de conciencia en los más chicos

El consumo racional de energía, un reto que impone nuevos hábitos familiares

Daniel Martínez con su esposa Paola (embarazada de seis meses) y los pequeños Mauro, Natanael y Arián. El grupo familiar ya adoptó cambios drásticos en su consumo de electricidad cotidiano. “Antes los nenes dormían con la luz prendida -cuenta Daniel-, pero ahora eso se terminó”

7 de Febrero de 2016 | 02:18

Ana Laura Berise ya no sabe cómo decirlo. Con dos nenes de cinco y siete años, ni ella ni su marido todavía logran que alguno de los pequeños colaboren a su modo con el ahorro de energía. “No lo tienen incorporado y piensan que todo es gratis -dice la madre, resignada pero sin perder cierta gracia-. A la edad de ellos, yo vivía en Gonnet y sabía que todos los días durante cinco horas la luz se cortaba. No había tele ni compu ni celu ni nada. Era la calle o el parque, y punto. Hoy a ellos se les hace imposible vivir sin luz, y hasta les cuesta incorporar el hecho básico de apagar la tele cuando no la miran. Pero bueno: la última boleta que vino fue de casi 300 pesos. Si la próxima viene con un aumento del 500 o 700 por ciento, entonces la tele se desenchufa o se esconde el control remoto y se acabó. Aunque sea a la fuerza pero van a aprender...”

El plan de ahorro para consumir menos en el hogar

“Se habla para que los chicos no dejen las luces prendidas ni abran la heladera a cada rato”, cuenta Daniel, quien admite que desenchufar la tele, por ejemplo, “era algo que nosotros hasta ahora no teníamos incorporado”

Lo que cuenta Ana Laura, una platense recién mudada con su pareja y sus hijos a Villa Castells, es una preocupación y un dilema presente en varias familias de la región y el país: cómo hacer para lograr un uso racional de la energía y evitar así que el consumo en las próximas boletas se vaya por las nubes.

Desenchufar la tele, como propone esta madre, se suma a estrategias y nuevos hábitos familiares que van desde hacer lo mismo con el resto de los equipos electrónicos hasta respetar los 24 grados del aire acondicionado o racionalizar el uso de planchas, hornos eléctricos y microondas.

“Todo suma”, asegura ella, quien, atenta al nuevo cuadro tarifario que se avecina, admite que en los últimos días se memorizó varios tips para ponerlos en práctica. “Yo usaba el hornito eléctrico para cocinar cualquier cosa -cuenta-, pero ahora me enteré que tiene una resistencia que consume un montón. Lo mismo con el DVD o el equipo de música: siempre quedaban enchufados. Bueno, ahora mi marido y yo ya sabemos que eso no va más. Lo difícil es que lo entiendan los chicos. Ellos no tienen asimilada la importancia de preservar la energía ni el consumo responsable. Pero bueno: somos nosotros, los adultos, quienes tenemos que inculcarlo”.

Para Pedro Ruellan, especialista en ahorro energético, uno de los inconvenientes que se enfrentan en estos momentos donde se requiere un consumo inteligente “es que nosotros nunca estuvimos en guerra como, por ejemplo, sí sucedió en Europa. Para nuestro país Malvinas ocurrió lejos, no lo vivimos como un país en guerra. Y al no tener guerra, no tenemos conciencia de lo que significa el ahorro. Esa falta de conciencia está presente en los adultos y, desde luego, se transmite a las nuevas generaciones”.

Según Ruellan, además, “si controláramos todos los elementos de la casa para evitar gastos innecesarios, ahorraríamos alrededor del 18% de cada factura. Esto equivale a decir una factura por año. Por consiguiente, hoy en día cada familia platense está gastando una factura extra por año por usar mal la electricidad”.

Equipos desenchufados y luces encendidas lo mínimo indispensable parecen ser algunas de las estrategias familiares para hacerle frente a un aumento al que todos le tienen pánico y del que, pese a los anuncios, todavía no se tienen demasiadas certezas.

“En el último bimestre pagamos 203 pesos de luz pero ahora no tenemos ni idea lo que puede venir”, cuenta Daniel Martínez, un taxista platense que vive en 17 y 78 junto a su mujer embarazada y tres nenes de cinco, nueve y doce años. Todo ese grupo familiar encara desde hace unos día una serie de nuevos hábitos con el único propósito de reducir algo, un poco, el consumo energético y así evitar el sacudón doloroso de un tarifazo.

“Se habla para que los chicos no dejen las luces prendidas ni abran la heladera a cada rato”, cuenta Daniel, quien reconoce que “desenchufar la tele, por ejemplo, era algo que nosotros hasta ahora nunca hacíamos. Otra cosa que cambiamos fue el tema de la luz de la noche: los chicos tenían la costumbre de dormirse con alguna luz prendida desde hace años pero eso ya se terminó. Son detalles, cositas que se cambian de a poco. Pero te digo una cosa: hasta el momento el que más y mejor incorporó todas estas nuevas costumbres es el más chiquito de los nenes: con apenas cinco años ya le dice a sus hermanos mayores que apaguen la luz de la pieza si no es necesaria o que hagan lo mismo con la tele si nadie la mira”.

EN PLAN DE AHORRO

Mientras las familias adoptan nuevas costumbres de ahorro y parecen amoldarse poco a poco a los tiempos de una energía sin subsidios, ONG’s como la platense Fundación Biosfera o entes como la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas dieron a conocer en los últimos días una serie de reglas básicas para el uso inteligente de la energía a partir de poner atención y cuidados en el hogar sobre cuestiones de todos los días. Entre los consejos de fácil cumplimiento, además de apagar luces y aparatos que no se usan, se indica la importancia de mantener en condiciones heladeras y freezers, dado que estos equipos explican 30% del consumo de una vivienda promedio.

“Las partes traseras deben estar separadas de las paredes por al menos 20 centímetros y conservarse limpias y ventiladas”, apunta Horacio de Beláustegui, presidente de la Fundación Biosfera y quien observa “cierta preocupación de muchas familias para lograr un consumo de energía más responsable” (ver “Consejos...”).

En relación al uso de planchas, uno de los aparatos junto al horno eléctrico que más energía consume, los distintos expertos en ahorro aconsejan revisar su superficie porque “debe estar siempre limpia para transmitir el calor de manera más uniforme. Se debe rociar ligeramente la ropa sin humedecerla demasiado. Y se debe planchar la mayor cantidad posible de ropa en cada sesión y hacerlo fuera de los horarios de mayor consumo”. Otra de las recomendaciones más oídas en este ultimo tiempo apuntan a las PC, catalogadas como “el consumidor silencioso” y ubicadas entre los diez equipos que más consumen en el hogar. Para ellas, se recomienda apagar siempre el monitor y no dejarlas encendidas durante la noche.

“Hay que aprender ahorrar y ese aprendizaje tiene que ser de toda la familia”, sostiene por su parte Henry Stegmayer, presidente de Consumidores Responsables, otro de los entes que llaman a un consumo más racional e inteligente de la energía nuestra de cada día.

Las asociaciones de consumidores, incluso, sostienen que el ahorro puede comenzar en el momento que se decide la compra de un electrodoméstico, algo que puede lograrse verificando en el manual de instrucciones del artefacto sus características técnicas, entre ellas la potencia en watts o kilowatts: cuantos más tienen, más gasta.

En la casa de Ana Laura, mientras tanto, donde había un televisor enchufado ahora ya no lo hay más y la costumbre -repetida, por cierto- que tanto ella como su pareja tenían al regresar de sus actividades y ponerse a cargar sus celulares y dejar los cargadores conectados toda la noche, ahora, en pleno plan de ahorro, ya es algo que parece haber quedado en el pasado. “Tratamos de controlar un poco el gasto de electricidad -asegura la madre-, pero por el momento lo que más cuesta es que los nenes tomen conciencia y aprendan a ahorrar”.

Distinto pero parecido es lo que cuenta Daniel desde su hogar. “La decisión de tener un consumo inteligente está -dice-; ahora falta que los más chicos se den cuenta de verdad y colaboren un poco más en el día a día, ya sea abriendo menos la heladera o apagando la tele cuando ninguno la mira”.

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