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La Ciudad |una singular historia en el industrial albert thomas

Del abuelo a la nieta, la docencia une a tres generaciones en 1 y 58

Una familia que lleva en la sangre la enseñanza comparte el mismo colegio y una visión sobre la educación

Del abuelo a la nieta, la docencia une a tres generaciones en 1 y 58

Víctor Pacha (73) junto a su hija Flavia (52) y su nieta Ana (27). Una “familia docente” en 1 y 58

30 de Noviembre de 2016 | 01:57

Cuando Víctor Pacha (73) comenzó a dar clases de Relaciones Humanas en el industrial Albert Thomas, su hija Flavia tenía 23 años y aún faltaban dos para que diera a luz a Ana. Hoy, los tres son profesores del emblemático colegio de 1 y 58. Cada jueves y viernes se reúnen en el buffet durante los recreos para hablar algo de cuestiones personales -ya que cada cual vive por su lado- y mucho de educación, la gran pasión familiar.

“Los alumnos me dicen “como sabe su hija” y “qué brava es la nena”, cuenta Víctor. Su hija, Flavia Pacha (52), es profesora y licenciada en Biología de la UNLP y tiene dos posgrados. Pero dedicó su vida a la docencia en el nivel secundario. La nena es su nieta Ana Bertoni (27), profesora en Letras a punto de diplomarse en Educación y Nuevas Tecnologías.

“En las mesas familiares, el tema es la educación en general y el colegio en particular. Tenemos muchos alumnos en común, de modo que hablamos sobre ellos y tratamos de ayudarnos en abordar a aquellos que tienen algún inconveniente”, dicen los integrantes de las tres generaciones de la familia unidos por la vocación docente y el Albert Thomas.

vision compartida

No obstante, las diferencias generacionales no se notan a la hora de opinar sobre el sistema educativo, los alumnos, el rol de las familias y de la sociedad. Ayer a la mañana, en la sala de profesores del colegio, se lanzaron a hablar sobre todos los aspectos de la educación con una pasión que les brota por todos lados.

“Los chicos no tienen grandes expectativas”, afirma Ana. “Y la escuela tampoco las despierta”, acota su madre Flavia.

La más joven de la familia le apunta al sistema. “Es muy laxo. Y lo peor es que la mayoría de los docentes se dividen entre aquellos que se amoldan y dejan que todo siga igual, y quienes, en el otro extremo, pretenden que la solución es volver a la enseñanza de cuando mi abuelo era chico. Ninguna de las dos”, se indigna Ana.

“El sistema no funciona porque quedó librado a voluntades individuales de profesores y directivos”, dice Flavia, para subrayar que “el mayor problema es que la sociedad dejó de valorar la educación. Y la sociedad, a través de los chicos, se manifiesta en las aulas”.

Ana apunta que los alumnos llegan de la primaria sin saber leer de corrido ni interpretar textos. “Cuando les pregunto si les leyeron cuentos cuando eran chicos, me dicen que no. Son desafiantes, no tienen filtro para nada. Y la mayoría de las familias no acompaña”, realza.

Pero, al fin de cuentas, vuelven sobre el sistema. Víctor comenta que “durante los últimos veinte años no vino un solo inspector a observar mis clases. ¿Cómo saben de mi desempeño?”, pregunta.

Pero el profesor de Filosofía y Política y Ciudadanía, ambas de 5º año, y de Cultura y Estética Contemporánea, de 6º, encontró la forma de ser evaluado. “Les entrego a mis alumnos una serie de preguntas para que ellos me califiquen en los distintos aspectos. Hay que estar preparado, porque no se andan con vueltas. Incluso, a pesar de que el cuestionario es anónimo, no son pocos los que lo entregan con nombre y apellido”, enfatiza para aseverar que “eso me ha servido y me sirve mucho”.

A los tres les preocupa y mucho el nivel que los alumnos traen desde el primario, así como la falta de interés de las familias (de la sociedad) y la “fuerte discriminación que hay entre los chicos. Es algo que se está extendiendo peligrosamente en la comunidad y entra a la escuela”, expresan.

de familia

Víctor Pacha hizo la primaria en la Anexa y el secundario en el Nacional. Luego estudió en el Instituto Superior de Relaciones Humanas. “Desde 1987 comencé a dar clases en todos los sextos del colegio, preparando a los chicos para su posterior inserción en el mundo laboral. Pero tras la reforma educativa de 1994, que desmanteló a la escuela técnica, esa asignatura dejó de dictarse”, recuerda.

Su hija Flavia, quien fue al Normal 3, en el Albert Thomas es profesora de Biología, Físico-Química y Salud y Adolescencia en 2º, 3º y 4º año. Su nieta Ana -ex Sagrado Corazón- dicta Prácticas del Lenguaje en 1º y 2º año.

Tres generaciones de docentes. La misma vocación. El mismo colegio.

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