Una familia reunió a más de 100 integrantes en un histórico almuerzo

¿De dónde salieron tantos primos?, preguntó en voz alta uno de los asistentes al almuerzo que reunió ayer a un centenar de descendientes de Esteban y José Mederos, dos primos que llegaron a la Ciudad hace unas 7 décadas y fueron el cimiento de una gran familia.

En la década de los ´40, José era jefe de ordenanza de la facultad de Medicina y junto a su familia viajaba con frecuencia hasta Udaondo, un pueblo bonaerense donde vivía su entrañable primo hermano Esteban. Luego, un problema de salud hizo que éste y su familia se radicaran en la Ciudad.

El encuentro se desarrolló en el Club Brandsen y fue organizado por Juan Carlos Ferrari, esposo de Choly - única sobreviviente de los 7 hijos que tuvo Esteban Mederos-.

La idea de hacer una mega fiesta surgió el 4 de abril, en el cumpleaños de Daniel Mederos. “Lo llamé a mi sobrino para saludarlo, nos juntamos y al recordar distintas anécdotas familiares salió el tema del tiempo qué hacía que no nos juntábamos todos. Cuando llegué a casa me puse a pensar y a la una y media de la madrugada lo llamé para decirle que ya empezaba a organizar un encuentro para el 25 de mayo”, resumió Juan Carlos.

“Es muy bueno encontrarnos porque tenemos ganas y no porque nos convoque alguna pérdida”, agregó Víctor Hugo Mederos, hijo DE Abel y de Rita - 89 -, la invitada de mayor edad. Por otra parte, el benjamín fue Benicio Volpi, quien está a punto de cumplir un año.

Pese a que la mayoría vive en La Plata, aseguraron que estuvieron unos 30 años sin verse, no por falta de afecto, sino porque la vida fue pasando sin que nadie se encargara de organizar una reunión.

Por una cuestión de practicidad, cada grupo familiar aportó un plato para compartir y bebidas. También se pensó en algo dulce para la hora del mate, momento en el que las anécdotas continuaron con una sucesión de presentaciones que casi siempre comenzaron de la misma manera: “¿Sabés de quién es hijo?”.

CARTEL

Para facilitar la identificación, cada invitado lució un cartel a modo de prendedor en el que figuraba su nombre, el de sus padres y de cuál de los dos primos era descendiente.

Además se exhibió un video que reunió fotografías familiares con las que se estableció un repaso histórico de los Mederos. También hubo una suelta de globos, cada uno con el nombre de un integrante de la familia y su número de teléfono. Aunque el tiempo pasó volando, la sobremesa se extendió hasta las seis de la tarde.