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El caso Ravagliate y la historia de una familia golpeada por la tragedia

31 de Agosto de 1999 | 00:00
Aquel domingo 30 de agosto de 1998 jugaban Gimnasia-Boca y San Lorenzo-River. Jorge Rodolfo Ravagliate (74), conocido en todo el barrio Mondongo como "Titi", no era hincha de ninguno de esos equipos, sino de Estudiantes, pero igual le gustaba escucharlos por la radio. Y en eso estaba, junto a su mujer Amelia Norberta Arrastoa (69), más conocida en todo el barrio como "Lita", cuando a las 19,40 sonó el portero eléctrico de su casa de 67 entre 116 y 117.
"Titi fue a ver quien era por la mirilla de la puerta del garaje, mientras yo estaba en el dormitorio -cuenta "Lita", su mujer- porque si él no conocía no le abría la puerta a nadie. "Soy Lila, Titi", se escuchó del otro lado de la puerta, y Titi abrió."

Pero la mujer que se había anunciado no estaba y en su lugar ingresaron tres hombres. Uno de ellos sacó una pistola Browning 765, le apuntó a Ravagliate y le tiró. Pero Titi también estaba armado y repelió la agresión con un tiro de su revólver 38 largo, que impactó en uno de los delincuentes. Pero los otros dos lo acribillaron y Titi Ravagliate cayó muerto en la puerta que comunica al garaje con el dormitorio.
"Quedó acostado sobre el escalón -recuerda su esposa- con las piernas en el garaje y la cabeza en el dormitorio. Uno de los delincuentes lo saltó y me apuntó a mí, le pedí que no me matara, me arrodillé, pero igual me tiró. Sentí un ardor muy fuerte en el cuello y me quedé acostada, como si estuviera muerta. Después uno de ellos fue al baño, creo que se lavó las manos. Y después se fueron; recién entonces me levanté y comencé a gritar".
Lita Arrastoa de Ravagliate recuerda aquel domingo muy bien. Y sabe que si no hubiese reaccionado de esa manera, haciéndose la muerta, "hoy no estaría hablando con usted. Fue algo terrible, mi marido tirado en el suelo, muerto, y yo con el cuello completamente ensangrentado. Por un momento pensé que yo también estaba muerta".
El disparo de bala que le efectuaron a la mujer la rozó en el cuello y siguió su curso con destino incierto dentro de aquella habitación, ya que los peritos policiales, hasta hoy, jamás pudieron encontrar aquella bala.
"La mujer que llamó a la puerta -cuenta Jorge Ravagliate (44), el único hijo de Lita y Titi- y que presuntamente actuó como entregadora, se llama Liliana Muñoz, fue detenida pero ahora está libre por falta de mérito. El hombre al que mi papá le disparó, Oscar Falcone, de 35 años, un ex policía, se hizo atender en el Hospital Gutiérrez y allí mismo lo detuvieron, actualmente está como procesado en la cárcel de Olmos. El que estaba con él, Jorge Brunet, también fue detenido y está como procesado en la cárcel de Magdalena. El cuarto integrante de la banda, Leonardo Moratón, también fue detenido, aunque no sé por qué causa después fue dejado en libertad. Es decir que de los cuatro integrantes de la banda, dos todavía están libres".
Aquel domingo 30 de agosto, en la elegante casa de la calle 67 había una importante cantidad de dinero, alhajas, un Renault 19 rojo modelo 96 en el interior del garaje y otros valores. Sin embargo, los delincuentes no se llevaron nada más que el revólver calibre 38 de Ravagliate.
"Nunca se supo hasta hoy por qué lo mataron a mi papá -sostiene su hijo Jorge- porque robar, no robaron nada. Entraron a la casa y tiraron a matar, a mi papá y también a mi mamá, que está viva de milagro. Tal vez, cuando tenga lugar el juicio oral podremos conocer algo más, aunque yo quisiera que los cuatro fueran al juicio y a la cárcel, como corresponde. Porque en este caso todavía no se hizo justicia".
Lita Arrastoa ceba mate en la cocina de la misma casa donde ocurrió la tragedia, y aún parecieran retumbarle en la cabeza los cinco tiros que en aquella tardecita silbaron en el interior de la vivienda.

"Fue todo muy raro -recuerda- seguramente Titi habría de conocer a aquella mujer que tocó el portero, porque de lo contrario no le hubiera abierto la puerta. La mujer salió corriendo y se subió a un Fiat 147, los tres hombres entraron y se produjo el tiroteo, y recién después que a Titi lo remataron en el suelo me fueron a buscar a mí. Después se fueron todos, llegaron vecinos amigos y me internaron en el Hospital San Martín".
Ni a Lita Arrastoa ni a su hijo Jorge le cierran todavía los posibles móviles del crimen. "Si fue un asalto, es raro porque no se robaron nada. Tampoco sabemos porqué querrían matarlo, Titi era una de las personas más queridas en todo el barrio, un mano suelta que le resolvía los problemas a todo el mundo. Hay gente a la que le había prestado plata que vino a devolverla, y otros que no lo hicieron más".
Su mujer recuerda a Titi Ravagliate como "a un hombre muy bueno, le gustaba mucho jugar a las bochas en la plaza Matheu y nadar en la pileta que tenemos en la casa. Era un hombre de buen corazón, pero también firme, de carácter, nadie se lo iba a llevar por delante así nomás. Se había jubilado como empleado de la Municipalidad y le gustaba pasar las horas en el barrio, jugando a las bochas. Habían formado una especie de club en la plaza, y Titi era el presidente. Hoy tendría 75 años, pero lo mataron peor que a un perro".
Lita Arrastoa recorre la vivienda en la que ocurrió el crimen -que actualmente tiene en venta "porque me quiero ir a vivir a un departamento, que es más seguro- y señala los lugares en donde se desencadenaron los hechos: el garaje por el que ingresaron los delincuentes, el sitio donde cayó muerto su marido, y la habitación en la que le dispararon a ella. También el techo que los peritos policiales hicieron poco menos que derrumbar para buscar una bala que nunca encontraron.
"Hace poco que pude reparar ese techo -cuenta- porque hasta lo tuvimos que pagar nosotros. Por todo esto también me quiero ir de esta casa. No es agradable estar todo el tiempo en el mismo lugar en el que a una le arrancaron la vida".

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