Del San Martín de La Plata, al éxito en los juegos mundiales

PABLO GRUNEWALD, REFERENTE DE ATLETAS TRASPLANTADOS, JUNTO A SU PAPÁ HÉCTOR, QUIEN LE DONÓ UN RIÑÓN

Diez años atrás, Pablo Grunewald era operado en el hospital San Martín de La Plata, donde recibió un riñón donado por su propio padre, Héctor. Concluía así una espera de dos años de un órgano para trasplante y largos meses de diálisis durante los cuales, a pesar de todo, no abandonó el entrenamiento ni la práctica del deporte, que intensificó una vez operado.

De esa manera Pablo Grunewald, que vive en Olavarría y una vez cada seis meses viaja a La Plata para someterse a controles, participó en tres ediciones de los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados: en Francia, en Canadá y en Tailandia. En los tres casos obtuvo medalla de oro en las categorías de 400 metros, 800 metros, 1.500 metros y maratón, convirtiéndose en uno de los atletas con más premios obtenidos de la delegación argentina y actualmente en uno de los principales referentes para los atletas trasplantados.

Grunewald, que es enfermero profesional y trabaja en el área de Promoción de la Salud de la Municipalidad de Olavarría, dice que en estos juegos sus expectativas son más sociales que deportivas.

“No estuve presente en las dos últimas ediciones porque nació mi hija Justina, así que no tengo tantas expectativas en mi rendimiento deportivo como en la posibilidad de acompañar a los atletas nuevos en una edición de los Juegos en los que la cantidad de participantes argentinos va a ser récord. Creo que lo más importante de este evento no es la competencia, sino demostrar que una persona trasplantada está en condiciones de llevar una vida normal, un mensaje que puede ser muy útil para quienes hoy esperan un trasplante. En ese sentido, hay un elemento a tener en cuenta y es que en los últimos años, el rendimiento de los atletas trasplantados ha achicado mucho la brecha con el de los atletas convencionales”.