No fue el mejor debut de San Lorenzo en la Copa

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Río de Janeiro.- San Lorenzo, último campeón del fútbol argentino, perdió con Botafogo de Brasil por 2 a 0, en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, en el debut de ambos en el grupo 2 de la Copa Libertadores de América, que además integran Unión Española (Chile) e Independiente del Valle (Ecuador).

Los goles del conjunto local, que regresó al certamen continental tras 18 años, los convirtieron el delantero argentino Juan Carlos Ferreyra (29m. PT) y el atacante Wallyson (6m. ST).

San Lorenzo, que aún no ganó la Copa en sus 105 años de historia, tardó 15 minutos en acomodarse en el campo de juego, aunque una vez que lo hizo prácticamente no pasó sobresaltos en defensa y contó con las mejores chances de gol, con un esquema táctico 4-3-2-1 flexible.

Sin embargo, el equipo que dirige Edgardo Bauza (DT campeón de la la Libertadores con Liga Deportiva Universitaria Quito en 2008) tuvo mala suerte, ya que un remate aislado de Wágner -que se desvió en Mauro Cetto- derivó en un rebote de Sebastián Torrico que Ferreyra cambió por gol, a los 29 minutos de juego.

El ex delantero de Gimnasia y Esgrima La Plata, Newell`s Old Boys de Rosario y All Boys fue oportuno y puso a su equipo en ventaja en el marcador.

El inicio del segundo tiempo mostró al conjunto de Boedo parado 10 metros en campo rival, pero en el primer contraataque del equipo carioca llegó el 2 a 0 con un remate de larga distancia de Wallyson, a los 6 minutos.

Ese tanto fue un “mazazo” en lo anímico para San Lorenzo, que con el transcurrir de los minutos dejó más espacios en defensa y se expuso a las réplicas de un Botafogo, que tuvo como principal virtud la contundencia en ataque.

De hecho, Ferreyra tuvo otra oportunidad de gol clarísima dentro del área chica (13m.).

Bauza introdujo los tres cambios, Mauro Matos, Leandro Romagnoli y Héctor Villalba por Blandi, Enzo Kalinski e Ignacio Piatti, para renovar al equipo pero no dieron resultados.

Es que el equipo de Boedo no funcionó en todo el partido desde lo colectivo ni desde lo individual. Y la caída, a la postre, fue justa.