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Automotores |UN MITO QUE SE DERRUMBA

Los peligros de polarizar los cristales de los vehículos

Se comprobó que su uso incrementa el número de accidentes

28 de Marzo de 2014 | 00:00

Polarizar los cristales de los automóviles es una práctica habitual que a partir del desconocimiento popular, ha generado una serie de mitos infundados y de peligros desconocidos por los automovilistas.

Según un informe de Cesvi (Centro de Investigación y Seguridad Vial de Argentina), con un parque automotor en crecimiento constante, la cantidad de vehículos que poseen los vidrios polarizados también se incrementa, aunque en mayor proporción debido a que es cada vez más la gente que desea incorporarlos por diversas razones. Pero en lo que nadie parece reparar es que al mismo tiempo, también aumentan las posibilidades de que esos vehículos se vean involucrados en incidentes viales graves.

LOS MOTIVOS

Entre los principales motivos por los cuales la gente decide polarizar los vidrios de su vehículo se encuentran el de filtrar los rayos UV -al mismo tiempo protegerse del sol-, la seguridad y la estética. Estas respuestas exponen el desconocimiento general sobre la verdadera función de este tipo de implementos, lo que termina generando mitos que se alejan de la realidad. Con el fin de refutarlos, nada mejor que hacer un análisis de estos motivos.

Para los que defienden la idea de que los vidrios polarizados disminuyen el ingreso de los rayos ultravioletas al habitáculo, especialistas de Cesvi Argentina realizaron un estudio con un dispositivo especialmente diseñado. Salvo aquellos que fueron desarrolladas principalmente para bloquear los rayos UV, las láminas más comunes -independientemente de su tonalidad- permiten el paso de un 91% de estos rayos. Por su parte, existen láminas realizadas especialmente para bloquearlos que alcanzan un alto porcentaje de efectividad por lo general, superior al 97%.

Estos últimos son los que se deberían implementar en caso de querer

proteger a los ocupantes del coche de las inclemencias de los rayos solares. Además, no disminuyen tanto la visibilidad, un factor de extrema importancia y que da lugar al segundo ítem. Cuando se habla de polarizar los vidrios por protección, deben considerarse varios factores que inciden sobre principios básicos de la seguridad vial.

Entre ellos, la falsa confianza que proviene de conducir un vehículo que impide la correcta visibilidad tanto hacia adentro como hacia fuera. Sobre todo cuando la visión del conductor queda reducida especialmente en situaciones en que las condiciones climáticas como la niebla, la lluvia o la misma oscuridad de la noche la comprometen aún más.

Otra razón destacada, sucede cuando el ocupante del vehículo, gracias a polarizados con tonalidades muy oscuras o bien de mínima transparencia , queda oculto a la vista de los demás conductores y transeúntes, obstaculizando la comunicación visual entre estos actores e imposibilitando la falta de reacción ante determinadas situaciones riesgosas.

Una mención aparte se la lleva la visión activa, que se da cuando se perciben las maniobras de los vehículos que van delante del auto que los antecede, lo que en casos de parabrisas con tonalidades muy oscuras, se convierte en una misión casi imposible.

En lo estrictamente relacionado con seguridad, puede hablarse de un laminado de antivandalismo, que en caso de impacto, evita la pulverización del vidrio, muy útil también en situaciones de siniestros.

Según las estadísticas relevadas por Cesvi Argentina los autos con vidrios polarizados incrementan en un 30% las probabilidades de estar involucrados en una colisión grave.

Estos datos surgen del total de los autos chocados con vidrios polarizados que ingresan en el desarmadero de Cesvi. El número es aún más alarmante cuando se tiene en cuenta que más del 50% del parque automotor lleva polarizados.

La estética es el tercer motivo esgrimido por la gente a la hora de cambiar la tonalidad de los vidrios de sus autos. En los negocios del ramo, los clientes eligen el tono intermedio por sobre el claro y el más oscuro. Hasta ahora, el criterio predominante queda librado a gusto del dueño del auto y no por una norma o regulación de los organismos de control.

En este caso no debería anteponerse por sobre la seguridad de tránsito.

De acuerdo con este principio, y haciendo hincapié en la frase “los derechos ajenos empiezan donde terminan los propios“, las tonalidades permitidas deberían estar debidamente reglamentadas, reguladas y controladas, sancionando a aquellos que contradigan los fundamentos de la conducción responsable. A esta situación se le suman otros dispositivos que alteran la línea original como por ejemplo, las luces no reglamentaria.

Hay que recordar, además que la Ley Nacional de Tránsito N°24.449, en el inciso F. del artículo 30, donde hace mención a los requisitos “mínimos” para automotores, declara “Vidrios de seguridad o elementos transparentes similares, normalizados y con el grado de tonalidad adecuados”.

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