Un presente duro y un futuro incierto

BOCA LA PASA MAL POR DISTINTAS CIRCUNSTANCIAS Y SU FUTURO DEPORTIVO ES INCIERTO

ENFOQUE
Por EDUARDO TUCCI

En crisis, la semana negra que comenzó con la derrota contra River y siguió con el traspié en Rosario no hicieron más que acentuar el mal momento boquense. Más allá de las magras actuaciones futbolísticas, con una seguidilla de resultados negativos que han depositado al equipo en los puestos menos relevantes del torneo, se han sumado a la escena opiniones encontradas en el seno dirigencial, una tensa reunión mano a mano de Bianchi con el presidente Angelici, la presencia amenazante de la hinchada en el entrenamiento y hasta un video comprometedor que involucra a un influyente integrante de la CD.

La preocupación ha ido en aumento a punto tal que la reunión programada para la semana próxima entre el DT y el presidente se adelantó abruptamente para intentar un urgente cambio de rumbo.

En el encuentro con el Virrey, el titular boquense pidió explicaciones por los últimos resultados (dos empates y dos derrotas consecutivas), pero fundamentalmente puso sobre el tapete la falta de actitud demostrada por los jugadores.

El DT -respaldado hasta ahora por Angelici, pero no por toda la comisión directiva-, contestó tirando sobre la mesa el nombre de 8 futbolistas que “deberán dejar el club” en el mes de junio y pidiendo “refuerzos de jerarquía” para lo que viene.

No hablaron de Riquelme, sobre quien habrá que tomar una decisión dentro de dos meses, pero Bianchi dejó bien en claro que para el torneo que viene tendrán que estar muy activos en el mercado de pases.

A todo esto, en el seno de la CD las opiniones sobre el entrenador están divididas. Muchos de los que no vieron con buenos ojos las declaraciones de Angelici cuando hace una semana anticipó que “Bianchi seguirá después de junio” se preguntaron: “¿Qué pasará si perdemos tres o cuatro de los ocho partidos que faltan?”. Y por lo bajo aseguraron que “el ciclo del DT ya está terminado”.

Bianchi retornó al club portando los mejores pergaminos por los éxitos logrados en certámenes locales e internacionales, pero fundamentalmente ponderado por su buen ojo para seleccionar los refuerzos, la aptitud para administrar el potencial del plantel y el acertado manejo del grupo.

Nada de ello ha ocurrido en esta nueva etapa del Virrey y lejos de reducirse los márgenes de error en los ingresos los números marcan que en 15 meses de gestión del actual director técnico se utilizaron 10 millones de dólares para pagar jugadores -solicitados por el DT- que no respondieron a las expectativas sumando constantes fracasos y magras campañas.

La realidad marcada por pésimos negocios -Chiqui Pérez, por ejemplo, le costó a Boca casi un millón quinientos mil dólares- más un vestuario que se fue enrareciendo semana tras semana, con peleas y escenas de pugilato incluidas, determinaron un presente tan pobre como el número de unidades recogidas.

Ahora llegó el momento de la renovación y de los cambios, pero para ello naturalmente entrará a tallar el tema económico.

El presidente ya anticipó que en el mercado venidero el club tendrá que desprenderse de varios futbolistas, mencionando entre ellos a Juan Sánchez Miño, Juan Manuel Martínez y Cristian Erbes.

No serán los únicos en abandonar Casa Amarilla, ya que otros apellidos notables tendrán que armar las valijas: Ledesma, Rivero, Chiqui Pérez, Trípodi, Riaño, Perotti, Orión -si llega una oferta después del Mundial de Brasil-, y Grana.

En este Boca que vive de crisis en crisis, para colmo se sumó en las últimas horas una cámara oculta que difundió el sitio Playfutbol en el que aparece el vicepresidente del club, Juan Carlos Crespi, ironizando sobre varios integrantes del plantel y mofándose en particular de dos de sus integrantes, Daniel Díaz y Hernán Grana.

El registro fílmico provocó una y mil conjeturas en una semana que arrancó con la caída en el Superclásico y terminó en un mar de versiones.

En medio de la tormenta, los hinchas empezaron a hacer público su descontento y, por ahora, la emprendieron contra los futbolistas. En la práctica de ayer un grupo colgó un pasacalles con una leyenda contundente: “Jugadores, no le falten el respeto a la camiseta de Boca”. Todo dicho.

Lejos de los éxitos y los laureles de otras épocas, uno de los colosos de nuestro fútbol sigue debatiéndose en una escenografía de incertidumbre, en la que abundan las dudas que preanuncian un futuro incierto.