Opinan los lectores

Clubes de fútbol

Federico Zortinggen indica: “Desde el fallecimiento de Julio Humberto Grondona, los medios periodísticos en general, no sólo los deportivos, vienen haciendo especulaciones sobre la posibilidad de que cambie el calamitoso estado de cosas del fútbol argentino, en donde los millonarios endeudamientos de los clubes son moneda corriente. Pensar que hasta hace relativamente poco tiempo los clubes sólo se mantenían con el producto de las recaudaciones y algún ingreso más por los pocos carteles publicitarios que había en las canchas. Las entidades mantenían numerosas actividades y no tenían deudas. Ahora, con ingresos enormes, la mayoría de los clubes tiene deudas abultadas y han reducido su actividad social y de otros deportes casi al mínimo, pese a que además suelen vender jugadores en cifras insólitamente altas. Pero el dinero se va del fútbol y de las entidades en astronómicos sueldos de futbolistas, y especialmente, en negociaciones con representantes y empresarios, figuras que se han hecho millonarias y cuyo número no para de crecer. No creo que nada cambie en el fútbol argentino; ¿quién o quiénes lo podrían hacer?”

José A. Tomasello dice: “Transito una vez al mes el Camino Centenario haciéndolo en horario nocturno, en automóvil junto a mi familia, y nunca dejo de asombrarme el poco interés que tienen nuestros gobernantes en el estado de iluminación del mismo, los pastizales al costado crecidos. Eso sí, colocan radares para medir la velocidad y así cobrar multas a los automovilistas; lejos de tener una motivación en la prevención de accidentes lo único que tienen es un afán recaudatorio. Y pensaba mientras transitaba, los años que están enquistados los intendentes del Conurbano que nada hacen por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de sus municipios: falta de red cloacal, iluminación, calles intransitables, etc. Ojalá algún día tomen conciencia y dediquen su esfuerzo en brindar una mejor estadía a los habitantes de esos municipios.”

Silvia Cilia opina: “Cuando los políticos se equivocan, la población sufre las consecuencias. Y nuestros políticos son eruditos en el tema. Se habrían gastado el dinero de las reservas por impericia, entonces nosotros los ciudadanos tenemos que colaborar obligatoriamente con el Impuesto a las Ganancias, y otras contribuciones, para hacer frente a todos los gastos (que no quieren eliminar y que les permitirían seguir estando en la cúpula). Debemos soportar los aumentos indiscriminados en los servicios, porque durante años necesitaron de un populismo desmedido para sumar voluntades. Se destruyeron fuentes de trabajo, y una larga lista de otras medidas confiscatorias. Nos hemos acostumbrado a sortear obstáculos y hemos inventado muchas formas de supervivencia. Esto se repite cada 10 ó 12 años. Llegamos al fondo y como el ave Fénix resurgimos de las cenizas, y cuando todo pareciera encaminarse, aparece un nuevo personaje que hace uso y abuso de la confianza y esperanzas de todo un pueblo. La culpa también la tenemos nosotros, ciudadanos comunes, que con el lema ‘no te metas’, permitimos que incapaces nos gobiernen.”

José Pollola escribe: “Con profunda indignación, estupor y sorpresa leo en este matutino que Absa proyecta aumentar sus tarifas en un 46% y paradójicamente, se informa que las jubilaciones subirán en un 17 %. Esta empresa (del agua) aumentó en el año 2012 un 180% más un 46 % que pretende, en suma, un 226% brindando un servicio desastroso. Me pregunto quién en ese lapso recibió un aumento como ese. Y digo servicio desastroso porque por reclamo 1426608, del día 2/7/14 y reiterado en 16 oportunidades, solicité me reparen la llave de paso, sin que hasta hoy lo hayan hecho. Para colmo, cuando uno se comunica al 0800-999-2272 hay una voz que dice ‘estamos trabajando para tratar de mejorar la atención’. La verdad que no se nota para nada”.

Germinal Di Rocco afirma: “Frente a caóticos siniestros (igniciones, riadas, etc.) surge la misión póstuma de prodigar patrocinio a sus víctimas. La crónica frecuente testimonia que esta instancia no resulta llana pues debe obrarse contrarreloj. Por ello es que aprecié prudente que nuestra Comuna, o cualquier otra, estimulara la convocatoria social para el acopio discriminado de todos aquellos elementos que, por magra valía, suelen subastarse o arrojarse a la vía pública disipando su potencial reutilización. A través del eficaz “Servicio 72 Horas” podrían colectarse los donativos (chapas para techo, tirantes, moblaje, vajilla, ropa, resabios de materiales de construcción, alimentos no perecederos, etc.) con los que se asistiría a fortuitos damnificados, de los que nadie se halla eximido. Así se zanjarían, fugaz y persistentemente, arduas penurias, coadyuvando a reestructurar hogares devastados, menguando el saldo a sufragar sólo a lo salubre. El aciago 2 de abril de 2013 reflejó que la solidaridad perdura incólume. Supletoriamente se abreviaría el nivel cuantitativo de desechos habituales.”

Domingo Martínez opina: “Miguel Pajares, sacerdote español, falleció el día 12 víctima del Ebola. Junto a él, en Liberia, han fallecido cinco de sus amigos de comunidad: tres sacerdotes, una religiosa y el asistente social del hospital de San José en Monrovia. La Organización Mundial de la Salud alertó hace sólo unos días del deber que pesa sobre las economías más fuertes y poderosas del mundo pidiendo que ayuden a Africa a instalar infraestructuras que hagan frente a esta epidemia. Miguel Pajares y sus compañeros se infectaron porque desde hace casi 40 años el Ebola no ha sido una prioridad en el complejo mundo de los ensayos clínicos, interesaba poco a los grandes laboratorios. Pienso que llamar a las cosas por su nombre no es hacer demagogia, sino un deber de justicia. Africa se enfrenta a una epidemia para la que no tiene recursos y el sacerdote Miguel Pajares, con su vida y con su muerte, ha venido a testimoniarlo al corazón de un Occidente rico y capaz, pero paralizado. Alguien tendrá que despertarnos y quizás lo consiga este maldito virus a través de un hombre de Dios como el sacerdote Pajares.”