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Información General |uno de cada 25 jovenes padece trastornos alimenticios

Bulimia y anorexia: un drama juvenil que es boom en el cine con una historia platense

Afirman que el culto a la imagen dentro de las sociedades puede actuar como factor desencadenante

Bulimia y anorexia: un drama juvenil que es boom en el cine con una historia platense

Bulimia y anorexia: un drama juvenil que es boom en el cine con una historia platense

Por AGUSTINA MUSSIO

18 de Junio de 2015 | 02:53

Es viernes, y la sala de cine está completa. Hasta las butacas más incómodas se encuentran ocupadas. Un grupo de amigas pregunta si pueden sentarse en el piso del pasillo para evitar los asientos de primera fila. El acomodador les ofrece cambiar sus entradas para otro día. Pasarán la película “Abzurdah”, que se estrenó días atrás. Hay hombres y mujeres de diferentes edades, pero predominan las adolescentes. Una nena pizpireta de 12 años dice que vino a ver a su actriz favorita.

La “China” Suárez -una ex Teen Angels de Cris Morena- protagoniza la película, que está basada en el libro autobiográfico que escribió la platense Cielo Latini. La historia cuenta los trastornos alimenticios y psicológicos que padeció la narradora durante su adolescencia.

Argentina es el segundo país (después de Japón) con más casos de bulimia y anorexia

 

La China Suárez es la encargada de representar a una chica bulímica y anoréxica. ¿Qué muestran? Es la más avispada de su curso: estilo rebelde-cool, no tiene amigas, finalmente logra hacerse de un grupito pero la terminan dejando de lado porque ella va un paso más adelante. Recurre a las redes sociales: se enamora de un chico que conoce por chat y tras la desilusión amorosa cae en trastornos alimenticios para “calmar” su angustia. Arma un blog para promover la bulimia y la anorexia: junta seguidoras y lidera. Pero ella sólo se descarga con palabras, no se engancha con las charlas del grupo porque siempre está un paso más allá.

Altiva, se define como “diferente” y -casi con soberbia- declara “no ser normal”. Fuma, toma y hasta cuando vomita -incluso en la peor etapa de la enfermedad- continúa viéndose hermosa. Acaso los realizadores del film no se animaron a demacrar una cara tan linda, ni siquiera para una aproximación más real a los efectos de la enfermedad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos alimentarios son la tercera causa de muerte de adolescentes, después de los accidentes de tránsito y la adicción a las drogas. Y Argentina es el segundo país (después de Japón) con más casos de bulimia y anorexia: se estima que uno de cada veinticinco adolescentes padece de alguno de estos trastornos, de acuerdo con los datos de Aluba (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia).

“Las estadísticas van en aumento. También es porque hay más información y más conciencia sobre el tema”, dice el doctor Alejandro Covetta, director médico de Aluba, y señala que en los últimos años se incrementaron las consultas de varones: “De no tener ninguno pasaron a formar el 15% del grupo”.

Los trastornos alimentarios suelen aparecer entre los 13 y los 14 años, pero no son enfermedades exclusivas de la adolescencia: pueden extenderse a lo largo del tiempo. “En algunos casos se pueden cronificar y se hace más difícil el tratamiento. Por eso es importante que se traten a tiempo, cuando el psiquismo y el metabolismo no está del todo modificado”, señala Covetta, y cuenta que en los adultos la situación se complejiza porque generalmente tienen otras responsabilidades y les resulta más difícil seguir el tratamiento o no cuentan con la contención familiar de un adolescente.

Especialistas afirman que el culto a la imagen dentro de las sociedades actúa como desencadenante de la enfermedad. Sin embargo establecen que para que se desarrolle también es necesaria una cierta predisposición.

“En este tipo de patología hay un 40% de carga genética y un 60% de estímulo social. La cultura puede estimular el trastorno pero hay que tener una predisposición para que se desarrolle”, afirma Covetta.

Dónde buscar ayuda

La bulimia y anorexia son trastornos alimenticios que alteran la conducta con la comida. Sin embargo tienen un origen más profundo: miedo a crecer y miedo a vivir, según señalan en Aluba. Aunque son dos trastornos distintos (los bulímicos, principalmente, comen y vomitan mientras que los anoréxicos no comen) están relacionados y pueden aparecer juntos.

“Una película, sufrir bullying en el colegio o que alguien les diga que están gordas pueden actuar como factores desencadenantes”, señala Covetta, aunque aclara que las personas deben tener una predisposición a desarrollar la patología.

Estas enfermedades ocasionan graves desequilibrios físicos y psíquicos en quienes las padecen. Pero para los padres no siempre resultan fáciles de detectar.

“Generalmente hay mucha manipulación de los hijos hacia los padres, muchas mentiras, y también suele haber una negación a aceptar la enfermedad por parte de los chicos y de los adultos”, dice José Álvarez, que coordina grupos de ayuda en Aluba y es el papá de una chica que superó la enfermedad.

Dice que su experiencia personal fue similar a la que atraviesan otras familias: “A los 15 años empezó con que la leche le hacía doler la panza, después con que el queso le daba asco y cuando comíamos cortaba los pedacitos muy chiquititos. Nosotros al principio la justificábamos y le creíamos porque tampoco sabíamos del tema”, recuerda José, y plantea que los padres tienen que estar alerta, y si tienen dudas asistir a las charlas gratuitas de Aluba.

CAMBIOS EN LA PERSONALIDAD

La enfermedad también acarrea cambios en la personalidad: aumenta el mal humor, la irritación, aparecen excesos de llanto, inestabilidad emocional, se aíslan, las anoréxicas generalmente son muy autoexigentes y están disconformes con su cuerpo, según señalan los especialistas.

Generalmente las personas enfermas buscan argumentos para justificar su relación con la comida y el bajo peso: quiero engordar pero no puedo, la comida me cae mal, soy vegetariano (y elimino de la dieta los alimentos más calóricos) y la vida sana para justificar la actividad física (intensa y compulsiva), entre otros.

Durante 2014 Aluba realizó una investigación en colegios de Capital y Gran Buenos Aires. El 28, 25% de los alumnos encuestados padecían trastornos alimentarios, un 3,25% más que el año anterior.

Dentro del grupo de mujeres con patrón normal de alimentación y que residen en la Provincia de Buenos Aires, un 63,1% dijo que le aterrorizaba la idea de tener exceso de peso. Y el 48,8% dijo sentirse extremadamente culpable después de comer.

Las personas que padecen trastornos alimentarios y no se tratan, pueden morir a causa de la enfermedad.

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