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Información General |Diciembre de buenos hábitos

Tiempo de parar

Agobio, estrés y dolores musculares, las problemáticas más frecuentes en la última parte del año. ¿Cómo evitarlos y llegar sanos al verano?

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3 de Diciembre de 2016 | 02:04

Facundo Arroyo

El cuerpo nos habla. Un dolor punzante en la espalda por una discusión en el trabajo; una jaqueca por mirar todo el día el monitor; una contractura en la pierna por estar mucho tiempo sentado. Pequeños síntomas de agotamiento físico y mental que, a fin de año, se hacen cada vez más presentes. Empieza el último mes de 2016 y el cuerpo lo sabe, lo siente y, sobre todo, lo sufre.

El agobio laboral, el estrés manifestándose en contracturas o brotes, y los dolores musculares son algunos de los síntomas por los cuales el cuerpo avisa que está llegando fin de año. Un momento en el que hay que detenerse y adoptar los hábitos que aconsejan los profesionales de la salud, si es que se quiere evitar un mal a futuro.

Matías (30) es Comunicador Social y está sentado al costado de la computadora donde trabaja ocho horas diarias. Le duele el cuello. Mueve la cabeza de manera circular y cuenta que hace un tiempo empezó yoga: “Me vino bien para aflojar muchas de estas contracturas”, explica.

“Para estas fechas se produce un malestar que, en muchos casos, debe pensarse a partir de lo que se impone cada persona frente al final del año: un inexorable momento de concluir que dicta el calendario donde se suelen revisar los objetivos y expectativas que desde el comienzo del año, o aún antes, se han trazado”, explica el psicólogo, Javier García. “Al llegar estas fechas, se revisa lo que aún no se ha resuelto y se cae en la cuenta de que cada vez resta menos para intentar remediar lo que no se ha podido en los meses anteriores”. García se refiere a condiciones del ánimo frente a distintas angustias, fracasos u objetivos que no han sido resueltos. Ese malestar, en principio, puede impactar de manera directa en nuestro cuerpo, ya sea mental o físicamente.

Ernestina (29) es empleada de comercio. Trabaja todos los días en un local de ropa del centro platense. Hace unos días una señora le pidió probarse un pantalón negro. Explica que cuando le llevó la prenda, la clienta le pidió uno más oscuro. Ernestina se queda en silencio y cierra los ojos. Los abre y los vuelve a cerrar. “Fin de año”, dice y luego suspira.

Últimas energías

Algunas de las principales causas de estrés a fin de año son el volumen y el ritmo de trabajo, las tareas aburridas o monótonas, el empleo inestable, el elevado nivel de responsabilidad, la exposición a tareas insalubres o peligrosas y la falta de apoyo con proyectos personales.

La proximidad de fin de año suele ser una buena oportunidad para hacer una pausa y preguntarse qué tipo de actividad ayudaría a mejorar ese estado de estrés que comienzan a sentir las personas en el contexto de su cotidiano y, sobre todo, en el ámbito laboral. “La elección de las actividades no puede ser una imposición de lo que es debido hacer para sentirse bien”, el psicólogo García: “Eso puede producir el efecto contrario: una obligación que, en poco tiempo, se abandonará”, aclara.

Por eso es importante no sumarse a las tendencias de último momento. Ya sea un deporte, o el acceso a alguna disciplina artística o, directamente, una conexión más espiritual. La decisión debería ser propia y estar guiada por las ganas y la curiosidad individual.

Matías no levanta la voz cuando charla y se nota en el brillo de sus ojos que hacer yoga lo ayudó a controlarse. Ceba un mate y moja sólo un sector de la yerba, mira atento cuando le vuelve a poner agua. La yerba seca sigue intacta.

“Es cierto que a esta altura del año hay más gente que comienza una actividad”, explica la Profesora de Educación física, Andrea Colmeiro. “Generalmente, este grupo persigue fines estéticos por entender que tienen unos kilos de más. A pesar de eso, actualmente hay más consciencia de los beneficios que traen los hábitos saludables como la actividad física para liberar tensiones”, advierte.

Algunas opciones de hábitos saludables

Entre las opciones que dan los profesionales de la salud para solucionar problemas como el estrés, el agobio laboral o el cansancio mental están la actividad física y el consumo de arte. Correr, hacer yoga o ir a los recitales de tu banda favorita pueden ser tres opciones claras de las alternativas que proponen los especialistas.

Mientras hace el precalentamiento de una clase, Colmeiro explica las causas de que a fin de año haya más gente dispuesta a hacer actividad física. No es una comunicación telefónica, prefiere ir mandando mensajes de audio por WhatsApp entre la elongación de un músculo a otro. No hay tiempo que perder.

“La actividad física realizada con conciencia, donde se respetan las características y limitaciones, siempre es favorable. Su componente lúdico y competitivo ayuda a liberarnos momentáneamente del agobio laboral y de las presiones que se sufren a diario. También se genera un encuentro social con pares que libera de las tensiones diarias”, completa la profesora de Educación Física Colmeiro.

Lorena (38) trabaja en la administración pública, tiene dos hijos (mellizos) y se encarga de los quehaceres de la casa. Sus tiempos y horarios siempre están justos, pero no deja de salir a correr. Es un cable a tierra, el momento que elige para encontrarse a sí misma, la batalla amable que decide combatir, al menos, tres veces por semana. “Cuando corro libero tensiones, me transporto, me transformo. Es como si se detuviera el tiempo. Es una pausa. Me genera uno de los estados más lindos que puede conseguir una persona: el de la felicidad”, asegura Lorena, participante de algunas maratones.

Lorena afirma que correr ayuda a bajar los niveles de estrés que aparecen a fin de año, sin embargo asegura que la actividad física es muy necesaria siempre. “Tiene que ser parte de la cotidianeidad de las personas. Creo que se debería generar ese hábito”, explica.

Matías está esperando su primer hijo, nacerá en marzo. Comenzó a hacer yoga por consejo de un amigo que no veía hace años. Para Matías practicar Yoga es una vuelta al cuerpo, “es sentirlo como un todo y tener una conciencia sobre su importancia. Es nuestra máquina y hay que cuidarla”. Y agrega: “también está lo espiritual, esa sensación de estar conectado con uno mismo y con el cosmos”. De todas formas, insiste: “En lo personal me purifica, me resetea. Conecto y desconecto; y entonces puedo decir que sí, que ayuda a paliar el estrés o todas las cargas que uno pueda llegar a tener”.

Además del consejo de ese amigo, Matías se convenció de practicar Yoga leyendo un libro. Le impactó una reflexión del poeta Pipo Lernoud y tomó la decisión de empezar. “En uno de sus viajes por Brasil estando en las playas de Ipanema y observando a los brasileros jugar a la pelota, Pipo llegó a la siguiente reflexión: siento que nuestros cuerpos no sirven, que están agarrotados, que tenemos músculos duros y manos cortas, risa difícil. Me hizo tomar conciencia-de-mí. Eso, en consonancia con una frase que me daba vueltas en el balero hace un tiempo: desoxidémonos para crecer”.

“El yoga tiene grandes beneficios para el cuerpo y la mente, sin pasar por alto la conexión que hay entre ambos”, explica la profesora de Yoga, Bianca Mirasso. “Desde lo corporal ayuda a la flexibilidad, la inmunidad, da mayor energía y vitalidad, mejora la postura, alivia dolores y tensiones, permite una mayor conciencia del cuerpo y de sus estados y lo fortalece”, explica y completa: “Los ejercicios de control de la respiración, permiten bajar las pulsaciones y calmar la mente, lo cual otorga una mayor claridad para observar los pensamientos y las emociones”.

La música viva y en vivo

Ernestina no reniega de su cotidiano pero insiste en que necesita su “escape artístico” casi todos los fines de semana. Sobre todo en esta época donde la gente pierde su buen humor y a veces se la agarra con el primero que se cruza.

Mientras toma mate en el negocio, ubicado en la calle 46 entre 8 y diagonal 74, Ernestina cuenta que el otro día un chico entró a preguntar muy preocupado por algunas camisas que, entendía, le podían quedar bien a su madre. “Nos peleamos todo el año y quisiera hacer las pases”, dice que le dijo el comprador mientras pagaba la prenda que había elegido. “Las preocupaciones a fin de año parecieran ser más graves aunque sean fáciles de solucionar”, reflexiona Ernestina.

Ernestina tiene dos pasiones: la murga y Sueño de pescado, una banda de rock local. Música, movimiento y sentido de pertenencia. Por un lado, es murguera por tradición desde hace años: “La murga fue, es y será la mejor desconexión a cualquier problema. Porque es un espacio de liberación. Al estar todos los días en el local, dos horas semanales bailando en la calle no vienen nada mal. Descargo energías y me libero un poco”, explica.

Por otro lado, Ernestina desarrolla una gran fidelidad hacia Sueño de Pescado propia de las nuevas generaciones. Sigue a la banda por más que toque fuera de la ciudad y tenga que viajar varias horas para escucharlos al menos un rato. Esos recitales, explica, son aún más necesarios a fin de año. “Me transportan a la adolescencia. Veo amigos de años atrás y escucho la música que me gusta. Los recitales del Pescado siempre son lindos momentos”, asegura.

Tres de cuatro fotos de su cuenta de Instagram son de viajes que hace para ver a Sueño de Pescado. Algunas de las fotos que no son sobre la banda están acompañadas de versos de sus canciones.

Prórroga

El estrés laboral es sólo una cara del agotamiento general que sufren miles de argentinos. La Consultora Integral Operativa (CIO) realizó un sondeo sobre El deterioro de la calidad de vida en el ambiente laboral. Indicó que sólo el 31% de los trabajadores se siente en buenas condiciones físicas y el 60% percibe síntomas de agotamiento mental. “El 70% de los costos de salud corresponden a enfermedades que pueden ser prevenidas”, advirtió Eduardo Brunetti, presidente de CIO. El sondeo, que incluyó a la ciudad de La Plata, apunta que del porcentaje total el 24% es menor de 30 años, el 29% tiene entre 30 y 40 años, el 28%, entre 40 y 50 años, y 19% es mayor de 50 años.

En el plano biológico, el relevamiento señala que el 69% percibe síntomas de agotamiento físico y casi el 80% asegura que sufre cansancio y agotamiento. En el segmento considerado de síntomas graves, Argentina supera en 8% al resto de América latina.

No es sólo el cierre de un nuevo año, todavía restan algunos acontecimientos que pueden causar estrés o agotamiento. Las fiestas de fin de año, previas a cocinarse, son una de esas ocasiones en que el desencuentro, la ausencia o el desbarajuste familiar pueden causar nuevos dolores de cabeza.

Matías, fiel a su nueva conexión, propone una visión pacífica: “Las fiestas siempre tienen ese no sé qué porque el festejo siempre se mezcla con dosis de melancolía. En la mesa siempre te falta alguien. De todos modos, sobran los motivos para brindar. No da bajón”.

El estado de ánimo, en este sentido, será un aliado para poder sobrellevar los últimos trotes. “Tanto el cansancio, la fatiga o el agotamiento pueden ser distinguidos como síntomas que con su insistencia y repetición en la vida diaria y a lo largo del tiempo influyen, bajo sus diversas formas, en el estado de ánimo de una persona muchas veces como sentimientos de presión y exigencia desmedida”, explica el psicólogo Javier García.

“No puedo dejar de mencionar que vivimos en un mundo demasiado acelerado, a mil, donde el tiempo juega un papel muy preponderante. Y no nos damos cuenta, quizás, cuánto de ese tiempo real dedicamos a nosotros mismos”, reflexiona Lorena.

Esas motos que van a mil de repente son cuerpos humanos, apurados por asegurarse la mejor oferta, o llegar a tiempo al trabajo o no olvidarse de las clases particulares de los hijos. Cuerpos que se auto-exigen durante todo el día y llegan al filo de sus propias energías al caer la noche.

Aunque parezca difícil, o imposible, es tiempo de parar. Ponerle un freno al desenlace. Encontrarse con uno mismo y reconocer nuestra respiración. Reflexionar, conseguir conclusiones, poder brindar con tus seres queridos con una sonrisa. Un gesto tranquilo y relajado gracias a un buen hábito. A una buena decisión.

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