“Geocaching”, la búsqueda del tesoro que propone seguir jugando como chicos

Algunos ven a la Ciudad como un espacio lúdico. O al menos de a ratos, en esos momentos en los que avanzan siguiendo pistas. Entonces las intersecciones de las calles, los árboles de las plazas, los frentes de edificios o de las casas cobran -para ellos- un sentido distinto al habitual: forman parte del recorrido que los llevará a la meta o acaso esconden en algún recoveco el tesoro que andan persiguiendo.

No se trata de piratas fuera de contexto. Son ‘Geocacher’, personas que participan de una “búsqueda del tesoro” librada permanentemente en espacios públicos de distas ciudades y pueblos.

El juego, que va sumando adeptos en varios países del mundo, se llama Geocaching y mezcla tecnología y aventura. La idea principal es encontrar, guiados por un GPS, los recipientes ocultos en distintos puntos, y también esconderlos.

Una vez que se halló el “tesoro”, los participantes comparten sus experiencias de búsqueda en la página que regula la actividad (www.geocaching.com.ar o www.geocaching.com) y en la que se registran quienes pretenden jugar, ya que en estos sitios webs son publicadas las coordenadas o las pistas que conducen al objetivo.

A los tesoros les dicen cachés. Habría más de 2.670.796 escondidos en distintos países del mundo. Por lo general son tuppers (para proteger de las inclemencias del tiempo) o frascos que guardan distintos objetos.

“Hay más de 1.000 cachés camuflados en espacios públicos de distintas provincias, 20 de ellos se encuentran ocultos en La Plata”

“El caché suele tener algún juguete, accesorio, llavero... Las reglas implícitas indican que si te lo llevás, tenés que dejar algo similar adentro. La idea es que sea algo interesante o con valor sentimental para alguien”, explica Sebastián Ortiz Bordenave, un geocacher platense, y aclara que los objetos no son de valor ni tampoco elementos que puedan resultar peligrosos (cuchillos, tijeras).

Aunque también participan niños, se recomienda que no se lancen solos a las búsquedas. “Es bueno que vayan acompañados de algún adulto. Es un juego ideal para las familias, porque se entretienen y pasan tiempo juntos al aire libre”, dice Sebastián.

Los cachés también suelen contener lo que llaman “logbook”, que es como una especie de libro de visita para que firmen los que han hallado ese tesoro.

“Encontré un caché en la Catedral, en Plaza Moreno y otro en el Bosque. Y dejé uno en la República de los Niños y otro en el Parque Pereyra Iraola”, cuenta Sebastián, y explica: “Los caches por lo general son chicos porque tienen que entrar en el contenedor. Y éstos tienen que estar muy camuflados o bien escondidos para que lo encontremos los que jugamos y no cualquier persona”.

A quienes desconocen el Geocaching y por maldad o ignorancia boicotean la actividad destruyendo o robando el caché lo llaman Muggle o Goemuggle (el término fue tomado de la película Harry Potter). Recomiendan ser disimulados en la búsqueda para que éstos no descubran el escondite.

En Argentina hay más de 1.000 cachés camuflados en espacios públicos de distintas provincias, 20 de ellos se encuentran ocultos en La Plata.

“Todavía no es un juego masivo, pero cada año se va sumando gente”, dice Ariel Chervonagura, uno de los coordinadores de la actividad a nivel nacional. Cuenta que realizan encuentros anuales para afianzar la comunidad y difundir la práctica.

El Geocaching tiene más de 10 años. Arrancó cuando Bill Clinton, quien entonces era presidente de Estados Unidos, autorizó el acceso civil a la red satelital de GPS. Entonces un joven de Seattle llamado David Ulmer decidió esconder un ‘tesoro’ (caché) y publicar las coordenadas en internet. Ese fue el comienzo de la actividad, que luego fue creciendo.

Al año siguiente (en 2001) un ingeniero radio aficionado platense, José Machao, escondió en el Parque Pereyra Iraola el primer caché argentino.

¿QUIENES PUEDEN JUGAR?

Los requisitos físicos para lanzarse a la búsqueda de cachés son mínimos: lo practican chicos de seis o siete años hasta adultos de cualquier edad. Por lo general se sale a jugar con grupos de amigos o en familia.

Para participar es necesario registrarse en la página www.geocaching.com (de forma gratuita) para acceder a las coordenadas de ubicación de los distintos cachés y contar con un GPS. Algunos se compran aparatos que ya vienen con la opción geocaching incorporada o se bajan aplicaciones gratuitas en el celular.

Hay cachés que se pueden encontrar sin GPS: depende de las pistas publicadas como de las fotografías que se suban del lugar y de la dificultad para dar con el escondite.

Muchos Geocacher son viajeros que van buscando ‘tesoros’ en los lugares que visitan. Otros combinan la actividad con trakking, ciclismo, kayak o acampadas. También están los que disfrutan de buscar o esconder cachés los fines de semana en el centro de su ciudad. Independientemente de la edad, son personas con ganas de jugar y divertirse.