“Encaro la vida con una óptica positiva”

“Soy una persona feliz, siempre”, dice, sin vacilar, Miriam Lanzoni, la actriz que, hasta el año pasado, compartió la vida con Alejandro Fantino, con quien tuvo un matrimonio de diez años que se transformó “en la experiencia más maravillosa” de su vida. Pero ahora, sin el tiempo que demanda el cuidado de una pareja, algo de lo que sin embargo nunca renegó, la chaqueña disfruta de un presente ideal, llena de trabajo y proyectos, un estado que la predispone de mejor manera para el resto de las cosas, según contó en diálogo con EL DIA.

Porque para Miriam (37) la felicidad es “una elección” y a pesar de los problemas, que nos tocan de alguna forma u otra a todos, todo el tiempo, uno puede elegir ser feliz. Y ella lo es y lo dice: “Es una elección el hecho de ser feliz. No sé si se puede ser feliz completamente porque la vida es la vida y hay momentos. Uno puede tener la elección de tener una mirada feliz y agradable sobre las cosas aún en las que en apariencia no son tan buenas o felices. Yo soy una persona feliz, siempre. Después hay problemas, cosas, pero siempre tengo una óptica positiva para encarar lo que sea”.

En “Casi felices”, la obra que esta noche a las 21 cerrará, con entrada libre y gratuita -por orden de llegada-, la temporada del Coliseo Podestá, escrita por Leonardo Torres y dirigida por Marcelo Cosentino, Miriam coincide por primera vez en las tablas con Raúl Taibo, a quien “admiraba profundamente”, y con quien logró forjar una conexión estrecha e inmediata y necesaria -según dice- para hacer creíble el cuento que cuentan arriba de las tablas.

Porque la historia los tiene como un desgastado matrimonio que, a pesar del amor que se profesa, siente que la crisis económica que atraviesan se los está por devorar.

“Es la historia de una pareja, como cualquier pareja argentina con muchos años juntos, que atraviesa una profunda crisis económica que los afecta en lo emocional, en su vida, en sus relaciones”, dice Lanzoni.

Según la actriz, muchas veces “lo externo hace aparecer lo mejor y lo peor del ser humano” y destaca que “en las situaciones límites es donde demostramos quiénes somos de verdad, y ellos dos no están ajenos”.

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Ellos dos son Claudia y Román, una pareja que pretende escaparle a los problemas huyendo del país: “se casaron enamorados, creyendo en los sueños, pero ahora se les vino todo encima; entonces es momento de sostener y hacerse fuerte por el amor que se tienen que, hoy por hoy, es lo único que les está quedando”.

Contenedora y pujante, Claudia también es una mujer que “se deja proteger”. Y a la hora de encontrar coincidencias entre su personaje y ella remarca: “Soy una mujer luchadora, que donde me aprietan los zapatos, es donde más saco las garras”.

Subida al barco de “Casi felices”, Miriam surcará los mares teatrales hasta mediados de diciembre. Después será una de las protagonistas de “Como el culo”, la comedia que ya se palpita como uno de los grandes éxitos de la temporada serrana, de la mano del director Manuel González Gil, y acompañada en el elenco por Víctor Laplace, Gustavo Garzón, Pablo Rago, Alejandro Paker, Gonzalo Urtizberea, Fabián Rendo y Tamara Garzón.

Encantada con este proyecto, Miriam disfruta del “proceso de ensayo” porque, para un actor, sostiene, es la mejor preparación porque “es el momento donde uno tiene para probar lo que quiera, sin límites”.

A pesar de que ya había trabajado en el exterior, con una participación en la telenovela colombiana “Sin senos sí hay paraíso”, haber sido parte de la segunda temporada de “Llámame Bruna”, serie brasileña sobre la vida de una prostituta, fue algo “alucinante” para Lanzoni. “Fue un trabajo que me demandó una presión extra no sólo por el hecho de haber sido la única extranjera trabajando en esta segunda temporada, sino por la experiencia de actuar hablando en portugués, porque a pesar de haberlo aprendido con facilidad, actuar es otro universo”, reveló, entusiasmada además con las repercusiones que la producción le ha dado, algo que califica como “sorprendente” y “gratificante”.

Si bien siempre trabajó ininterrumpidamente, pareciera que en esta nueva etapa de su vida, en la que dejó de ser la mujer de Fantino, se la hubiera empezado a conocer más. De hecho, se la ve florecida, tanto en lo personal, como en lo laboral.

-¿Coincidís?

-Me parece que eso tiene que ver con la mirada ajena. No es ni bueno, ni malo. Cuando nosotros arrancamos en el medio, yo no era conocida, y Ale sí; entonces ya arranqué con esa desventaja. Pero nunca dejé de trabajar estando con él: hice mucho teatro, tele, hasta coprotagonicé una novela con Andrea del Boca (“Esa mujer”) pero nadie hablaba de eso porque siempre estaba esa mirada más desconfiada o prejuiciosa por ser “la mujer de”. Y también creo que tiene que ver con que cuando uno está solo, y no tiene todo ese tiempo full dedicándoselo a la pareja o al matrimonio que, dicho sea de paso, fue muy exitoso, y una de las mejores cosas que me pasó en la vida, y cuando tenés ese tiempo para vos y para tu trabajo.. por ahí se nota más. O también pudo haber sido coincidencia pero yo no siento que tiene que ver con eso exclusivamente.

Por otro lado, la actriz y ex panelista de “Los Ángeles de la mañana”, dijo que el trabajo la equilibra y la pone en su estado ideal. “Creo que mi mejor versión es cuando estoy bien con lo artístico, eso me predispone para todo el resto, por eso mi corazón está increíble”.