La relación entre el Gobierno y la Armada signada por la desconfianza

Mariano Spezzapria
@mnspezzapria

Desde la última comunicación que realizó el submarino ARA San Juan con la base naval de Mar del Plata el miércoles 15, la Armada aplicó un protocolo de espera de 48 horas antes de declarar al navío en emergencia e iniciar la búsqueda. Ese tiempo perdido habría sido muy valioso en las actuales circunstancias, estiman tanto en la Casa Rosada como en el Ministerio de Defensa.

Ese razonamiento gubernamental, que comenzó a ser deslizado ayer por voceros oficiosos, refleja el malestar del presidente Mauricio Macri y el ministro de Defensa, Oscar Aguad, con los altos mandos de la Armada. Sobre todo, porque en esa ventana temporal de dos días, nadie informó al mandatario ni a su delegado ante las Fuerzas Armadas que el submarino había perdido contacto.

Por eso el almirante Marcelo Srur, jefe de la Armada, sería pasado a retiro a fin de año, de acuerdo a la lista de ascensos y bajas que manejan por estos días en el edificio Libertador –sede del Ministerio de Defensa-, más allá de la resolución del caso del ARA San Juan. Además, Aguad ordenó la apertura de un sumario interno en la Armada para determinar otras responsabilidades.

El ministro de Defensa, que también recibió críticas por su actuación en la “crisis del submarino”, dispuso además que dos funcionarios de gabinete se apostaran en el edificio Libertad –sede de la Armada- y la base naval de Puerto Belgrano –centro operacional de la búsqueda- para tener línea directa con los acontecimientos. Aunque eso también revela desconfianza hacia la Armada.

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“Los militares son escondedores”, afirmaron las fuentes consultadas por EL DIA. Pero la visita del presidente Macri al comando de la Armada, donde sentó a su lado al ministro Aguad, dejó en claro a los marinos que la cadena de mando pasa por la Casa Rosada en primer lugar y el Ministerio de Defensa en segundo término. La cara de “pocos amigos” que tenía Macri refrendó esa situación.

El jefe de Estado se involucró personalmente en el caso del San Juan. No solamente habló con los militares a cargo de la operación, sino también con los familiares de los 44 tripulantes en la base naval de Mar del Plata, el pasado fin de semana. Ayer también trascendió una comunicación que mantuvo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien ofreció colaboración para la búsqueda.

la ayuda internacional

La presencia de fuerzas extranjeras en el Atlántico Sur –hay barcos y aviones de Estados Unidos, el Reino Unido, Brasil, Chile, Uruguay y Perú entre otros- está avalada por un convenio internacional que rige el salvamento marítimo, denominado SAR, que no requiere de una autorización del Congreso nacional, dada la urgencia con la que se tienen que desplegar este tipo de operativos.

De hecho, este diario constató ayer en la sesión de la Cámara de Diputados que todos los bloques rindieron homenaje a los tripulantes del San Juan y abogaron por la aparición de la nave, pero no cuestionaron la ayuda internacional. A su vez, el canciller Jorge Faurie agradeció la colaboración “sin importar de donde venga”, en alusión a la presencia británica en las aguas argentinas.

El jefe de la diplomacia nacional abundó sobre la colaboración inglesa: “Es un gesto de gran significación en el marco de la relación que tenemos entre Argentina y Gran Bretaña por la disputa de las islas Malvinas. No nos detengamos en eso y reconozcamos que Gran Bretaña brinda ayuda humanitaria. Es un hecho realmente de una gran importancia”, ponderó el canciller Faurie.

Aunque en los foros de especialistas navales también se especula con la posibilidad de que las fuerzas extranjeras quieren saber de primera mano si el submarino estaba desarrollando una misión no declarada por la Armada argentina. O si realmente se encontraba navegando sobre las 200 millas de la plataforma continental, con tareas destinadas al combate de la pesca ilegal.

En el Gobierno, en tanto, siguen con atención la reacción de la opinión pública sobre el derrotero del ARA San Juan. El asesor estrella de Cambiemos, Jaime Durán Barba, sostuvo ayer que “un evento así produce una depresión social”, un estado de ánimo colectivo en el que no sólo puede caer la imagen del Presidente o los ministros, sino también del resto de la dirigencia política.

“La gente se pone negativa frente a todo. Pero es un evento que pasa y que no tiene por qué afectar más a una persona u otra. Hoy tendríamos una encuesta más depresiva en la que evaluarían peor al Gobierno, peor al Presidente, peor a Cristina (Kirchner), peor a todo el mundo”, explicó el “gurú” del macrismo. Pero lo cierto es que hay responsabilidades mayores que otras.

Si lo sentirá el ministro Aguad, que desde hace unos días se queda a dormir en su despacho del piso undécimo del edificio Libertador. Pero el que más peso tiene ahora sobre sus espaldas es el jefe de la Armada. “Si se te hunde un barco o un submarino no podés esperar que tu carrera continúe normalmente”, comentaban ayer por lo bajo en círculos oficiales.

Mariano Spezzapria

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