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La Ciudad |HISTORIAS PLATENSES

Los discípulos anónimos de Benoit

Son los padres desconocidos del casco urbano fundacional de La Plata. Ingenieros y arquitectos que acompañaron a Dardo Rocha y a Pedro Benoit en la tarea de pensar y construir el cuadrado perfecto

Los discípulos anónimos de Benoit

Vivienda de 1928, proyecto de Emilio Corti

23 de Diciembre de 2017 | 04:03
Edición impresa

Por VERÓNICA LISO y VALERIA NATALIA SÁNCHEZ
historiasplatenses@gmail.com

Gran parte de los hombres que formaron parte de la historia arquitectónica de la capital de la Provincia de Buenos Aires son célebres desconocidos. Poco se sabe de la vida y obra de los profesionales que le dieron forma y contenido a los edificios públicos y al trazado urbano de La Plata.

En muchos casos integraron el Departamento de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires y participaron de las comisiones creadas para definir, primero, dónde instalar la nueva capital, y luego, para construir los edificios públicos. Después de dejar sus funciones públicas tuvieron una prolífica carrera en la actividad privada, convirtiéndose así en los hacedores de la imagen urbana de La Plata: viviendas privadas, casas chorizo, petit hoteles, chalets, casas compactas, y casas de rentas.

RESCATARLOS DEL OLVIDO

Durante marzo del 2011 y junio del 2012 el Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT- CIC) y la Dirección General de Planeamiento y Obras Particulares Municipalidad de La Plata rescataron planos históricos de las obras privadas realizadas entre 1882 y 1930, entre las avenidas 1 y 7, 44 y 60. Se desagregaron, registraron y ficharon 1599 expedientillos de obras y 2793 planos. Algunos, incluso, hechos sobre tela.

Esta experiencia desembocó en un nuevo desafío para el equipo dirigido por la arquitecta Cristina Vitalone e integrado por sus colegas María Marta Aversa, Marianela Novoa Farkas y Roberto Delage: reconstruir las trayectorias de estos profesionales anónimos. En conjunto con el Centro de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires llevaron adelante una investigación que culminó en la publicación: “INGENIEROS Y OBRAS PRIVADAS, en la construcción de la imagen urbana fundacional de la ciudad de La Plata (1882-1932)”

JUAN URRUTIA, SIN NOVEDAD EN EL FRENTE

Juan Urrutia, descendiente de vascos, nació en La Plata el 30 de mayo de 1891. El equipo del LEMIT encontró treinta y seis planos firmados por él, la mayoría de las obras estaban a lo largo de diagonal 80. Sus casas de rentas fueron precursoras por introducir a comienzos de siglo el ascensor y luego el hormigón armado en grandes estructuras.

Fernando Collados, el primero de sus once nietos, lo recuerda como un hombre de pocas palabras. Cuando su abuelo Juan Urrutia murió el 20 de septiembre de 1962 él tenía 14 años. “Era un tipo de una hiperactividad. Estaba retirado y seguía realizando planos que le traían en consulta”, cuenta.

Cuenta que las primeras obras importantes que vio de su abuelo fueron los cines. La mayoría de las salas platenses las construyó él: Roca, Belgrano, Astro, Mayo, París y San Martín. “Yo de chico iba a La Plata con mi abuela y ella me mostraba orgullosa las casas que había construido su marido y que todavía tenían su nombre en la fachada”, recuerda.

Su trayectoria incluye variedad de obras: desde chalets en estilo inglés, petit hoteles y la casa del Vicegobernador hasta el Hospital Italiano o el cine San Martín. Incorporó el lenguaje de líneas y volúmenes más depurados del movimiento moderno, fachadas limpias de ornamentación. Las primeras casas “modernas” que construyó en La Plata eran conocidas en la época como “sin novedad en el frente”.

“De chico iba a La Plata y mi abuela me mostraba las casas que había construido su marido”

Fernando Collados,
Nieto de Juan Urrutia

 

LOS HERMANOS CORTI

Eduardo Corti recuerda que cuando era chico su padre tenía la costumbre de indicar, cada vez que pasaban por afuera, las obras que habían realizado sus tíos-abuelos. Hasta ese momento para él, Ceferino Corti y Emilio Corti había sido arquitectos que tenían un par de casas construidas.

Esta idea concluyó cuando el LEMIT lo convocó a una reunión junto a otros descendientes de ingenieros y arquitectos reconocidos de la época: “La actitud de ellos me marcó que esos hombres hicieron algo importante. Jamás pensé que había un sentimiento tan fuerte de admiración”.

Desde ese día Eduardo comenzó un proceso de reconstrucción de su historia que hoy considera clave para entender muchas actitudes personales. “Hubo un cambio en mí en cuanto a mi identidad familiar”, reconoce.

Los hermanos Corti han dejado marcas en la ciudad. Ceferino nació en La Plata en 1863 y obtuvo su título de ingeniero en el Departamento de Ingenieros de la Provincia. Considerado como uno de los ingenieros con la mayor cantidad de casas construidas en la época fundacional, hoy se reconocen 116 obras de su autoría, entre ellas el reconocido ex Jockey Club.

Emilio, nacido en la ciudad de Buenos Aires en 1869, se recibió de Ingeniero Civil en la UBA. Construyó 20 obras en la ciudad de La Plata y ocupó distintos cargos en reparticiones de gobierno y obras públicas: archivero, compilador, inspector de obras, director.

Eduardo, en el afán por reconstruir su historia, hace unos años se topó con unas cartas escritas por su bisabuelo en las que pudo descifrar esa esencia que tanto lo conmueve: “Reconozco en esas líneas valores que se fueron heredando. Hay una idea de respeto, que viene de esa primera generación y nos marcó mucho a nosotros”.

Sabe que tanto Ceferino como Emilio tenían una presencia muy fuerte que se ve reflejada en la actitud hacia sus descendientes: “Imponían la idea de que sus hijos y nietos tenían que tener una formación universitaria y eso no se discutía”. Sabe también, por algunas fotos, que su bisabuelo era parecido a su abuelo y su abuelo a su papá, y que su hijo también conserva los rasgos de Corti. Pero para Eduardo, la esencia más pura del apellido está en los valores y en el buen trato con la gente.

“La actitud de ellos me marcó que esos hombres hicieron algo importante”

Eduardo Corti,
Nieto de Ceferino Corti

 

JUAN MARREINS, VOCACIÓN DE INGENIERO

La firma de Juan Marreins está en más de veinte planos, la mayoría obras privadas, las hizo entre 1921 y 1927. Nació en Gualeguaychú, Entre Ríos, el 10 de junio de 1878.

“Mi abuelo de chico quería ser ingeniero, por eso se fue a estudiar a Francia a terminar la escuela secundaria allá”, cuenta Fernando uno de los seis nietos de Juan Marreins, “cuando estaba allá murió su padre, un carpintero que se ganaba la vida haciendo carretas. Entonces, la madre le dijo que ya no le podía pagar los estudios y se volvió”.

Marreins se encontró a la Argentina al borde de la guerra con Chile en una época en que se necesitaban militares. Por eso entró al Colegio Militar y en tres años se recibió de oficial, donde estudió ingeniería desde el Ejército. Después se acreditó para ejercer como ingeniero civil en toda la provincia de Buenos Aires.

En 1912 fijó su domicilio profesional y familiar en el n° 862 del edificio de renta de avenida Diagonal 80, donde ahora funciona Coppel. Se casó y tuvo tres hijos, dos varones y una mujer. Varios años después construyó una casa en Buenos Aires.

“Después la casa de Buenos Aires la compró mi padre y ahí nací yo”, cuenta Fernando que aún tiene los planos firmados por su abuelo. “La diseñó por 1920 en las afueras de Buenos Aires, era una zona de tambos y quintas de verdura que hoy se convirtió en Palermo”, dice.

La última vez que Fernando lo vio tenía un año. Sabía de su profesión de ingeniero civil pero hasta que lo llamaron del LEMIT no conocía nada sobre las obras de su abuelo salvo por la casa en la que se crió. “Fui a La Plata a ver el frente de lo que fue una iglesia y las fachadas de algunas casas”, cuenta.

“Cuando me llamaron del LEMIT empecé a buscar antecedentes. Encontré fotos viejas y conocí algo más de su vida. De todos los nietos soy a lo mejor el que más información tengo”, asegura Fernando, que en su búsqueda también dio con el título de ingeniero civil de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA, fechado el 11 de octubre de 1905.

ENRIQUE BOUDET, EGRESADO DE LA UNLP

Enrique Boudete hizo alrededor de 400 casas en la Ciudad de La Plata. Muchas de ellas, declaradas Patrimonio Histórico, todavía se conservan. Nació el 30 de noviembre de 1905 y realizó todos sus estudios en la ciudad de La Plata. Se recibió de ingeniero en la UNLP 1929. También formó parte de la primera promoción de la Carrera de Arquitectura.

En la casa de Boudet vive su hija Zulema Eleonor Boudet, también arquitecta. La esencia de Enrique se ve en la sala dedicada a su estudio, donde trabajaba, dibujaba y estudiaba. Zulema saca varios libros de la biblioteca, muchos escritos en francés y recuerda: “Era un hombre muy autodidacta y con mucha disciplina para estudiar. Leía en Francés porque era la lengua que se hablaba en su casa”.

De chico iba a La Plata y mi abuela me mostraba las casas que había construido su marido ” FERNANDO COLLADOS, Nieto de Juan Urrutia

La actitud de ellos me marcó que esos hombres hicieron algo importante ” EDUARDO CORTI, Nieto de Ceferino Corti

Su nieta, Julieta Schmukler, también heredó la pasión por la arquitectura y si bien no conoció a su abuelo, puede reconstruir actitudes de él: “Me contaron que era súper estricto, tenía la costumbre de anotar hasta los muros torcidos que tiraba en las construcciones. Esta casa es del año 1937 y está en perfectas condiciones, no tiene ni una rajadura”. Para ambas, sus obras reflejan el interés por la funcionalidad de los espacios, con impecables fachadas y detalles en las carpinterías.

Boudet era una persona muy solidaria y buena, además de dedicado y con gran capacidad de trabajo. “Él le hizo la casa a todos sus hermanos y siempre estaba ayudando”, recuerda su hija. Además de dedicarse a la obra privada, durante su paso por la Dirección de Escuela de la Provincia de Buenos Aires, realizó numerosas escuelas, entre ellas la Escuela N° 19 en diagonal 73 entre 41 y 22, y la Escuela N°11 en 12 y 68, ambas muy similares con fachadas que combinan revocado y ladrillo a la vista.

Julieta cuenta que eligió arquitectura porque le gustaba dibujar como a su abuelo. “Trabajaba con el hermano que era dibujante y se traía de afuera lápices suizos”, dice. Todavía conserva con admiración, casi como un tesoro, las cajas de minas Caran d’Ache.

JULES DORMAL, EL LEVANTADOR DE CASAS

Este arquitecto Belga, nacido en Lieja en 1846, llegó a Argentina a los 22 años con el objetivo de construir un frigorífico cerca de Gualeguay. El proyecto nunca se hizo pero Dormal se instaló definitivamente en Buenos Aires para dedicarse a la arquitectura.

Jules Dormal fue el hombre que pensó, planificó y dirigió la construcción de la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. La piedra basal se colocó ocho días después de la fundación de La Plata. Su construcción se inició al año siguiente y se terminó 10 años más tarde. De estilo renacentista, tiene las huellas de las raíces de Dormal: las molduras y los salones son del estilo flamenco característico de Bélgica.

Julia Martínez Dormal, su nieta, cuenta en un documental que los primeros trabajos del arquitecto fueron para ampliar casas coloniales: “él les hacía un piso alto siempre y por eso le llamaban ´el levantador de casas´. Había una caricatura suya dando vueltas con una casa arriba del hombro”. Vivía de la obra privada. Las familias ricas de Buenos Aires lo contrataban porque marcaba tendencia con las obras públicas que en su mayoría no cobraba.

Juan Herrán estuvo casado 40 años con la bisnieta de Dormal. Cuando sus hijos eran chicos y los llevaba a la escuela muchas veces almorzaba con su suegra, así se enteró de muchas anécdotas sobre Jules. “Dominaba todas las ramas del saber”, solía decirle Julia que falleció a los 102 años “era ingeniero, químico, arquitecto, se especializó en el uso de la hidráulica y la industria frigorífica”, enumera Juan y cuenta que el gran arquitecto Belga fabricaba juguetes para los nietos.

Entre los grandes hitos arquitectónicos de la trayectoria de Jules Dormal están el diseño de los bosques de Palermo y la sala principal del Teatro Colón. Por estas obras no cobró nada, pero como retribución le asignaron uno de los palcos del Colón por 10 años. También dejó su marca en el Congreso de la Nación, cuenta Juan, “sugirió usar en la cúpula un material hecho a base de una aleación de cobre para prolongar su duración, por eso se ve verde”.

“Argentina en ese momento era prometedora”, afirma Juan, “Dormal vino porque tenía la visión de un futuro esplendoroso dónde podía ser protagonista”.

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Sociedad Francesa de Beneficencia de Ceferino Corti

Vivienda de 1928, proyecto de Emilio Corti

La Casa de Enrique Boudet en donde actualmente vive su hija.

Casa de renta y salones de negocios del ingeniero Juan Urrutia

hija y nieta de E. Boudet

Fernando Marreins

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