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Información General |UN FENÓMENO CON HISTORIA

Muñecos, la vigencia de una tradición que le cambia la cara a los barrios

Con la llegada del año nuevo 86 momos arderán en La Plata reeditando una costumbre única en el país, para la que se invierten sumas que van de los 15.000 a los 100.000 pesos. Tendencias y cambios

31 de Diciembre de 2017 | 04:19
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Vivir y trabajar en Buenos Aires no representa un obstáculo para que el arquitecto platense Juan Morino (40) cada año se vuelva a comprometer en el armado del muñeco de 25 y 64 , su barrio de infancia, con la misma pasión que cuando lo hizo por primera vez, a los 12 años. El último jueves a la tarde, con una temperatura que superaba los 30 grados, Morino y parte del grupo que arma los muñecos en el mismo sitio desde hace 28 años, repetían cada paso del ritual: atentos al croquis dibujado a principios de diciembre, le daban forma a dos superhéroes de Lego pegando papeles, cortando cartones, fierros y maderas contrarreloj. “Trabajamos mañana, tarde y noche para llegar. Es igual todos los años”, dice Morino. Y como sabe del compromiso horario que exige el muñeco, toma la precaución de pedir los días en su trabajo para poder dedicarse al armado a jornada completa.

Pocos metros más allá, un grupo de chicos anima la esquina de 25 y 58 con el armado de un muñeco que representa a los personajes Phineas y Ferb. Hay música que viene de unos parlantes instalados en la vereda y grupos de adolescentes dispersos aquí, allá y en todas partes, , mientras otros trabajan concentrados en las figuras.

“Cuando termina la actividad anual en el Club Universal, donde estamos la mayor parte del grupo, el muñeco es una forma de seguir en contacto haciendo algo por el barrio. Los vecinos colaboran, se interesan, nos preguntan. Y al pie del muñeco se consolidan amistades, se forman parejas y otras se separan”, dice uno de los chicos que arma el muñeco tratando de abarcar las múltiples dimensiones de un fenómeno que a esta altura del año le cambia la cara a los barrios.

“El ritual representa la muerte del tiempo viejo y el nacimiento del nuevo”

Esta noche serán 86 los muñecos que se quemarán en La Plata para reeditar una tradición única en el país, que nació en 1956, en la esquina de 10 y 40, cuando un grupo de vecinos le dieron forma al muñeco de un jugador de Defensores de Cambaceres al que quemaron para celebrar la obtención de un título obtenido ese año por el club. Una tradición que no sólo moviliza a los vecinos, sino que hasta ha provocado el interés de la Ciencia: el fenómeno ya fue objeto de estudio de antropólogos y etnólogos e inspiró libros y documentales.

En ese sentido, antropólogos platenses lo describen como un ritual popular en el que participan, de distinto modo, vecinos de todas las edades para dar forma a expresiones de arte efímero que se queman para expresar la muerte del tiempo viejo y el nacimiento del nuevo.

Pero también representa una forma de apropiación del espacio público para el encuentro social, en el marco de un ritual en el que la quema no es más que el epílogo y que se extiende durante días en los que los barrios viven en estado de efervescencia.

Hasta el motivo elegido para el muñeco tiene sus claves, según indica el antropólogo Héctor Lahitte, quien dice que “la elección de los personajes a construir y quemar reflejan el estado de ánimo, las inquietudes, las esperanzas y las frustraciones del grupo. Son expresiones que se hacen a través de la exaltación de valores”.

Pero al pie de los muñecos, aparece hoy también la preocupación por una tradición que algunos consideran en peligro.

“Cada vez hay menos muñecos. En el apogeo se armaban 200, este año apenas 86”, dice Emiliano Vázquez desde el castillo armado en 14 y 72, quien considera que el “creciente número de restricciones para el armado” -como la prohibición, a partir de este año de incluir pirotecnia o la decisión de trasladar a algunos a espacios abiertos y ramblas- incide en esa tendencia tanto como “la dificultad para enganchar a los más chicos, que hoy están muy atentos a las nuevas tecnologías y cuesta que se entusiasmen con los muñecos como nos entusiasmábamos nosotros a su edad”.

Otro de los obstáculos que se mencionan es el costo de los muñecos, que es muy variable, pero que, al decir de sus autores, oscila entre los 15.000 y los 100.000 pesos, según los materiales utilizados y la magnitud del diseño.

UNA TRADICION QUE CAMBIA

Nicolás Sisto nunca participó del armado de un muñeco, pero le encanta vivir el fenómeno. Lo hace recorriendo en los días previos y en familia los muñecos que se están armando hasta elegir aquel que irán a ver quemarse en año nuevo.

“Hoy cuesta entusiasmar en esto a los más chicos, que están con el celular o la play”

“En mi barrio no se hacían muñecos, entonces nunca armé uno. Pero me gusta mucho verlos. Y recorrerlos en los días previos ya es un clásico”, dice.

Como sucede cada año, Sisto pudo ver en estos días muñecos que aluden a distintos temas: un grupo de dinosarios, un Homero Simpsons, una Peppa Pig, una reina Daenaerys Targaryen de Game of Thrones o un Plaza Roja de Moscú en alusión al próximo Mundial de Fútbol.

Pero en esa recorrida Sisto nota cambios con relación a años anteriores: por un lado, se ven menos muñecos. Por otro, si alguna vez se llegaba a los últimos días del año con todos los muñecos a medio armar y con los barrios trabajando contrarreloj, en la actualidad esa modalidad coexiste con muñecos de ambicioso diseño que se arman durante meses y que se llevan al lugar donde van a ser quemados los días previos a Año Nuevo.

Emiliano Vázquez (22) y Martín Falloca (36), por caso, cuentan que el armado del castillo con varias figuras que quemarán en la rambla de 72 y 14 comenzó el 7 de enero de 2017.

“Ahí ya postulamos el tema, que es la lucha del Bien contra el Mal representada en un tablero de ajedrez y lo fuimos mejorando a lo largo del año”, dice,

Para eso, todos los sábados del 2017, de 14 a 18 horas, se juntaron en un galpón donde fueron dando forma primero a los croquis y después a las figuras que hoy integran el muñeco.

“Más cerca de la fecha nos dimos cuenta que no llegábamos y agregamos otro día de trabajo, los martes”, dice Emiliiano Vázquez.

Para Vázquez, que comenzó a participar en el armado de los muñecos de su barrio en la infancia, las cosas cambiaron mucho desde esos tiempos.

“Hoy cuesta mucho que los chicos se entusiasmen. Están muy metidos con los teléfonos, con las tablets, con la “play” y ya no se enganchan tanto como antes con estas cosas”, opina.

Juan Morino, en tanto, reconoce que el entusiasmo de los más chicos ya no es el mismo, pero asegura que, de todas maneras participan.

“Acá, cuando el muñeco empieza a tomar forma, los chicos del barrio se suman. Tenemos un promedio de diez por día, que trabajan a la tardecita, cuando baja el sol”, cuenta.

Otro de los aportes que se destacan es el de los comerciantes de cada zona: “nosotros contamos con un ferretero del barrio que nos dona todos los materiales. Y eso nos permite hacer el muñeco, porque sino nos saldría muy caro y no sé si lo podríamos costear”, dice Morino.

Entre los vecinos que participan, como cada año, las tareas aparecen, como siempre, repartidas. Los más chicos son los encargados de recolectar fondos entre los vecinos, casa por casa o entre los automovilistas y transeúntes que pasan cerca de la construcción.

Los mayores de 35 son los que se cencargan de la organización, del manejo del dinero recaudado, la supervisión y la solicitud del permiso municipal que establece la orgdenanza actualmente vigente.

El armado del muñeco propiamente dicho estará mayoritariamente a cargo de adolescentes y jóvenes, que más cerca de la fecha agregan a esas tareas la del cuidado del momo, quedándose a dormir en carpas o, como eligen mayoritariamente en la actualidad, trabajando durante la madrugada.

En todo caso, el armado supone un “reconquista imaginativa del espacio público” por parte de los vecinos y hasta que el ritual se complete, según destacan los antropólogos que estudiarton el fenómeno.

Para los protagonistas del armado, una frase lo resume todo: el muñeco es una excusa para juntarse”.

 

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