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Séptimo Día |UN ACONTECIMIENTO EN EUROPA

Entre Francia y Alemania, un tranvía que tardó 72 años en volver a pasar

Vuelve a unir a esos dos países por el Rin. Una historia singular

Entre Francia y Alemania, un tranvía que tardó 72 años en volver a pasar

El tranvía que une Francia y Alemania recupera un “puente” histórico - AFP

Por JAVIER AGUILAR

30 de Abril de 2017 | 07:43
Edición impresa

El tranvía ha vuelto a unir las ciudades de Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania), a través del río Rin, 72 años y cinco meses después de que lo hiciera por última vez, en coincidencia con la liberación de la ciudad francesa de la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.

Dos tranvías azules y estrellados, como la bandera de Europa, con las insignias francesa y alemana en la parte frontal y el mensaje “Bienvenido” en varias lenguas, hicieron el viernes el viaje inaugural con autoridades, políticos, empresarios y periodistas.

La ausencia de representantes gubernamentales franceses se explica por el período electoral.

“La construcción de Europa es lo mejor que ha pasado a sus habitantes en los últimos 300 años”

El primer tranvía circuló en Estrasburgo el 20 de julio de 1878, cuando la ciudad pertenecía al imperio alemán. Era la mítica línea 1 que finalizaba en la estación de “Pont du Rhin”. Los viajeros bajaban allí y atravesaban a pie el Rín sobre los puentes de barcos.

En 1894 se electrificó la red de tranvías y tres años después se inauguró la línea “Pont du Rhin-Kehl”, que circuló sobre el nuevo puente fijo sobre el Rín.

La línea de tranvía desapareció en 1918 con el fin de la Primera Guerra Mundial y el retorno de Estrasburgo a Francia. En 1940, la Alemania nazi ocupó Estrasburgo y puso en marcha la línea de tranvía sobre el río.

Cuando el 23 de noviembre de 1944 el Ejército aliado liberó Estrasburgo, los soldados alemanes se replegaron atravesando el Rin y explosionaron el puente sobre el río. Fue el fin del tranvía entre las dos ciudades. Hasta ahora.

Los alcaldes de Estrasburgo y Kehl, Roland Ries y Toni Vetrano, levantaron sus manos unidas como si hubieran ganado la partida a la historia del “río de sangre y paz”, como llamó al Rin uno de los intervinientes.

El secretario general de la Cancillería alemana, Peter Altmaier, dijo estar viviendo un momento “probablemente histórico”.

A escasos metros del Puente de Europa que une ambas ciudades para vehículos y peatones, Altmaier afirmó que “la construcción de Europa es lo mejor que ha pasado a sus habitantes en los últimos 300 años”.

El nuevo puente por el que circula el tranvía, considerado ya una obra de arte, lleva el nombre de Beatus Rhenanus, un escritor y editor, miembro destacado del humanismo europeo, amigo de Erasmo de Roterdam y defensor de Lutero, que falleció en Estrasburgo en 1547.

El puente de 275 metros, varias infraestructuras y los 2,7 kilómetros de líneas de tranvía han supuesto casi diez años de estudios, tres de obras y una inversión de 90 millones de euros.

De momento, el tranvía llega hasta la estación ferroviaria de Kehl, pero está previsto extenderlo a finales de 2018 hasta el ayuntamiento de la ciudad.

La frecuencia de explotación del nuevo tranvía será de entre 8 y 12 minutos, con una utilización diaria de hasta 42.000 viajeros en ambos sentidos. Un viaje en tranvía entre la estación de Kehl y el centro de Estrasburgo ganará diez minutos al autobús.

Estrasburgo tiene 275.000 habitantes, que llegan a 700.000 en el área de la comunidad urbana, mientras Kehl alcanza 35.000.

El secretario general de la Cancillería alemana, Peter Altmaier, dijo estar viviendo un momento “probablemente histórico”

Este fin de semana, el “Tramfest” dará la bienvenida al nuevo tranvía: viajes gratuitos en ambos sentidos y en barco alrededor del nuevo puente, conciertos, pasacalles, exposiciones y juegos serán protagonistas en las dos riberas del Rín.

Sólo una excepción en la fiesta franco-alemana del tranvía: los “estanqueros” (vendedores de cihgarrillos) de Estrasburgo anuncian movilizaciones porque con el tranvía los estrasburgueses irán más fácilmente a comprar tabaco a Kehl, donde un paquete de cigarrillos cuesta un euro más barato.

Y es que el 90% de los clientes de las docenas de estancos (kioscos de cigarrillos y golosinas) que hay en la entrada de Kehl son franceses. Toda historia tiene, después de todo, “efectos colaterales”.

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