Crece el peso de los servicios en el gasto hogareño y cambia hábitos de consumo

En la casa donde viven Graciela González y Gabriel Orellana junto a su pequeño hijo, en el barrio de San Carlos, la atención que se le presta al consumo de energía eléctrica fue creciendo en los últimos meses hasta alterar varias de las rutinas del hogar.

Según cuenta Orellana -que se desempeña como trabajador informal, mientras su esposa lo hace como empleada- hace alrededor de dos años, el tema no aparecía en la lista de preocupaciones familiares, pero comenzó a convertirse en una de ellas a medida que la incidencia del costo de la boleta de luz trepó en el peso del presupuesto familiar.

“Hoy si consideramos todos los servicios, los públicos y los privados, se están llevando alrededor del 35% de lo que ganamos. Y es mucho. Así que decidimos tomar algunas medidas”, dice Orellana.

Entre las cosas que hicieron se cuentan el haber cambiado todas las lamparitas tradicionales de la casa por otras de bajo consumo. Y pusieron también horarios para el uso de la plancha, para que se hiciera más ordenado y se gastara menos.

Las preocupaciones de los Orellana son compartidas en otros hogares platenses donde en los últimos meses la incidencia del costo de los servicios comenzó a crecer en el presupuesto familiar.

El tema ganó actualidad la última semana , luego de que se anunciara un nuevo incremento del orden del 58% para la tarifa eléctrica para este año.

A la luz de ese dato y considerando el costo de otros servicios públicos y privados, fuentes de entidades de Defensa del Consumidor estimaron que el pago de servicios ya se lleva más del 25% de los ingresos en el país, una proporción que consideran histórica.

Destacan, a su vez, que esa situación se traduce en nuevas tendencias en la forma en que los hogares responden a ella.

En este sentido se habla, por un lado, de una reducción del consumo eléctrico registrada a partir de 2016 y en consonancia con el inicio de los aumentos.

La segunda tendencia que detectan (asociada también a la caída del poder de compra de los salarios) es la caída del consumo en otros rubros, que son los que las familias postergan para hacer frente al pago de servicios.

Entre los rubros más afectados por esa tendencia se cuentan salidas y escapadas, renovación de electrodomésticos, elementos de cuidado personal, lácteos, bebidas y carnes.

el nuevo aumento

Según lo informado la última semana la tarifa de electricidad que pagan los usuarios bonaerenses tendrá un incremento este año del orden del 58%, ya que a la suba del 39,2% que autorizó el gobierno nacional se agregará un aumento del 18,9% que la administración de María Eugenia Vidal autorizará a las eléctricas.

El aumento de tarifas se oficializó con la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de la Resolución 149, con la que gobierno bonaerense autorizó a las empresas y cooperativas distribuidoras del servicio eléctrico a aumentar la tarifa.

La suba trepará un 58,1%, ya que al incremento del 39,2% que autorizó en enero pasado el gobierno nacional a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), se añadirá un aumento del 18,9% que el Ejecutivo bonaerense autorizará a aplicar a las cuatro empresas distribuidoras (Edelap, EDEN, EDEA y EDES) y a las cooperativas que cumplen esa función en el interior bonaerense.

Los incrementos tarifarios impactan sobre los usuarios del Gran La Plata y el interior bonaerense pero no abarcan a los usuarios de Edenor y Edesur, que se encuentran bajo la órbita del Ente Nacional de Regulador de la Electricidad (ENRE).

En diciembre del año pasado, las distribuidoras de energía y las cooperativas del interior propusieron en el marco de dos audiencias públicas, un aumento promedio para los usuarios residenciales del orden del 42%.

impacto en los ingresos

Desde entidades de defensa del consumidor se destacó que, con los nuevos aumentos, la incidencia del rubro servicios sobre los ingresos de las familias incrementa su peso. Y que, si se considera a los públicos sumados a otros privados como telefonía fija y celular, internet y cable, el renglón servicios ya supera, en la estructura de gastos de un hogar promedio, a la cuarta parte del ingreso.

Así lo indican desde Deuco (Defensa de Usuarios y Consumidores), donde además consideran que el aumento de la luz superará el 58% anunciado si, además del incremento del costo del kw, se considera el aumento de los cargos fijos y variables presentes en la factura (ver página 5).

Según Pedro Busetti, presidente de esa entidad, “si se consideran solamente los servicios públicos con los aumentos y se toma como referencia el salario que cobra un 25% de los argentinos, que ronda los 8.500 pesos, los servicios se llevan alrededor de un 12% del total. Si lo que consideramos como servicios suma a los públicos otros que son igualmente esenciales, como la telefonía fija y móvil, Internet y el cable, ya podemos hablar de un monto mensual en servicios que supera al 25% del ingreso considerado, con lo cual estamos hablando de un peso sin precedentes. Hay que tener en cuenta que, a los aumentos en los servicios públicos, se suman las tarifas sin marco regulatorio de los otros servicios, que sufren aumentos permanentes y del que es un buen ejemplo la telefonía móvil, que hoy nadie podría considerar seriamente un consumo suntuario”.

El cálculo se basa en considerar para un salario de 8500 pesos y sobre éste gastos promedios de luz (400 pesos), una tarifa promedio de agua de 500 pesos, una factura de gas de 500 pesos, 400 de telefonía celular y entre 700 y 800 de gasto entre cable e Internet. Lo que suma 2.600 y arroja un porcentaje que ronda el 30%.

Algunos especialistas asocian el incremento de las tarifas (sumado a la inflación y al retroceso de los salarios) a una caída del consumo que en abril volvió a detectarse, en renglones tan básicos, como los alimentos,

Asi, según los datos de las empresas nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), el último mes de abril terminó con una caída de las ventas de los hipermercados de entre el 6 y el 8% interanual. Mientras que para el caso de los supermercados chinos la baja fue de hasta un 12% y en los autoservicios y almacenes de la provincia de Buenos Aires, de hasta el 8%.