Sin una supervisión adecuada pueden ser perjudiciales para la salud

Por PABLO POLLONO
Especialista en cardiología, UNLP

Todos sabemos que las sesiones de ejercicios físicos mejoran , fortalecen y elevan las aptitudes físicas. Según la Organización mundial de la Salud (OMS) en personas de 18 a 64 años se recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada o 75 minutos en forma intensa y además por lo menos dos veces por semana fortalecimiento de grupos musculares. Con el ritmo de vida actual no tenemos el tiempo necesario para desarrollar una actividad física regular y alcanzar cierto grado de entrenamiento. Desde hace varios años han surgido múltiples métodos y en especial el de Entrenamiento de Alta Intensidad (HIIT High Intensity Interval Training) muy de moda en la actualidad.

Está basado en la idea de realizar rutinas de ejercicios a alta o máxima intensidad por períodos cortos de tiempo y no más de 20 a 30 minutos por día. Puede utilizarse en personas jóvenes, adultos sanos o que tengan problemas cardíacos. Pero éste tipo de entrenamiento sin una supervisión adecuada puede generar tanto beneficios como detrimento de la salud. Se ha demostrado que puede mejorar el nivel de entrenamiento aeróbico, mantenimiento y aumento de la masa muscular, descenso de peso, control metabólico general, aumento de la actividad mitocondrial y enzimática a nivel celular muscular. La actividad debe realizarse cómo mínimo durante 4-6 semanas para lograr una buena adaptación y aumentar la intensidad posteriormente en forma progresiva cada 2-3 semanas. Recordar que siempre debe realizarse precalentamiento y elongación pre y post.

Cómo no existe una sola forma de realizar este tipo de entrenamiento, en todos los gimnasios existen rutinas distintas, muchas veces se cae en la improvisación y la imprudencia colocando al deportista o al paciente en un estado de riesgo. No se puede dar el mismo protocolo de entrenamiento a todos por igual. Es muy importante estar asesorado y estudiado previamente con test que avalen nuestra aptitud física, mucho más si se padece alguna patología cardíaca (Examen físico, Análisis de sangre, electrocardiograma y ergometría).

Además del riesgo de lesiones musculares u osteoarticulares como contracturas desgarros, lesiones ligamentarias, etc; podremos aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares en vez de disminuirlos. Siempre es necesaria la consulta con un médico cardiólogo y con un profesor de educación física que tome en cuenta nuestro estado basal para adecuar la rutina de entrenamiento.

El entrenamiento de alta intensidad es una opción y puede ser una solución para muchas personas o deportistas que quieran mejorar o mantener su estado físico pero el consejo es hacerlo en forma adecuada, y si tenés alguna patología cardíaca hay que hacerlo obligatoriamente en forma controlada.