Asaltaron y maniataron a un testigo protegido y a su esposa

Walter Roberto Docters (61) es un testigo protegido en la causa del Circuito Camps, por la que el represor Miguel Etchecolatz fue condenado a reclusión perpetua. Por eso tiene frente a la puerta de su vivienda de La Loma a custodios que van rotando en sus turnos para vigilar desde un vehículo los movimientos en la calle. Esta protección debía representar una tranquilidad para Docters y para su esposa, Silvia Graciela Fontana (57), pero no evitó que delincuentes irrumpieran en su casa a las 5.30 de la mañana de ayer.

Los ladrones se metieron en la propiedad de 34 entre 27 y 28 rompiendo la puerta de entrada, delante de la camioneta con la consigna policial. “Rompieron la puerta y cuando quisimos reaccionar, nos dijeron que para qué íbamos a reaccionar si ya estaban adentro”, recordó Docters.

Los asaltantes huyeron media hora después y momentos antes de que se hiciera el cambio de guardia. Se llevaron diversas pertenencias de la pareja, a la que dejaron encerrada en el baño.

DOS LLAMADOS MISTERIOSOS

Con bronca, el matrimonio habló con este diario sobre el inquietante episodio. “Los delincuentes se metieron en casa después de barretear la puerta del frente, a pesar de que a pocos pasos estaba el custodia que tenía que quedarse vigilando hasta las 6 de la mañana, cuando llegara su reemplazante”, contó el hombre.

Docters le dijo a EL DIA que él y su mujer se despertaron al escuchar “ruidos fuertes” y que cuando quisieron reaccionar, ya tenían frente a ellos a dos delincuentes armados. “Nos dijeron que no nos iban a hacer nada, que no les importaba que yo fuera un testigo protegido, pero que les diéramos toda la plata”, añadió. “Les dije que soy jubilado y que mi esposa es empleada municipal. Pero sacaron precintos y me ataron las manos, mientras que a mi mujer amenazaban con amordazarla”, siguió él.

Con las víctimas encerradas en un baño, los intrusos “daban vuelta la casa” buscando plata y otras pertenencias de valor. Algo que a los damnificados los sorprendió fue que “en la media hora en que estuvieron acá recibieron dos llamados por celular.” En el primero le decían a su interlocutor que ya estaban en la casa y que las víctimas les habían dicho que no tenían dinero. En el otro llamado, el que comandaba el asalto recibió la orden de irse rápido con lo que tuvieran, según el relato de Docters.

Fontana detalló que les robaron 4.500 pesos, una netbook, un monitor de computadora, cuatro celulares, dos relojes y dos camperas. La lista pareció incompleta: “Creo que algunas cosas más, porque se fueron con dos bolsos cargados”, describió. La mujer remarcó que “más allá de las cosas materiales que nos sacaron, lo terrible para mí fue revivir sensaciones bastante similares a las del secuestro, en 1977, de mi hermana Liliana Fontana que estaba en su casa, embarazada. También se lo llevaron a su esposo, Pedro Sandoval. Es decir, desconocidos que entran por la fuerza y armados a tu vivienda, de madrugada”.

Docters y su mujer están convencidos de que el hecho “no fue al voleo”. Uno de los delincuentes, que actuó con la cara tapada con un pañuelo, le decía al hombre: “Sabemos que sos testigo protegido, pero lo único que nos importa es la plata” y “ese es un dato que no tiene cualquier delincuente”, apuntó. Además consideraron sospechoso “que el custodia no los vio entrar” y les dijera que corrieron a los ladrones “unas cuadras”, porque “no estaban agitados”.

Testigo en varios de los juicios contra represores, tras ser secuestrado Docters fue “blanqueado” como preso político hasta 1983, cuando recuperó su libertad. Tiene protección desde 2006, cuando desapareció Jorge Julio López.