Alfombras

Antes las alfombras eran más bien una necesidad. Se las ubicaba con fines meramente prácticos en algún sitio de la casa y punto. Hoy eso está cambiando, y mucho, en gran parte porque varios diseñadores de renombre internacional, como la española Nani Marquina, les están dando realce en sus colecciones para el hogar.

Las alfombras están adquiriendo un lugar importante en las ferias de Hannóver, Colonia y Milán. No sólo las marcas dedicadas a este ítem presentan sus modelos, sino también los grandes fabricantes de muebles.

Las alfombras hechas a mano tienen toda una tradición. Antes siempre eran un modo de narrar historias. Hoy también pueden ser un escenario para desplegar animales, plantas y ornamentos históricos

Su auge tiene mucho que ver con las construcciones más habituales de estos últimos años. Muchos hogares tienen piso flotante, parqué o laminado sintético. En algunos apartamentos también se ven cerámicos.

A eso se suma el hecho de que está muy instalada la tendencia de construir ambientes abiertos, interconectados, en los que uno vive y simultáneamente trabaja.

Y allí es donde reaparece la alfombra: todos queremos tener cierto confort en nuestras viviendas, y las alfombras ofrecen, por un lado, ventajas visuales y, por otro, acústicas. El ambiente cambia radicalmente según su tipo de piso.

La alfombra también es un modo de separar visualmente sectores de ambientes interconectados. “Estructuran el espacio. Puede formar una especie de isla sobre la que se encuentran el sofá, una mesa y una lámpara, generando un sitio especial de comodidad”, explica el diseñador especializado Stefan Diez.

Otro detalle no menor: la era digital nos distancia mucho del sentido del tacto, de sentir lo que nos rodea, y la alfombra, con sus texturas que incluso se sienten al mirarlas, vuelve a despertar esas cualidades vitales que tenemos algo dormidas.

La española Nani Marquina sentó tendencia en este nuevo boom. Su nombre comenzó a sonar mucho por sus alfombras hechas a mano.

“Las alfombras pueden venderse mejor si se las asocia con el nombre de un diseñador de renombre. Eso hace que les presten más atención y que de pronto se abran puertas que de otro modo estarían cerradas”, aseguran interioristas

Marquina presenta diseños propios y de otros conocidos diseñadores de muebles como Jaime Hayon, Javier Mariscal y Marti Guixé. Ella dice que la imagen de una alfombra va de la mano de grandes nombres.

“Pueden venderse mejor si se las asocia con el nombre de un diseñador de renombre”, explica. “Eso hace que les presten más atención y que de pronto se abran puertas que de otro modo estarían cerradas”, comenta.

El sello Danskina, por ejemplo, apuesta por los hermanos Bouroullec, que ofrecen el modelo “Semis” combinando puntos armónicamente. El ritmo del diseño de desprende de las variaciones en la densidad y profundidad de la superficie.

En cambio la superficie de la Cross Collection de Hella Jongerius para Danskina está perforada. Todo un desafío para la diseñadora, que para lograrlo creó una combinación especial de lana y viscosa y, para la cara inferior, un spray para evitar resbalones. “Lo que ofrecemos es casi un trabajo de ingeniería”, comenta Jongerius. “Para nosotros mismos es increíble la cantidad de veces que tenemos que reelaborar un diseño hasta que es un producto listo”, explica.

Las alfombras hechas a mano tienen toda una tradición. Antes siempre eran un modo de narrar historias. Hoy también pueden ser un escenario para desplegar animales, plantas y ornamentos históricos. Jürgen Dahlmann, por ejemplo, se inspiró en dibujos indios de hace 400 años al diseñar para la marca Rug Star.

En cambio los modelos de Hossein Rezvani son sinónimo de modernidad recién llegada de Irán. Los diseña en un ordenador en Hamburgo (Alemania), pero luego se los hace llegar a un dibujante persa especializado en alfombras, que lo amplía al tamaño de alfombra deseado y sólo entonces se procede a hacer más de 400.000 nudos por metro cuadrado.