Sombrilla, heladerita y perro: las mascotas también se toman vacaciones

Grandes, medianos y chicos, de raza o mestizos, los perros ya son un turista más en los balnearios bonaerenses. Lo que hasta hace unos años fue una novedad hoy se ha transformado en moneda corriente y nadie se asombra ni se horroriza ante la presencia de las mascotas en la playa, hoteles y restaurantes.

Si bien hay carteles de la municipalidad de La Costa que recomiendan dejar a los animales en las casas, los deseos de los turistas son casi órdenes y vale mucho más la frase de que el perro es un integrante más de la familia.

¿Cómo se preparan las vacaciones para que las mascotas sean un veraneante más? Lo básico es una buena educación y tener todas las vacunas al día.

“Es como con los chicos”, dice Zulma De Mateo mientras acaricia a Piluso que está recostado en la arena bajo la sombrilla y con un arnés colocado en el lomo. “A tu hijo le tenés que enseñar que no se vaya muy lejos de donde estás vos y que no moleste a la gente. Que te haga caso básicamente”, resume la señora oriunda de Haedo que hace años que veranea junto a su familia en su departamento de San Bernardo y trae a su perro todas las temporadas.

Además de las reposeras, los juegos de playa y las viandas con los víveres para pasar el día, en las conservadoras se incluye una botella de agua especial para las mascotas. Y obviamente, todos llevan bolsita para juntar lo que el perro ensucie.

Lo que hasta hace unos años fue una novedad hoy se ha transformado en moneda corriente

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Los comerciantes y empresarios ya ofrecen servicios que incluyen a las mascotas

La familia Maza Godoy eligió pasar sus vacaciones en un camping y se trajeron a Matheu, un Salchicha de 4 años que casi no sale de debajo de la sombrilla. “Antes de reservar cualquier lugar averiguamos si permitían la estadía de mascotas. Duerme con nosotros en la carpa y se adaptó bárbaro. Los que tenemos animales estamos y si no lo hubiésemos traído lo extrañaríamos”, relata Matías sobre su “hijo mayor. Primero lo tuvimos a él y dos años después nació nuestro nene”.

La peatonal es otra de las zonas donde se ve a los perros paseando con correas y bozales y acompañando a sus dueños durante la cena, siempre que se elijan las mesas que están sobre las veredas.

“Hace ocho meses que tenemos a Figacita, asique estamos debutando en esto de traer al perro de vacaciones. No queríamos dejarla en una guardería ni al cuidado de ningún familiar. La cargamos al auto y nos vinimos. Durante todo este tiempo me tomé el trabajo de educarla para que haga caso y no tener ningún problema. Hasta ahora viene todo bárbaro”, cuenta Milena Buonfrate que está pasando unos días en la Costa con su novio, además de la cachorra.

Los comerciantes y empresarios del turismo ya ofrecen servicios que incluyen a las mascotas, porque saben que ser restrictivos en el tema les puede quitar clientes. “La gente ya está acostumbrada. Habrá alguno que le guste menos que a otros, pero desde hace tiempo que el tema de los derechos de los animales se incorporó mucho culturalmente y todos nos fuimos adaptando”, analiza Rubén Suárez, encargado de un parador privado de San Bernardo donde el acceso de los perros a las carpas está permitido hace más de 3 años.

Pero claro que lo primero que cambió en relación a la incorporación de los perros a las vacaciones fue el área de hospedaje. “En un principio quienes traían a sus animales eran los que tenían casa propia, después algunos dueños permitían el alquiler de departamentos a inquilinos con perros siempre y cuando no fueran muy grandes, y ahora ya hay varios hoteles que cuentan con habitaciones para mascotas”, explica Miguel Rojas, martillero y dueño de una inmobiliaria que además ve una posibilidad económica más en todo esto: “Si la gente trae al perro va a necesitar alimento balanceado, un juguete, una correa y hasta una veterinaria por cualquier emergencia o por si quieren bañarlo. Se viene notando el crecimiento de ese rubro en la ciudad”.