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La Ciudad |Un caso con antecedentes cercanos

Jubilación y polémica: Medicina “retiró” a otra profesora

La reconocida infectóloga Silvia González Ayala negó pedir el cese de tareas, como le indicó la Facultad en una nota. Alertó sobre una “profunda crisis” en la enseñanza

Jubilación y polémica: Medicina “retiró” a otra profesora

Silvia González Ayala, profesora “ Debo dejar constancia de lo que esta decisión implica en la Carrera por cuanto el personal docente de planta está limitado a 3 cargos y una becaria y el número de estudiantes para este ciclo es 260”

22 de Abril de 2022 | 03:44
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En Medicina, la controversia no tiene fin. A pocas horas de que se conociera la renuncia de un docente con 31 años de trayectoria a través de una carta en la que expuso fuertes críticas al decanato, ayer se sumó un nuevo capítulo de tensión por la decisión de la Facultad de pasar a retiro a la reconocida médica infectóloga Silvia González Ayala.

Sobre el final de la tarde del miércoles, cuando daba una clase -algo parecido a la rutina de los últimos 50 años-, González Ayala no sabía que era la última. Ingresó en 1968 y recorrió todos los cargos de la actividad formativa, tanto en la carrera de Medicina como la de Obstetricia (desde 1981). Se enteró ayer de que, con fecha 19 de abril y firma de la vicedecana, Mónica Esther Ferreras, la resolución 392 define “ordenar el cese en los cargos de profesor titular rentado semi-dedicación ordinario de la cátedra de Infectología de la carrera de Medicina y profesor titular rentado simple interino en la asignatura de enfermedades infecciosas de la Ex Escuela de Recursos Humanos del Equipo de Salud -carrera Licenciatura en Obstetricia-, a partir del 20/04/22, en virtud de haberse cumplido el plazo establecido en el Art. 8º de la Resolución 1067/18 de la Universidad”.

En la resolución se argumenta que la infectóloga -referente a nivel nacional e internacional- “con fecha 10 de junio de 2019 efectuó la opción por la cual solicitó el cierre de cómputos”, que “con fecha 15 de marzo de 2021 se hizo entrega a la mencionada docente de las respectivas certificaciones de servicios y remuneraciones”, y “que se ha cumplido el plazo previsto en el Art. 8º de la Resolución 1067/18 de la Universidad”, se expresa.

“No me sorprendió por los rumores, pero no pensé que iba a ser tan rápido”, le dijo ayer a este diario la doctora sobre el trámite.

“No solicité la jubilación”

La sorpresa dio paso al descargo de la doctora, quien seguirá desempeñándose en la Universidad Católica. En el texto, González Ayala deja en claro en ningún momento inició el proceso de retiro: “No solicité la jubilación”, afirma. A la vez, recuerda que en una entrevista con el decano, Juan Basualdo Farjat, “me comunicó que era un trámite de rutina y que estaba en la misma situación”.

La médica dio una clase sin saber que ya había sido “ordenado” el cese de sus funciones

También señala que le llamó la atención “el léxico” utilizado en la resolución y realiza una fuerte crítica a lo que se vive en Medicina al señalar “la situación de profunda crisis en la que se encuentra el proceso de enseñanza-aprendizaje en esta Unidad Académica marcado por la pérdida de valores, una disminución sostenida de la calidad educativa, el sesgo político (no visto en las últimas décadas) en la transmisión de conocimientos en algunas Cátedras, la pérdida de la relación docente/Estudiante, entre otros”.

En otro párrafo agrega que “debo dejar constancia de lo que esta decisión implica en la Carrera Licenciatura en Obstetricia, por cuanto el personal docente de planta está limitado a tres (3) cargos y una becaria y el número de estudiantes para este Ciclo Lectivo es doscientos sesenta (260). Le agradeceré tenga a bien informar el/los Profesores que se hará/n cargo de las respectivas Cátedras con el fin de realizar la transferencia del banco de datos para los exámenes y las bases para que continúen con el proceso de Programación”.

La semana pasada, el desbalance entre estudiantes, docentes y recursos administrativos apareció entre los argumentos de la renuncia del coordinador de actividades para ingresantes, Gonzalo Martínez.

clase presencial y renuncia

Esta semana, Marcelo Calí, jefe de trabajos prácticos de Medicina Interna F, decidió renunciar luego de que se le iniciara un sumario por dar una clase presencial, a mediados del año pasado. “La facultad no es la misma, los actores no son los mismos, la excelencia educativa no es la misma”, expuso en carta al decano.

Más atrás, en 2019, el profesor Marcelo Cerezo renunció al cargo de titular de la cátedra de Anatomía. Tras 43 años de trayectoria, se refirió en tono crítico al incremento de alumnos generado desde 2016, cuando se anuló el curso de ingreso eliminatorio. Ese año Medicina tenía casi 6 mil alumnos contra los alrededor de 3.400 del último año del examen de la controversia. En 2019, cuando Cerezo se fue, ya eran 9 mil estudiantes, con 3.979 mil ingresantes. Este año, la Facultad está en el orden de los 33 mil alumnos con un ingreso en el orden de los 8 mil.

A meses de que se conociera la salida de Cerezo, la Facultad volvió a la centralidad en el debate académico. En medio de denuncias de “persecución política” y “vaciamiento de cátedras”, en la última sesión del año del consejo directivo se dispuso el cese en sus funciones de 24 docentes. La medida fue enmarcada entonces por la bancada de mayoría por el claustro de profesores en motivos “estrictamente políticos”.

En la lista estaban el exdecano, Jorge Martínez y su esposa, María Elvira Rodríguez. Como al resto, se les aplicó la ordenanza 174/86 y el artículo 137 del estatuto de la UNLP, que establece que “el Consejo Directivo o el Consejo Superior [...] deberá ordenar el cese de todo docente, al 1º de abril siguiente a la fecha en que cumpliera 65 años de edad, o prorrogar el momento de dicho cese, por períodos de hasta dos años”. No obstante, los profesores hicieron hincapié en otra normativa: la ley 26.508, que en su artículo 1º inciso 2 dispone que “ante la intimación del empleador, cualquiera fuere, los docentes universitarios podrán optar por permanecer en la actividad laboral durante cinco años más después de los 65”.

En su nota a la vicedecana, González Ayala pidió al decanato autorización para despedirse del alumnado, como probablemente imaginó: “solicito la correspondiente autorización para desarrollar la actividad programada para el próximo lunes 25”.

Y cierra “deseándole éxito en la nueva etapa de la gestión que se iniciará el 28 del corriente”.

 

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