La inseguridad volvió a golpear fuerte a las estaciones de servicio

Hasta no hace mucho, los asaltos a mano armada en estaciones de servicio de diversas empresas eran moneda corriente en la Ciudad.

Casi siempre en horas de la noche, delincuentes que llegaban en moto o caminando se acercaban a un playero y bajo amenazas de muerte -con un arma de fuego o un cuchillo- lo despojaban de la billetera con la recaudación, para escapar rápido.

No fueron pocas las expendedoras que dejaron de atender por la noche, aunque la mayoría optó por reforzar la seguridad, con los costos que eso implica. Con todo, la ola que parecía imparable, se alivió de a poco. Hasta ahora. Los hechos ocurridos entre la noche del miércoles y la del jueves hacen sospechar que este rubro volvió a quedar en la mira de los ladrones.

El miércoles a la noche asaltaron la GNC de 17 y 532, donde, como lo reflejó EL DIA en su edición de ayer, un delincuente intimidó con una cuchilla a un empleado y le robó la recaudación. 24 horas después, una modalidad parecida usaron los delincuentes para llevarse el dinero de dos YPF: la de 7 y 39 y otra de camino Belgrano y 505 (ver cuadro aparte).

QUEDARON FILMADOS

El encargado de la estación de servicio de 7 y 39, Fernando Villa (30), contó ayer que al momento del asalto “un playero estaba atendiendo a un cliente”.

“Eran las 11 y media de la noche (del jueves) cuando llegaron los tres delincuentes, de entre 20 y 25 años. Mientras dos se quedaron en el sector de boxes, que estaba cerrado, el otro fue hacia donde estaban el empleado y el cliente”, recordó.

El ladrón no se demoró en hacerles saber que se trataba de un asalto. “No les quedó otra que levantar sus manos, aunque el delincuente sólo se llevó la la billetera del playero, en la que había unos 1.800 pesos”, precisó Villa.

Inclusive, reveló, “antes de irse quisieron robar también a un muchacho que salía de trabajar. Pero como estaban apurados y no le encontraron nada de valor, se fueron sin robarle”.

Asimismo, citó que “los tres ladrones quedaron filmados por las cámaras (de la playa), aunque sus rostros no se ven demasiado. Encima estaban con gorritos y capuchas”.

Según mencionó, hacía “cerca de un año” que no sufrían un robo.