“Les pedí llorando que no me mataran porque tengo dos hijos chiquitos”

El terrible momento por el que atraviesa Natalia Noemí González (36) se adivina con verla y escuchar el tono de su voz, aunque sus palabras no hablen de lo que le pasó el último viernes. Aquel no iba a ser un día más: esa tarde tenía previsto cerrar en una inmobiliaria la compra de una vivienda; uno de sus sueños más preciados.

Como ella mismo lo explicó ayer a este diario en una larga charla en su domicilio de Villa Montoro, “significaba para mí asegurarle un techo a mis dos hijos”, de 6 y 12 años.

Pero esa jornada terminó siendo inolvidable, no por lo bueno, si no por lo terrible.

Como lo reflejó EL DIA en su edición de ayer, dos delincuentes redujeron a Natalia y a su cuñado instantes después de que salieron de la sucursal que el Banco Provincia tiene en 1 y 67, y les quitaron 1.215.000 pesos que acababan de retirar de allí.

Esa plata correspondía a un seguro de vida de su esposo, un efectivo de la Policía Metropolitana que se mató hace cuatro meses y medio cuando iba a trabajar en su moto y en capital federal chocó contra un camión.

El golpe fue tan certero, como rápido y violento. Bastó que las víctimas se subieran a su coche, para que los ladrones bajaran del que habían estacionado justo adelante, impidiéndoles cualquier maniobra. Los dos estaban armados.

Uno de ellos tomó a Natalia de los pelos y le apuntó directo a la cabeza. El otro le aplicó a su cuñado un par de culatazos en la cabeza, que le abrieron una herida sangrante.

Segundos después, con las víctimas en estado de shock, arrebataron las dos mochilas en las que ellas habían colocado el dinero y escaparon en un Peugeot 206 de color gris oscuro y vidrios polarizados.

“Llorando, puse mi cabeza en el brazo del que me tomó del pelo y le pedí que no me mataran porque tengo dos hijos”, recordó Natalia con angustia. Perdió todo su dinero, pero más la preocupaba perder su vida y dejar a los chicos sin sus padres.

“no les dije ni a mis padres”

Antes de ir a hacer la extracción, Natalia estaba “ansiosa y nerviosa”.

Es que “del banco me iba directamente a la inmobiliaria, donde había acordado llevar el dinero para concretar la compra de una vivienda en 85 y 117. Inclusive me esperaban allí los dueños de esa casa”.

Por el monto de dinero que estaba en juego, había tomado el recaudo de no comentarlo con nadie.

“Ni a mis padres les había dicho que tenía que ir al banco a cobrar el seguro. Obviamente que tampoco lo sabía la gente de la inmobiliaria”, dijo González, aclarando que no descarta ninguna hipótesis sobre el violento asalto, pero aseguró tener sospechas de que “alguien me marcó para que me robaran. Creo que me entregaron”.

Respecto de los trámites previos al cobro, Natalia detalló que hizo “gestiones ante la Policía Metropolitana y el 7 de julio me dieron el cheque por 1.215.000 pesos en una escribanía de La Plata”.

Lo tuvo en su casa hasta el 24 de julio. “Fui a la sucursal de 1 y 67 para depositarlo. Pero esa vez no pude. El banco estaba sin intranet. El lunes me avisaron que ya podía depositar el cheque. Fui el martes y me sugirieron de hacer el trámite en el Banco Central. Para evitar descuentos en el monto”, relató.

Y siguió: “Podía retirar la plata el jueves. Fui el viernes. Me pagaron sin la privacidad esperada. Y ni siquiera había algún policía”.

Desde el Banco Provincia explicaron que la operatoria se desarrolló bajo estrictas normativas de seguridad (ver aparte). Por ahora, no hay pistas de los responsables. Y mucho menos del dinero.