Una vecina de Tolosa pagó rescate por un falso secuestro de su hija

- Mami, ¿eso guardado en casa?

- ¿De qué me hablás?

- Me agarraron unos tipos y me van a matar.

Así empezaba el diálogo entre una ladrona, imitando la voz de una joven, y una víctima de un nuevo secuestro virtual. La madre atendió el teléfono de su casa situada en 13 entre 530 y 531, a la 01.30 de la madrugada de ayer. Los nervios la hicieron ir hasta el sitio donde los delincuentes le ordenaron dejar todos sus ahorros.

Fue uno de los tantos llamados que se registran a cada semana, siempre a cargo de la misma banda, según las sospechas principales. A cambio de que su identidad no se revele, la mujer de 41 años le contó a este medio que se despertó sobresaltada por esa llamada.

“Ni bien atendí escuché la voz de mi hija. No era ella, pero hablaba como si fuera. Como no vive conmigo, no tenía forma de saber si estaba bien. Y por los nervios no se me ocurrió llamarla para ver si me respondía”, le relató la damnificada a EL DIA.

Esa joven que hacía las veces de la chica raptada, entre gritos de auxilio y sollozos, terminó por pasarle el teléfono a su compañero, otro delincuente encargado de las amenazas más fuertes, de exigirle plata y joyas: pedían 100 mil dólares.

A esa altura la mujer ya estaba sumida en el pánico. Alcanzó a juntar 10 mil pesos que tenía guardados y los apiló en una bolsa. Por orden expresa de los estafadores, tuvo que caminar 150 metros hasta dejar el paquete en 12 y 530.

“No andaba nadie en la calle a esa hora. O si había, yo no vi nada, porque estaba enceguecida por el miedo. Me olvidé de todo, porque me agarraron por sorpresa”, reconoció.

Para agregarle más tensión al episodio, quedó en evidencia que los delincuentes al menos conocían a la víctima: “Sabían qué anillo uso, o que me divorcié hace poco”.

Una vez que el miedo se fue disipando para darle paso a la bronca, ella denunció el hecho en una sede policial. En su declaración aportó datos precisos sobre algunas sospechas que tiene. Más puntualmente, cree saber quiénes la entregaron con la información necesaria para que el engaño sonara creíble y así poder sacarle plata.

Con esa información trabajan los investigadores del caso. Además de atender a lo que ella supone, su otra pista será la de seguir el rastro de la banda de secuestradores virtuales que, desde hace más de un año, se adueñó de la calma de las noches de mucha gente en la Región.

Luego de un 2014 plagado de estos episodios, en la primera mitad que pasó de este año la ola continuó sin freno.

Los jubilados suelen ser el blanco predilecto de los estafadores. Y Tolosa fue uno de los barrios más castigados. Pero estos hechos también se replicaron en el Centro, La Loma, barrio Hipódromo y en otros sectores de la periferia.

Mucho más resonante fue la secuencia que vivió la periodista Sandra Russo. La semana pasada, y ante la posibilidad de que fuera cierto que habían raptado a su hija, pagó 50 mil dólares a otra banda, que opera en Capital Federal.

Otra famosa presa de esta clase de delitos fue Silvia Fernández Barrio, panelista de “Intratables”. “Fueron los 15 segundos peores de mi vida. Me quedé temblando como una hoja. Si yo hubiese tenido a esos tipos adelante mío, los mato, me convierto en una asesina”, dijo.

Por lo bajo hay policías que admiten que “los intentos de esta clase siguen, pero cada vez menos gente les cree”. Pese a todas las advertencias y recomendaciones de las autoridades, que buscan poner fin a este flagelo, semana tras semana se conoce el caso de algún vecino que cae en la trampa.