Otra vez Yabrán
| 21 de Diciembre de 1999 | 00:00

DOLORES.- El fantasma de Alfredo Yabrán volvió a ocupar el centro de la escena en Dolores. Porque ayer su figura fue el eje de una batalla entre la revista Noticias y el abogado defensor de Gregorio Ríos, quien por extensión corporiza a su suicidado jefe en la responsabilidad de instigador que la fiscalía le atribuye.
En esa pelea el periodista Gabriel Michi dio el primer golpe al recordar que lo primero que se le ocurrió pensar al ver el cuerpo humeante de su compañero fue "esto lo ordenó Yabrán".
El abogado de Ríos, Jorge Sandro, contraatacó con preguntas orientadas a plantar sospechas sobre las actividades del equipo periodístico de Noticias y de supuestas contradicciones en las afirmaciones de Michi.
Y a tal punto llegó Sandro que consiguió mantener a Michi "técnicamente" demorado durante casi dos horas y más tarde logró que fuera sometido a un careo con la viuda de Cabezas para aclarar contradicciones que luego no resultaron tales.
Aunque con sus pedidos no consiguió cambios sustanciales en la situación de su defendido, Sandro alcanzó durante la audiencia el objetivo que siempre ha perseguido el yabranismo: plantar la idea de que la editorial para la que trabajaba Cabezas ha estado ocultando "algo" relacionado con el crimen.
Uno de los momentos más tensos de la audiencia fue, justamente, cuando el abogado defensor de Gregorio Ríos pidió que se le leyera al periodista Gabriel Michi una escucha telefónica en la que periodistas de editorial Perfil hablaban de una reunión para descorchar botellas de champaña, poco después de la muerte de Cabezas. El abogado Sandro pidió que se ventilara esa prueba convencido de que uno de los que hablaba en esa conversación era Gabriel Michi, pero resultó que se trataba de periodistas de la revista Caras y no de Noticias.
Michi devolvió el golpe con la enumeración de antecedentes sobre ataques a periodistas por parte del entorno de Yabrán y aunque no lo mencionó, Gregorio Ríos fue el destinatario.
Más allá de este contrapunto, la primera ronda de testigos significó puntos a favor para las estrategias defensistas de Prellezo y la banda de Los Hornos.
Al primero, como adelantó este diario, lo benefició no ser reconocido por vecinos de Andreani. A los de Los Hornos les vino bien que el puestero Guevara hablara "huellas frescas" de automóvil que evidenciaron el paso de un vehículo que luego regresó hasta encontrar la cava. Y también que todos los testimonios hayan coincidido en que era difícil, a 20 metros, ver detalles del interior del auto de Cabezas, como habían afirmado Auge y Retana.
Durante la primera audiencia apareció la enigmática figura del "pajarero", un desconocido que varios testigos dijeron haber visto cerca de la cava como presunto partícipe del crimen. Alguna vez las sospechas de los investigadores apuntaron al padre de Prellezo, que por entonces era afecto a la caza de pájaros y al sindicalista y amigo de Yabrán, Coco Mouriño. Ningún testigo dio ayer fundamento a una u otra hipótesis.
En general no hubo sorpresas en la primera ronda de testigos, más allá de las histriónicas intervenciones del "informante" Carlos Redruello y el voltaje emotivo que significó la presencia en la sala de Cristina Robledo.
Y el aire se puso denso cuando la esposa de Cabezas contó que, a poco de ser informada sobre el hecho, le pidió al ex comisario Gómez que le permitiera ver a su marido. "Gómez me dijo: nena, que vas a ir a ver si de tu marido no quedó nada".
En esa pelea el periodista Gabriel Michi dio el primer golpe al recordar que lo primero que se le ocurrió pensar al ver el cuerpo humeante de su compañero fue "esto lo ordenó Yabrán".
El abogado de Ríos, Jorge Sandro, contraatacó con preguntas orientadas a plantar sospechas sobre las actividades del equipo periodístico de Noticias y de supuestas contradicciones en las afirmaciones de Michi.
Y a tal punto llegó Sandro que consiguió mantener a Michi "técnicamente" demorado durante casi dos horas y más tarde logró que fuera sometido a un careo con la viuda de Cabezas para aclarar contradicciones que luego no resultaron tales.
Aunque con sus pedidos no consiguió cambios sustanciales en la situación de su defendido, Sandro alcanzó durante la audiencia el objetivo que siempre ha perseguido el yabranismo: plantar la idea de que la editorial para la que trabajaba Cabezas ha estado ocultando "algo" relacionado con el crimen.
Uno de los momentos más tensos de la audiencia fue, justamente, cuando el abogado defensor de Gregorio Ríos pidió que se le leyera al periodista Gabriel Michi una escucha telefónica en la que periodistas de editorial Perfil hablaban de una reunión para descorchar botellas de champaña, poco después de la muerte de Cabezas. El abogado Sandro pidió que se ventilara esa prueba convencido de que uno de los que hablaba en esa conversación era Gabriel Michi, pero resultó que se trataba de periodistas de la revista Caras y no de Noticias.
Michi devolvió el golpe con la enumeración de antecedentes sobre ataques a periodistas por parte del entorno de Yabrán y aunque no lo mencionó, Gregorio Ríos fue el destinatario.
Más allá de este contrapunto, la primera ronda de testigos significó puntos a favor para las estrategias defensistas de Prellezo y la banda de Los Hornos.
Al primero, como adelantó este diario, lo benefició no ser reconocido por vecinos de Andreani. A los de Los Hornos les vino bien que el puestero Guevara hablara "huellas frescas" de automóvil que evidenciaron el paso de un vehículo que luego regresó hasta encontrar la cava. Y también que todos los testimonios hayan coincidido en que era difícil, a 20 metros, ver detalles del interior del auto de Cabezas, como habían afirmado Auge y Retana.
Durante la primera audiencia apareció la enigmática figura del "pajarero", un desconocido que varios testigos dijeron haber visto cerca de la cava como presunto partícipe del crimen. Alguna vez las sospechas de los investigadores apuntaron al padre de Prellezo, que por entonces era afecto a la caza de pájaros y al sindicalista y amigo de Yabrán, Coco Mouriño. Ningún testigo dio ayer fundamento a una u otra hipótesis.
En general no hubo sorpresas en la primera ronda de testigos, más allá de las histriónicas intervenciones del "informante" Carlos Redruello y el voltaje emotivo que significó la presencia en la sala de Cristina Robledo.
Y el aire se puso denso cuando la esposa de Cabezas contó que, a poco de ser informada sobre el hecho, le pidió al ex comisario Gómez que le permitiera ver a su marido. "Gómez me dijo: nena, que vas a ir a ver si de tu marido no quedó nada".
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