Raptan a un hombre y lo dejan atado a un árbol en Ensenada
Minutos antes dos encapuchados le desvalijaron la casa y tomaron de rehén a la familia
| 1 de Abril de 2003 | 00:00

Un empleado y su familia pasaron una madrugada de terror: dos jóvenes armados entraron por la fuerza a su casa de Ensenada y los tomaron de rehenes durante casi dos horas. Luego de revolver todas las habitaciones, los delincuentes se apoderaron de electrodomésticos, ropas y dinero. Después, cargaron el botín en un auto que estaba en el garaje y se llevaron al propietario de la vivienda para garantizar su huida.
Los ladrones, que cubrían sus caras con pasamontañas y pañuelos, abandonaron al empleado a dos kilómetros de su domicilio, en el camino de acceso al Club Regatas, y escaparon en el Ford Fiesta de la familia. La policía informó que Adalberto Bravo (52) apareció atado a un árbol y que fue encontrado y auxiliado por un vecino que pasó por ese lugar.
A Bravo lo habían raptado un rato antes en su casa, ubicada en las calles Don Bosco, entre Sidotti y San Martín, en pleno centro de Ensenada, donde los asaltantes maniataron y dejaron encerrada a la esposa del empleado, Viviana Sobral (49), y a la hija y el hijo del matrimonio. También encerraron al novio de la chica.
Los autores del ataque obligaron al hombre a manejar su propio coche hasta el camino de entrada al club náutico y, tras ordenarle que abrazara un árbol para atarle las manos con sogas y luego abandonarlo, huyeron sin dejar rastros. Hasta el cierre de esta edición, los investigadores del caso no habían podido localizar a los asaltantes ni el auto que usaron para emprender la retirada.
UNA SORPRESA DESAGRADABLE
De acuerdo al informe preliminar que manejan efectivos de la comisaría 1º de Ensenada, todo empezó alrededor de las 3 de la mañana cuando Bravo y su mujer descansaban en su casa de la calle Don Bosco. A esa hora, el matrimonio escuchó que su hijo adolescente regresaba al domicilio. Pero no imaginó quiénes lo acompañaban.
Según la reconstrucción que hizo la policía, dos jóvenes armados sorprendieron al chico en la puerta del garaje y, a punta de pistola, lo obligaron a entrar con ellos a la vivienda. Poco después, el muchacho ingresó a la habitación de sus padres encañonado por los delincuentes, quienes le ordenaron al matrimonio que se levantara de la cama.
"Yo llegué con mi novio diez minutos después y me encontré con los ladrones adentro de mi casa", contó a este diario la hija del matrimonio horas después del dramático episodio que le tocó vivir junto a su familia. La chica, que prefirió mantener su nombre en reserva, dijo que "por suerte, estamos todos bien y tratando de recuperarnos de lo sucedido. Siempre vivimos en este barrio y nunca nos había pasado algo así".
Los delincuentes redujeron a los integrantes de la familia a quienes amenazaron en varias oportunidades. Y exigieron la entrega del dinero, por lo que Bravo habría entregado unos 500 pesos correspondientes a sus ahorros. "Querían plata. Y después nos ataron y encerraron a todos en el baño. Estuvieron como dos horas", agregó la hija del empleado.
Después de revolver las habitaciones en busca de objetos de valor, uno de los asaltantes golpeó a Bravo y, bajo amenazas, le ordenó que le entregara las llaves del Ford Fiesta bordó, patente DJO-184, que estaba en el garaje, donde cargaron el botín.
Más tarde, los ladrones obligaron a Bravo a ponerse al volante del coche, y después huyeron llevándolo cautivo, al tiempo que advirtieron a la familia que no denunciara el caso a la policía para que no le pasara nada al rehén.
Finalmente, los asaltantes abandonaron al empleado atado a un árbol en el acceso al Club Regatas. Y nadie supo más nada de ellos. "Mi papá está bien, está descansando y no quiere hablar del tema", dijo la hija de Bravo que ayer atendió por cortesía a este diario.
La noticia resultó una gran sorpresa para los vecinos del empleado que se fueron enterando del caso a medida que pasaron las horas y la policía empezó a tocar los timbres del barrio para saber si alguien había visto algo "raro" en la cuadra y podría aportar algún dato a la investigación.
Como hasta ayer a la tarde la familia no había denunciado el hecho, la policía actuó "de oficio" y abrió una causa por "robo calificado, privación ilegal de la libertad y lesiones", con conocimiento del titular de la fiscalía número 5, Daniel Urriza.
Los ladrones, que cubrían sus caras con pasamontañas y pañuelos, abandonaron al empleado a dos kilómetros de su domicilio, en el camino de acceso al Club Regatas, y escaparon en el Ford Fiesta de la familia. La policía informó que Adalberto Bravo (52) apareció atado a un árbol y que fue encontrado y auxiliado por un vecino que pasó por ese lugar.
A Bravo lo habían raptado un rato antes en su casa, ubicada en las calles Don Bosco, entre Sidotti y San Martín, en pleno centro de Ensenada, donde los asaltantes maniataron y dejaron encerrada a la esposa del empleado, Viviana Sobral (49), y a la hija y el hijo del matrimonio. También encerraron al novio de la chica.
Los autores del ataque obligaron al hombre a manejar su propio coche hasta el camino de entrada al club náutico y, tras ordenarle que abrazara un árbol para atarle las manos con sogas y luego abandonarlo, huyeron sin dejar rastros. Hasta el cierre de esta edición, los investigadores del caso no habían podido localizar a los asaltantes ni el auto que usaron para emprender la retirada.
UNA SORPRESA DESAGRADABLE
De acuerdo al informe preliminar que manejan efectivos de la comisaría 1º de Ensenada, todo empezó alrededor de las 3 de la mañana cuando Bravo y su mujer descansaban en su casa de la calle Don Bosco. A esa hora, el matrimonio escuchó que su hijo adolescente regresaba al domicilio. Pero no imaginó quiénes lo acompañaban.
Según la reconstrucción que hizo la policía, dos jóvenes armados sorprendieron al chico en la puerta del garaje y, a punta de pistola, lo obligaron a entrar con ellos a la vivienda. Poco después, el muchacho ingresó a la habitación de sus padres encañonado por los delincuentes, quienes le ordenaron al matrimonio que se levantara de la cama.
"Yo llegué con mi novio diez minutos después y me encontré con los ladrones adentro de mi casa", contó a este diario la hija del matrimonio horas después del dramático episodio que le tocó vivir junto a su familia. La chica, que prefirió mantener su nombre en reserva, dijo que "por suerte, estamos todos bien y tratando de recuperarnos de lo sucedido. Siempre vivimos en este barrio y nunca nos había pasado algo así".
Los delincuentes redujeron a los integrantes de la familia a quienes amenazaron en varias oportunidades. Y exigieron la entrega del dinero, por lo que Bravo habría entregado unos 500 pesos correspondientes a sus ahorros. "Querían plata. Y después nos ataron y encerraron a todos en el baño. Estuvieron como dos horas", agregó la hija del empleado.
Después de revolver las habitaciones en busca de objetos de valor, uno de los asaltantes golpeó a Bravo y, bajo amenazas, le ordenó que le entregara las llaves del Ford Fiesta bordó, patente DJO-184, que estaba en el garaje, donde cargaron el botín.
Más tarde, los ladrones obligaron a Bravo a ponerse al volante del coche, y después huyeron llevándolo cautivo, al tiempo que advirtieron a la familia que no denunciara el caso a la policía para que no le pasara nada al rehén.
Finalmente, los asaltantes abandonaron al empleado atado a un árbol en el acceso al Club Regatas. Y nadie supo más nada de ellos. "Mi papá está bien, está descansando y no quiere hablar del tema", dijo la hija de Bravo que ayer atendió por cortesía a este diario.
La noticia resultó una gran sorpresa para los vecinos del empleado que se fueron enterando del caso a medida que pasaron las horas y la policía empezó a tocar los timbres del barrio para saber si alguien había visto algo "raro" en la cuadra y podría aportar algún dato a la investigación.
Como hasta ayer a la tarde la familia no había denunciado el hecho, la policía actuó "de oficio" y abrió una causa por "robo calificado, privación ilegal de la libertad y lesiones", con conocimiento del titular de la fiscalía número 5, Daniel Urriza.
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