Hallaron asesinados a padres de un bebé abandonado en un basural
| 5 de Enero de 2006 | 00:00

Los padres de un nene de dos años que había sido abandonado en un basural de la localidad neuquina de Piedra del Aguila el día de Fin de Año, fueron hallados asesinados a puñaladas en distintos puntos de esa localidad y por el doble crimen hay un sospechoso detenido, informaron ayer fuentes policiales.
Se trata de Verónica Izaguirre, ama de casa, de 19 años, y César Cabrera Garay, albañil, de 24, cuyos cadáveres fueron hallados a unos 20 kilómetros de distancia entre sí, añadieron los voceros.
Ambos jóvenes eran buscados desde el sábado pasado, cuando su pequeño hijo de casi dos años fue hallado abandonado en un basural, de donde fue rescatado por un vecino sano y salvo.
El acusado de los ataques, identificado como Simón Frías, era conocido de la pareja y, tras ser detenido, fue trasladado a Junín de los Andes con el fin de evitar episodios de violencia con los vecinos, indignados por el hecho, dijeron las fuentes policiales consultadas.
Izaguirre y Cabrera Garay fueron vistos por última vez el sábado cuando subían a su auto en Piedra del Aguila, una pequeña localidad ubicada a unos 200 kilómetros al sur de Neuquén, sobre la ruta nacional 40 (ex 237).
Voceros de la comisaría octava de Piedra del Aguila dijeron que la pareja habría sido asesinada el sábado por la tarde, poco antes de que su pequeño hijo fuera hallado abandonado en el basural.
Tras el hallazgo del niño, la policía comenzó a buscar a los padres, que tenían muy buena relación con sus vecinos, quienes finalmente fueron encontrados asesinados a puñaladas el martes por la tarde.
Las fuentes explicaron que el cuerpo del hombre estaba sobre un alambrado en un campo ubicado a unos cinco kilómetros del centro de Piedra del Aguila, mientras que el de su esposa fue hallado en un descampado, a unos 20 kilómetros de distancia.
Ambos cadáveres presentaban lesiones punzantes y estaban en avanzado estado de descomposición.
LOS MATARON DENTRO DE UN AUTO
Las primeras pericias indicaron que el asesino apuñaló a las víctimas en el interior de su vehículo, un Kia blanco, que fue hallado anteanoche abandonado. Los pesquisas secuestraron además un arma blanca que sería la homicida.
El detenido era conocido de la pareja y se investiga si el ataque lo cometió por cuestiones económicas, ya que al parecer Cabrera Garay debía dinero al sospechoso.
Cuando la policía encontró el bebé en el basural, decenas de vecinos se sumaron a la búsqueda de sus padres.
Si bien ninguno intentó nada contra el detenido, la policía decidió trasladarlo a Junín de los Andes, donde está el juez de la causa, Federico Sommer, para prevenir un posible linchamiento.
Este hecho recordó a todos los habitantes de esa pequeña población cordillerana el crimen de la vecina Valeria Rubio, del 15 de diciembre del 2001.
La joven era la reina de Piedra del Aguila, de reciente coronación y fue degollada y brutalmente golpeada.
La investigación policial llegó pronto a la puerta de Nicolás Pérez Alanís, de 21 años y novio de la víctima, que ante el estupor de los vecinos confesó a la policía su autoría.
Según relató Alanís, estranguló a Valeria Rubio por celos y porque había decidido mudarse a General Roca a estudiar Abogacía, con lo que supuso que pondría fin a la relación que los unía.
Dos años más tarde la justicia neuquina condenó a Alanís a doce años de prisión, por homicidio agravado por la crueldad empleada.
Las pericias judiciales establecieron que Alanís golpeó salvajemente a su novia y luego la estranguló con un cinturón, y que su muerte llegó luego de una larga agonía.
Se trata de Verónica Izaguirre, ama de casa, de 19 años, y César Cabrera Garay, albañil, de 24, cuyos cadáveres fueron hallados a unos 20 kilómetros de distancia entre sí, añadieron los voceros.
Ambos jóvenes eran buscados desde el sábado pasado, cuando su pequeño hijo de casi dos años fue hallado abandonado en un basural, de donde fue rescatado por un vecino sano y salvo.
El acusado de los ataques, identificado como Simón Frías, era conocido de la pareja y, tras ser detenido, fue trasladado a Junín de los Andes con el fin de evitar episodios de violencia con los vecinos, indignados por el hecho, dijeron las fuentes policiales consultadas.
Izaguirre y Cabrera Garay fueron vistos por última vez el sábado cuando subían a su auto en Piedra del Aguila, una pequeña localidad ubicada a unos 200 kilómetros al sur de Neuquén, sobre la ruta nacional 40 (ex 237).
Voceros de la comisaría octava de Piedra del Aguila dijeron que la pareja habría sido asesinada el sábado por la tarde, poco antes de que su pequeño hijo fuera hallado abandonado en el basural.
Tras el hallazgo del niño, la policía comenzó a buscar a los padres, que tenían muy buena relación con sus vecinos, quienes finalmente fueron encontrados asesinados a puñaladas el martes por la tarde.
Las fuentes explicaron que el cuerpo del hombre estaba sobre un alambrado en un campo ubicado a unos cinco kilómetros del centro de Piedra del Aguila, mientras que el de su esposa fue hallado en un descampado, a unos 20 kilómetros de distancia.
Ambos cadáveres presentaban lesiones punzantes y estaban en avanzado estado de descomposición.
LOS MATARON DENTRO DE UN AUTO
Las primeras pericias indicaron que el asesino apuñaló a las víctimas en el interior de su vehículo, un Kia blanco, que fue hallado anteanoche abandonado. Los pesquisas secuestraron además un arma blanca que sería la homicida.
El detenido era conocido de la pareja y se investiga si el ataque lo cometió por cuestiones económicas, ya que al parecer Cabrera Garay debía dinero al sospechoso.
Cuando la policía encontró el bebé en el basural, decenas de vecinos se sumaron a la búsqueda de sus padres.
Si bien ninguno intentó nada contra el detenido, la policía decidió trasladarlo a Junín de los Andes, donde está el juez de la causa, Federico Sommer, para prevenir un posible linchamiento.
Este hecho recordó a todos los habitantes de esa pequeña población cordillerana el crimen de la vecina Valeria Rubio, del 15 de diciembre del 2001.
La joven era la reina de Piedra del Aguila, de reciente coronación y fue degollada y brutalmente golpeada.
La investigación policial llegó pronto a la puerta de Nicolás Pérez Alanís, de 21 años y novio de la víctima, que ante el estupor de los vecinos confesó a la policía su autoría.
Según relató Alanís, estranguló a Valeria Rubio por celos y porque había decidido mudarse a General Roca a estudiar Abogacía, con lo que supuso que pondría fin a la relación que los unía.
Dos años más tarde la justicia neuquina condenó a Alanís a doce años de prisión, por homicidio agravado por la crueldad empleada.
Las pericias judiciales establecieron que Alanís golpeó salvajemente a su novia y luego la estranguló con un cinturón, y que su muerte llegó luego de una larga agonía.
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