ANALISIS
| 21 de Diciembre de 2007 | 00:00

Kosovo: una herida abierta
Tras el desacuerdo entre Rusia y Occidente en las Naciones Unidas sobre el futuro estatuto de Kosovo, la Unión Europea confirmó en forma implícita que quiere conducir a la provincia separatista serbia (donde se encuentran cascos azules argentinos) hacia la independencia.
"La Unión Europea y Kosovo deben ponerse de acuerdo sobre lo que va a pasar a partir de ahora. Debemos ser razonables, pero ciertos procesos no pueden ser detenidos", declaró el ministro esloveno de Relaciones Exteriores, Dimitrij Rupel, cuyo país asumirá la presidencia de la UE a partir del 1° de enero. Rupel hacía de este modo una clara alusión al proceso que debe conducir a Kosovo hacia una independencia que Serbia se niega a aceptar.
Kosovo es una región emblemática porque está poblada mayoritariamente por ciudadanos de origen albanés, sin embargo fue el lugar donde se declaró la nacionalidad serbia. Es también el lugar donde comenzaron los enfrentamientos que terminaron en la división de Yugoslavia y la creación de repúblicas independientes, a las que ahora se sumaría Kosovo, pese a los lazos históricos con Serbia.
Sin embargo, el canciller esloveno evitó prudentemente emplear la palabra "independencia", tal como lo han hecho todos los dirigentes europeos en los últimos tiempos. "Es hora de que esta crisis yugoslava, que comenzó en 1991 con el ataque de Milosevic contra Eslovenia, termine", subrayó Rupel, recordando que su país es la única república de la ex Yugoslavia que ya se convirtió en miembro de la UE, en mayo de 2004. El ministro esloveno se mostró prudente también en cuanto al calendario del "complejo proceso" que debe dar lugar a una independencia "vigilada" por una Oficina Civil internacional dirigida por los europeos. "Espero que este proceso esté concluido al final de la presidencia eslovena", el 30 de junio de 2008, dijo.
Según un diplomático europeo, los kosovares aceptan esperar la elección presidencial de Serbia del 20 de enero para no aumentar las posibilidades de un candidato nacionalista frente al presidente saliente pro-europeo Boris Tadic. Una veintena de los 27 miembros de la UE está dispuesta a reconocer una independencia de Kosovo bajo vigilancia internacional, pero otros, como España, rechazan un plan lanzado por el emisario especial de Naciones Unidas, Martti Ahtisaari, y que Rusia bloquea en el Consejo de Seguridad de la ONU desde julio pasado.
Tras el desacuerdo entre Rusia y Occidente en las Naciones Unidas sobre el futuro estatuto de Kosovo, la Unión Europea confirmó en forma implícita que quiere conducir a la provincia separatista serbia (donde se encuentran cascos azules argentinos) hacia la independencia.
"La Unión Europea y Kosovo deben ponerse de acuerdo sobre lo que va a pasar a partir de ahora. Debemos ser razonables, pero ciertos procesos no pueden ser detenidos", declaró el ministro esloveno de Relaciones Exteriores, Dimitrij Rupel, cuyo país asumirá la presidencia de la UE a partir del 1° de enero. Rupel hacía de este modo una clara alusión al proceso que debe conducir a Kosovo hacia una independencia que Serbia se niega a aceptar.
Kosovo es una región emblemática porque está poblada mayoritariamente por ciudadanos de origen albanés, sin embargo fue el lugar donde se declaró la nacionalidad serbia. Es también el lugar donde comenzaron los enfrentamientos que terminaron en la división de Yugoslavia y la creación de repúblicas independientes, a las que ahora se sumaría Kosovo, pese a los lazos históricos con Serbia.
Sin embargo, el canciller esloveno evitó prudentemente emplear la palabra "independencia", tal como lo han hecho todos los dirigentes europeos en los últimos tiempos. "Es hora de que esta crisis yugoslava, que comenzó en 1991 con el ataque de Milosevic contra Eslovenia, termine", subrayó Rupel, recordando que su país es la única república de la ex Yugoslavia que ya se convirtió en miembro de la UE, en mayo de 2004. El ministro esloveno se mostró prudente también en cuanto al calendario del "complejo proceso" que debe dar lugar a una independencia "vigilada" por una Oficina Civil internacional dirigida por los europeos. "Espero que este proceso esté concluido al final de la presidencia eslovena", el 30 de junio de 2008, dijo.
Según un diplomático europeo, los kosovares aceptan esperar la elección presidencial de Serbia del 20 de enero para no aumentar las posibilidades de un candidato nacionalista frente al presidente saliente pro-europeo Boris Tadic. Una veintena de los 27 miembros de la UE está dispuesta a reconocer una independencia de Kosovo bajo vigilancia internacional, pero otros, como España, rechazan un plan lanzado por el emisario especial de Naciones Unidas, Martti Ahtisaari, y que Rusia bloquea en el Consejo de Seguridad de la ONU desde julio pasado.
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