Empleadas peligrosas y patrones aprovechadores

SEDUCIENDO A UN EXTRAÑO, de James Foley.- Película confusa y fallida. Tiene un buen arranque, dos figuras con peso, un tema fuerte, pero no hay caso, la historia se va apagando, se entrevera demasiado, toma caminos equivocados y busca vanamente atrapar el interés con la vieja treta de ir fabricando sospechosos a cada paso y de apostar solamente a la gran sorpresa del final. Hasta el gran Bruce Willis parece sentirse incómodo en la piel de este Harrison Hill, un ejecutivo don Juan y algo crédulo, que pasa de gato a ratón constantemente.

Es un thriller desordenado, con personajes pintados con apuro, correos electrónicos violados, mensajes crispados, demasiadas palabras y vueltitas argumentales que están puestas sólo para ensanchar y confundir. En el centro esta ella, Rowena, (Halle Berry) una mujer que no puede desprenderse de la terrible pesadilla que vivió en su infancia. Por eso, juega a ser otra. Como periodista, con nombre cambiado, tiene entre manos una nota de tapa que dejará muy mal parado a un senador abusador. Pero en plena celebración, el editor le avisa que esa nota no sale, que el testigo se cayó y que manos poderosas interfirieron. Y bueno, ella renuncia a la revista, pero no a su lucha, que es la de andar por la vida desenmascarando lobos con piel de oveja. Otra investigación en marcha, otra vez con nombre cambiado, otro aprovechador en el centro del blanco, así es Rowena, que tiene como asistente a un compañerito de andanzas que la mira con deseo y se queda con ganas.

Pero son cabos sueltos que nunca se refuerzan. Es increíble la facilidad con que esta muchacha, que tiene lo suyo, no vaya a creer, consigue trabajo justito al lado de ese publicista triunfador que en sus ratos libres, entre avisos y campañas, procede a levantarse a cuanta empleada apetitosa ande por allí, pese a que tiene una esposa que ejerce una pegajosa marca personal. Y claro, Harrison no tardará en pisar el palito y fijarse en esta morocha colosal, que se ofrece gustosa al galanteo para poder ponerlo en caja.

Entre PC, hacker pervertido, celulares delatores y novedades de ultimo momento, transcurre una historia poco sustanciosa que hasta recurre a un juicio traído de los pelos para sacarse de encima un personaje. El film, como mucho policial, apuesta sólo al impacto de un final sorpresivo que acaba revelando la carnadura de estos personajes con doble vida. El remate está bien, es inesperado y deja pensando, pero no consigue sobreponerse del todo a la confusión de una película que sólo se apoya en su dosis de suspenso y en la fuerte atracción de la pareja protagónica. (** REGULAR). Cinema City.

LO MEJOR DE LA CARTELERA

LOS INFILTRADOS, de Martín Scorsese, utiliza el sistema del doble y las simetrías para borrar toda huella diferenciada entre buenos y malos. Cuenta una historia cruzada de dobles agentes. Collin (Matt Damon) y Bill (Di Caprio) son dos infiltrados, vienen de la zona baja, no se conocen pero el destino los ha hecho complementarios. El film salta de uno a otro para decirnos que en la fragilidad moral de estos días, nadie es lo que es, que de traiciones y lealtades en peligro está llena la vida, que el mal y el bien se igualan por los medios que utilizan, que es el origen el que determina, el que al final condiciona conductas y destinos.

Más allá de algunos tropiezos, es cine del bueno, profesional y con temas que invitan a la reflexión. (*** ½) Cinema City.

BABEL, de Alejandro González Iñárruti.- Nueva apuesta fuerte del arrollador realizador mexicano. Siguiendo la estructura narrativa de sus anteriores trabajos -la magnifica "Amores perros" y la interesante "21 gramos"- aquí apela otra vez a un accidente (un rifle que es disparado donde no debe) para tejer varias historias que cruzan por el mundo con un mensaje no muy consistente pero indudable: la dificultad que tiene el hombre de hoy para poder entenderse. "Babel" es abarcadora, estridente, llamativa, oportunista, intensa y azarosa, pero es un filme que pega, conmueve y sacude (**** MUY BUENA).