Terminó el ataque en la India con un saldo de 200 muertos

Pese a reducir a los asaltantes, subsiste un clima de extrema tensión en la ciudad

MUMBAI, India.- Las fuerzas de seguridad indias pusieron fin ayer a una odisea que se extendió por casi tres días de ataques de islamistas que dejaron unos 200 muertos, entre ellos 27 extranjeros, y un aumento de la tensión con Pakistán, molesto con India por haberle apuntado su dedo acusador.
Los comandos indios mataron ayer por la mañana a los tres últimos islamistas que quedaban atrincherados en el lujoso hotel Taj Mahal, afirmó la policía, al anunciar el final del asalto.

“Todos los terroristas resultaron muertos”, declaró Hassan Gafoor, jefe de la policía de Mumbai, casi 60 horas después de que se iniciaran los ataques en varios puntos de la capital financiera de la India.

“Dijimos que quedaban tres terroristas (...) y tenemos tres cadáveres”, anunció el jefe de la Guardia de Seguridad Nacional de India, J.K. Dutt, quien aseguró que sus hombres recorrían “habitación por habitación para verificar que la situación es segura”.
El histórico Taj Mahal era el último lugar de la ciudad donde aún se escondían algunos de los islamistas que participaron en los atentados del miércoles, después de que las fuerzas de seguridad realizaran incursiones el viernes en el hotel Oberoi/Trident y en un centro judío, también ocupados por hombres armados.

Treinta y dos personas, de las que cuatro eran extranjeras, perdieron la vida en el hotel Trident/Oberoi, anunció el propietario del complejo hotelero.
El saldo de los ataques dejó también 295 heridos, aseguró un responsable del centro de gestión de catástrofes en Mombai.
Nueve asaltantes murieron en las operaciones de los comandos indios y uno fue detenido. También perdieron la vida 15 miembros de las fuerzas de seguridad.

Los ataques contra la capital económica de India, emprendidos el miércoles por la noche, tenían como principal blanco a los extranjeros, con preferencia por los estadounidenses y británicos, así como un centro judío. Eso no impidió a los atacantes, armados hasta los dientes, golpear objetivos indios, como la estación de ferrocarril de Mumbai y un hospital, con un saldo de 50 muertos.

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