Pensar que no las dejaban posar ni en bikini...

La escalera es el momento mágico de la revista, el cierre. Una costumbre que viene del Folies Bergere, del Lido de París, de Moulin Rouge, la cuna de este género que en Buenos Aires adquirió sello propio. Hay quienes dicen que no hacen falta peldaños para el momento culminante. Carlos Petit, uno de los empresarios históricos, descubridor de bellas mujeres cuyos nombres hicieron historia, puso una vez un carrusel como gran final. La idea era despertar asombro y admiración, por eso las plumas, las piedras y el gran despliegue. El lujo debía ser necesariamente apabullante.

"Una vedette tiene que ser esa mujer que concita la atención en un escenario, aun estando quieta", dice Ethel Rojo, quien junto a su hermana Gogó, marcó historia, cuando salió desnuda, solo pintada de dorado, para el final. También se refiere a Nélida Roca, apodada en aquel tiempo La Venus de la Calle Corrientes, quien con el solo hecho de poner un pie en el escenario creaba una atmósfera que cortaba el aliento.

También las vedettes de la época debían firmar un contrato donde no podían tomar sol ni salir en bikini, para no derribar el misterio de su cuerpo.

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