Una insólita protesta nudista en oficinas repletas de maestras

No era una modelo protestando por la matanza de animales silvestres. Tampoco un seguidor de Spencer Tunick, el fotógrafo que recorre el mundo en busca de los desnudos masivos. Juan Antonio Vázquez, de él se trata, es un vecino platense que ayer a las 11, cansado de reclamar "por los casos de corrupción", decidió quitarse la ropa en la Secretaría de Inspección de la Dirección General de Cultura y Educación (44 entre 4 y 5) y, sin ningún tipo de pudor, quedar completamente desnudo ante la mirada atónita de las maestras y empleados que a esa hora recorrían el lugar.

No habló con nadie. Ni siquiera amenazó. Entró, se quitó todo lo que llevaba puesto, repartió los papeles donde explicaba los motivos de la protesta y, acto seguido, se paseó sonriente por los pasillos del lugar como si el exhibicionismo fuera, en el fondo y más allá de cualquier reclamo, lo único que a esa hora le provocaba un profundo y sincero placer.

Pero el lugar elegido no fue caprichoso: "Protesto contra las suspensión de clases que se da en muchísimas escuelas -explicó Vázquez un segundo antes de quitarse el pantalón-. Los chicos se reciben sin leer ni escribir. Como vengo denunciando hace años, en nuestro país se dan muchos casos de corrupción. Y por eso mismo ahora me voy a desnudar".

"NOS SORPRENDIO"

Pese a su intensidad, la lluvia de ayer no había alterado el ritmo habitual de las oficinas de la Secretaría. Todo parecía tranquilo. O casi. Cuando Vázquez comenzó su "strip-tease de protesta", los rostros de los testigos ocasionales -la mayoría maestras- se fueron transformando poco a poco. A Vázquez no le importó: recorrió las oficinas totalmente desnudo y, sin dejar de sonreir, se puso a tirar al aire los papeles donde se informaba las razones del reclamo. "Nos sorprendió", resumió un directivo de la Secretaría, quien aclaró que el curioso manifestante "en ningún momento solicitó una entrevista ni pidió hablar con nadie".

Una vez que dio la vuelta entera por el lugar, casi como si fuera el protagonista de su propio y desvergonzado desfile, se vistió nuevamente y salió del edificio sin decir una sola palabra. ¿Quién era?, se preguntó una maestra. ¿Qué quería?, indagó otra. Juan Antonio Vázquez, hay que decir, vive en Villa Elisa y desde hace años viene realizando distintos tipos de reclamos. Tantos que, en realidad, la de ayer no fue la primera vez que se quita la ropa en un lugar público. Anteriormente, en abril de 2007, lo había hecho en la sede del PAMI de 7 y 35. Aquella vez, que terminó con la intervención policial, la queja fue por las demoras en la campaña antigripal y, según dijo, para evitar que su madre resultara enferma.

Tanto el año pasado como ayer, Vázquez explicó que elegía esa forma de reclamar porque es una "gran metáfora. La Argentina es un prostíbulo mafioso, corrupto y genocida. Y los argentinos estamos desnudos ante tanta corrupción".

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