El peligro viaja rápido y sobre vías

La muerte de un adolescente que se trepó al techo de un tren eléctrico en la estación de Temperley por una apuesta, vino de alguna manera a revelar una situación repetida en varias partes del mundo y que, con los trenes como principal protagonista, tiene varios antecedentes que generan preocupación.

El hecho que tomó estado público ocurrió el fin de semana pasado y la víctima fue un chico de 16 años, quien recibió una descarga de 25 mil voltios que lo dejó con el 90% de su cuerpo afectado por quemaduras antes de morir. Según sus familiares, el adolescente habría aceptado la apuesta de unos amigos que proponían darle 50 pesos al que bailara encima de un vagón sin tocar la catenaria.

Claro que el hecho no es el primero que pone en evidencia el riesgo que se vive a diario sobre las vías del Gran Buenos Aires. A fines del año pasado, de hecho, un video casero con imágenes de chicos viajando arriba del techo del tren de la línea Belgrano Sur causó conmoción entre la opinión pública. Los que viajaban allí eran alumnos de una escuela industrial de la zona que subían al techo de la formación porque no tenían lugar adentro. Los filmó un profesor y al poco tiempo los directivos de la línea reforzaron el servicio.

Algo muy similar ocurre todos los días en Yakarta, Indonesia, donde los trenes van tan repletos en las horas pico que la gente monta sobre el techo y viaja agachada, debajo de los cables de alta tensión. En ese país, el año pasado murieron 23 personas electrocutadas arriba de un vagón.

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