Asalto en una inmobiliaria
| 6 de Marzo de 2009 | 01:00

Una inmobiliaria resultó asaltada ayer, pasado el mediodía, por un sujeto armado, que se hizo pasar por un cliente. Sin embargo, tras amenazar al dueño de la empresa, sustrajo unos 7.000 pesos y otros elementos de valor, informaron fuentes policiales.
Ayer a las 13.20, la inmobiliaria Ripa Propiedades, situada en la esquina de 15 y 60, era atendida por su dueño, identificado por la Policía como Leonardo Luis Woodward (57), y una empleada.
En ese momento, ingresó un supuesto cliente, de unos 35 años. El hombre, bien vestido y de buen aspecto, realizó una serie de averiguaciones con respecto a una propiedad.
Lo estaban atendiendo, cuando, sorpresivamente, extrajo un arma de entre sus ropas y encañonó al propietario y la chica.
Sin perder el tiempo en explicaciones, amenazó a Woodward y le exigió que le entregue todo el dinero que poseía.
Sensato ante el peligro que enfrentaba, el dueño de la inmobiliaria accedió y le entregó todo lo que allí tenía: unos 7000 pesos en efectivo, varios cheques, por una suma que no trascendió, y dos celulares.
Una vez reunidos todos esos elementos de valor, el delincuente obligó a sus víctimas a tirarse al piso y escapó con rumbo desconocido.
Ayer a las 13.20, la inmobiliaria Ripa Propiedades, situada en la esquina de 15 y 60, era atendida por su dueño, identificado por la Policía como Leonardo Luis Woodward (57), y una empleada.
En ese momento, ingresó un supuesto cliente, de unos 35 años. El hombre, bien vestido y de buen aspecto, realizó una serie de averiguaciones con respecto a una propiedad.
Lo estaban atendiendo, cuando, sorpresivamente, extrajo un arma de entre sus ropas y encañonó al propietario y la chica.
Sin perder el tiempo en explicaciones, amenazó a Woodward y le exigió que le entregue todo el dinero que poseía.
Sensato ante el peligro que enfrentaba, el dueño de la inmobiliaria accedió y le entregó todo lo que allí tenía: unos 7000 pesos en efectivo, varios cheques, por una suma que no trascendió, y dos celulares.
Una vez reunidos todos esos elementos de valor, el delincuente obligó a sus víctimas a tirarse al piso y escapó con rumbo desconocido.
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