El Rojo sufrió un golpe bien Salaíto en Rosario
| 30 de Septiembre de 2009 | 00:00
ROSARIO.- Defensores de Cambaceres jugó el peor partido del campeonato, y Argentino de Rosario, urgido de puntos por su bajo promedio, le propinó ayer un durísimo cachetazo, al golearlo por 5-1, en uno de los partidos correspondientes a la séptima fecha del torneo de Primera C.
Los gruesos errores defensivos fueron una de las causales de esta dolorosa derrota ante un adversario que no le tembló el pulso a la hora de convertir. Aprovechó cada situación para lastimar a un Cambaceres indefenso, impreciso y carente de ideas.
Si bien el equipo de Ensenada tuvo muy buenos pasajes hasta los 20 minutos de la parte inicial (dispuso de dos chances claras, una en los pies de Diego Jaime y la otra de Damián Manes), sus intenciones comenzaron a derrumbarse a partir del primer tanto del Salaíto, a través de Nicolás Heredia, a la salida de un córner. Luego, la segunda conquista de Heredia (un calco del primer gol) y la de Roberto González, antes de que se cierre el capítulo inicial, sentenció la suerte de un Cambaceres desconocido, que cometió gruesos y numerosos errores, sobre todo en defensa, cosa que no había sucedido hasta esta parte del certamen.
Herido en su amor propio, Cambaceres salió a jugar el complemento con otra actitud y predisposición. Eduardo Borgarelli metió dos cambios de entrada, y aunque no le dio demasiados resultados, encendió una luz de esperanza cuando a los 3 minutos descontó Leandro Seoane, recientemente ingresado. El Rojo trató de volcarse masivamente al ataque, en procura de lograr el heroico empate que jamás llegó.
Argentino, mostrando un juego mucho más simple y efectivo, hizo demasiado daño cada vez que se aproximaba al arco defendido por Martín Zurlo.
Y cuando Cambaceres hacía méritos para alcanzar el segundo descuento, Gastón Gamberini, en una jugada desafortunada, venció su propio arco y el Salaíto consiguió de esta manera la cuarta conquista, a los 33.
Ya disminuido futbolística y anímicamente, Camba bajó los brazos. Y tres minutos después del gol en contra de Gamberini, Roberto González marcó el quinto.
Para Cambaceres fue un durísimo golpe, pues no esperaba que un rival como Argentino, que viene a los tumbos en el torneo, le diera semejante paliza.
Los gruesos errores defensivos fueron una de las causales de esta dolorosa derrota ante un adversario que no le tembló el pulso a la hora de convertir. Aprovechó cada situación para lastimar a un Cambaceres indefenso, impreciso y carente de ideas.
Si bien el equipo de Ensenada tuvo muy buenos pasajes hasta los 20 minutos de la parte inicial (dispuso de dos chances claras, una en los pies de Diego Jaime y la otra de Damián Manes), sus intenciones comenzaron a derrumbarse a partir del primer tanto del Salaíto, a través de Nicolás Heredia, a la salida de un córner. Luego, la segunda conquista de Heredia (un calco del primer gol) y la de Roberto González, antes de que se cierre el capítulo inicial, sentenció la suerte de un Cambaceres desconocido, que cometió gruesos y numerosos errores, sobre todo en defensa, cosa que no había sucedido hasta esta parte del certamen.
Herido en su amor propio, Cambaceres salió a jugar el complemento con otra actitud y predisposición. Eduardo Borgarelli metió dos cambios de entrada, y aunque no le dio demasiados resultados, encendió una luz de esperanza cuando a los 3 minutos descontó Leandro Seoane, recientemente ingresado. El Rojo trató de volcarse masivamente al ataque, en procura de lograr el heroico empate que jamás llegó.
Argentino, mostrando un juego mucho más simple y efectivo, hizo demasiado daño cada vez que se aproximaba al arco defendido por Martín Zurlo.
Y cuando Cambaceres hacía méritos para alcanzar el segundo descuento, Gastón Gamberini, en una jugada desafortunada, venció su propio arco y el Salaíto consiguió de esta manera la cuarta conquista, a los 33.
Ya disminuido futbolística y anímicamente, Camba bajó los brazos. Y tres minutos después del gol en contra de Gamberini, Roberto González marcó el quinto.
Para Cambaceres fue un durísimo golpe, pues no esperaba que un rival como Argentino, que viene a los tumbos en el torneo, le diera semejante paliza.
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